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Después de que ella ha dicho que efectivamente no tomó desayuno, me dirijo hasta el mesón de pedidos, donde una de las antiguas cocineras espera. Ella debe estar por encima de los cincuenta años, tiene un poco de sobrepeso tratando de salir por el género de su delantal azul y una mancha de nacimiento en todo el costado de uno de sus ojos. Su sonrisa es bonita. 

—Hola, Macy —Saludo leyendo el papel impreso que leva colgado de su mandil. —¿aún tienes rollos de canela? 

Por la mañana leí el menú de hoy, escrito apresuradamente con tizas de colores en la pequeña pizarra negra que siempre ponen en la entrada de la cafetería. Ahí decía que hoy habría rollitos de canela, sin embargo ya es un poco tarde para desayunar y no puedo estar seguro de que aún queden. La gente aquí es un poco hambrienta. 

—Déjame revisar en la cocina, es posible que ya se hayan terminado. —dice. —Dime, ¿cuántos quieres? —busca en el bolsillo de su delantal una pequeña libreta y un lápiz. 

—Uh —¿Qué tanta hambre podrá tener Keyra? Bueno, son horas sin comer—, cinco, por favor. —respondo y observo cómo ella escribe con una horrorosa caligrafía sobre la libretita. Es posible que ella haya escrito el menú sobre la pizarra. 

—Bien, tendré que revisar. 

—Por favor, Macy, tengo una chica que impresionar allá. —Ruego con exagerada desesperación, juntando mis manos a la altura de mi pecho, con los pucheros y todo. Ella entra en la cocina riéndose y vuelve pocos segundos después. 

—Debe ser tu día de suerte, cariño. 

—Oh, genial. —digo. —Es probable que yo termine comiendo todo eso de todas formas. Mi novia come como un polluelo. 

«Mi novia»

Eso suena bien.

Macy se desternilla cuando estoy a punto de recibir dos platos con tres rollos en uno y dos en el otro. Los apoyo sobre el mesón, para pensar qué pediré para beber. Macy me pregunta quién es mi novia, y yo me hago a un lado para permitirle la vista hacia ella. —Ella. Su nombre es Keyra—digo orgulloso. 

Keyra nos está mirando también, y tengo la sensación de que no ha dejado de hacerlo, al menos desde que Macy comenzó a reírse porque, vaya, su risa no pasa desapercibida. —Es un poco timida. —digo. Ella sonríe mientras prepara un par de malteadas de un extraño color verde. Le hace un gesto con la mano, Keyra sonríe con el ceño fruncido, pero igual responde al saludo. 

—Ella es muy linda —dice. 

Keyra formula una pregunta con el movimiento de sus labios. «¿Qué haces?», respondo del mismo modo «No es nada», con un gesto de restarle importancia. 

Vuelvo mi atención a Macy. —Es hermosa—digo. —Ni siquiera sé qué hace saliendo conmigo—vuelvo a bromear. Aunque me he hecho la pregunta antes de todos modos, pero no es algo que me quite el sueño, mi autoestima no está más abajo de lo normal ni nada de eso. 

La risueña cocinera vuelve a soltar una carcajada y creo que ya es hora de volver a la mesa. —Bien, iré a dejar la comida. Uh—pienso nuevamente qué podría querer para beber —, quisiera dos iguales a esas —digo, indicando a las malteadas que acaba de preparar. 

—Dos malteadas para el caballero y su novia Keyra —dice. Es gracioso que ella sepa ahora el nombre de mi novia, pero no el mío. 

—Gracias, Mace —digo y le guiño un ojo. 

Una vez que he dejado los rollitos sobre la mesa y he traído también las malteadas, busco la mirada de mi novia, inclinándome hacia abajo hasta que sus ojos me vean a mí en vez de la comida repartida frente a ella. —¿Qué tal? —consulto. 

Keyra en las nubes (fanfic n.h)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora