Al despertar por la mañana tengo una extraña sensación levantándome de la cama. Hay un millón de sentimientos encontrados en mí al recordar la actual situación en la que me encuentro: Me pasé un buen rato llorando anoche por mi novia con leucemia a punto de irse del país tal vez para siempre, quien finalmente se quedó, lo que me hace ciertamente felíz. Pero entonces el cáncer sigue ahí, sigue siendo un tema difícil de sobrellevar. ¿Qué tan común puede ser eso?
Greg y Denise se han marchado muy temprano a Birmingham porque no quieren acumular cansancio para mañana en sus trabajos. Entonces volvemos a ser mamá y yo en la casa, como siempre.
Desayunamos en la mesa de diario de nuestra cocina, porque hace un tiempo descubrimos que es mucho más cómodo que llevar todo al comedor y luego traerlo de vuelta al lavavajillas, además la cocina es más temperada, lo cual es muy bueno en estos días del año.
Ahora me siento más apto para tener con mamá una conversación sobre Keyra, y estoy seguro de que ella la traerá al diálogo en algún momento mientras comamos.
—¿manteca o caramelo en tus crepes? —pregunta, moviendo la sartén sobre el fuego de una extraña manera hacia arriba y hacia cada lado. Estoy seguro de que intentará por enésima vez en su vida lanzar el crepe al aire para voltearlo como siempre lo hacen los chefs de sus programas televisivos favoritos. No funcionará, sin embargo. La masa está muy cruda aún, y esa es precisamente la razón por la que nunca logra lanzarlo sin que se rompa por la mitad. —No, creo que aún está muy cruda —dice, respondiendo a mis pensamientos.
Suelto una risa floja. —Manteca, por favor.
—¿cuántos? ¿tres, cuatro?
—Sólo dos —digo. No tengo apetito hoy.
—¡Vaya! —exclama por sobre el sonido del aceite saltando en el aluminio. Espero a que diga algo sobre mi falta de hambre, pero no se refiere a ello cuando vuelve a hablar. —Bien, ¿Crees que pueda saltar ahora?
Me aproximo a ella y miro por sobre su hombro. La masa ya está más o menos dorada. —Sí, debería funcionar ahora—respondo divertido, imaginándome su reacción antes de que eleve la sartén con fuerza.
—¡Woohoo! —Exclama agudizando su voz cuando el crepe voltea perfectamente en el aire. Mamá comienza a dar pequeños saltitos sobre sus talones, sin despegar las puntas de sus pies del suelo. —Ya estoy lista para tener un programa de cocina como Jamie Oliver —bromea. Creo que me he pasado sólo como tres cuartos de mi vida viendo al chef Jamie Oliver en el televisor de la sala, estoy seguro de que si mamá pudiera, se casaría con él.
Cuando ha terminado de hacer todos nuestros crepes, se dirige al congelador en busca de caramelo para ella y manteca para mí. Me dirigo al mesón para ver cómo ha quedado nuestro desayuno, entonces me desternillo en silencio al notar que tres de los seis crepes que hizo están rotos, mientras que la otra mitad ha quedado perfectamente bien. Hizo seis apesar de que yo sólo pedí dos, porque simplemente no puede quedarse tranquila si no ha sobrealimentado a quien sea que vaya a comer con ella, y por supuesto que disfruta llenando al resto de las personas de comida, pero ella jamás come más de lo que necesita.
Como sea, funciona conmigo. Me gusta comer, sólo, no ahora.
— Oh-oh —canturrea. —Nos hemos quedado sin manteca. ¿Te molestaría ir a comprar, cielo?
—No —miento —, claro que no.
Estoy en pijama y me siento cansado, pero voy a ir de todas formas, porque definitivamente no quiero ese caramelo con exceso de dulzor falso sobre mis crepes a las nueve de la mañana. Lo odio, sin embargo mamá insiste en comprarlo porque ella lo ama, más por el hecho de ser light que por su sabor.
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Keyra en las nubes (fanfic n.h)
FanfictionNiall nunca se ha enamorado. En su penúltimo año de instituto, lo único que le preocupa son las tardes de pizza y videojuegos con sus amigos, salir de fiesta y no tener problemas. Hasta que la extravagante hermanastra de su mejor amiga llega desde e...