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Las comisuras de sus labios comienzan a curvarse, como si estuviera en cámara lenta y deja escapar una risita entrometida.

—¿Qué es lo gracioso?

—Nada, sólo... es raro —dice.

Mi atención está dividida entre ella riéndose y la escena en la televisión. Todo está oscuro ahí, pero los protagonistas siguen, como, respirando fuerte.

—¿Raro?

—Raro. Tú sabes, no es incómodo. Pero se siente nervioso. Sólo quería saberlo. —También yo quiero saberlo, y ella aún no responde a la pregunta.

La escena sigue avanzando en frente de nosotros y realmente se siente incómodo estar viendo eso mientras hablamos sobre nuestra propia experiencia sobre el sexo -si es que realmente existe una-.

—¿Podemos, ah, podemos apagar el televisor? —pregunto, al borde de la desesperación por saber si ella lo ha hecho alguna vez y por dejar de oír a esos chicos a punto de tener sexo.

Keyra parece salir de un trance cuando da un brinco y dice.

—¡Claro! —Entonces se acerca sobre sus rodillas hasta el borde de la cama, para estirarse y darle al botón. Pudo apagarlo con el control remoto, pero por alguna razón eligió el camino largo.

Da un salto de vuelta a mi lado, haciendo dar pequeños botes al colchón y se acomoda, cruzando sus piernas. Me mira y sonríe, y ahora todo está en silencio.

—Aún no respondes—digo, tratando de ocultar mi ansiedad.

Su boca se abre en forma de 'o' y sus cejas se elevan, como si acabase de recordar sobre lo que estábamos hablando hace segundos.

—¡Oh! No, claro que no. —niega con la cabeza— Yo... yo nunca he hecho... ah, nada.

No sabía que me importaba hasta ahora. Es un alivio saberlo. Por lo demás, supongo que debería ser algo así como una herida en mi orgullo de hombre tener menos experiencia que ella, o lo que sea. Si es que ese fuera el caso, claro.

Asiento con la cabeza. De pronto siento la necesidad de besarla. Ahora. Sin embargo no lo hago.

En medio del silencio, Keyra vuelve a elevarse sobre sus rodillas en la cama y da dos pasos más cerca de mí. Vuelve a sentarse sobre sus propios talones y se inclina un poco más cerca. Me está mirando, cual científico a su invento, y acerca su dedo índice a mi cara. Por un momento creo que va a quitarme una pelusilla, pero en su lugar, sólo desliza la yema por mi rostro, recorriendo desde la sien derecha hasta la punta de mi mentón. Sus ojos siguen la línea entrecerrados y frunce el ceño con suma concentración. No tengo ni la menor idea de lo que está haciendo, pero me encanta.

Suspiro.

Su dedo continúa el camino, dando la vuelta al rededor de mis labios y sube por mi nariz hasta el comienzo del cuero cabelludo. Entonces su mano se extiende y vuelve a bajar por el costado de mi mandíbula. Se detiene, sin dejar de observarme desde cerca. Está tan concentrada, que su boca se abre levemente, dejando un espacio pequeñísimo en el que sólo puedo ver la parte inferior de sus paletas separadas.

Su mano finalmente descansa por debajo de la parte derecha de mi mandíbula, mientras se acerca más y me besa con tanta delicadeza, que se me pone la piel de gallina.

La separación hace un pequeño sonido. Chuick.

Se aleja nuevamente y su sonria se expande poco a poco. Vuelve a recostarse sobre la cama, su cabello se reparte por todo su al rededor y no deja de mirarme con los ojos muy abiertos desde la almohada. Suspira seria y adopta una posición fetal, dándome la espalda.

Keyra en las nubes (fanfic n.h)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora