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Después de hablar con mamá he salido a caminar un poco por el campus. Aún seguía lloviendo, pero con un buen abrigo y un paraguas no se me complicaron las cosas, de hecho, fue muy agradable. 

Lo gracioso fue que aún llevando años estudiando en este instituto, descubrí un nuevo lugar. Estaba caminando, andando por ahí y por acá, sin pensar mucho en las direcciones hacia las que me movía, sólo disfrutando de la noche y la lluvia, y esperando que no hubiese ningún guardián de pasillo en los patios. Entonces me encontré a los al rededores del gimnasio y, unos metros más allá de la pared trasera, una puerta. Una vieja, fea y mojada puerta de latón. Estaba oxidada y yo sabía, por alguna razón, que no debería pasar por ahí. Pero mi excusa es que estaba abierta y que eso significaba que era bienvenido a cruzarla. 

Entré. Y no había nada extraño o secreto, y dejé de sentirme como si estuviese en una escena de película real-maravillosa. Porque había sólo un riachuelo y una fea banca de madera, como si alguna vez todo eso hubiese sido uno de los miles de patios del campus, pero que se dejó de usar, o qué se yo. 

No me senté sobre la banca, me paré sobre ella. Todo estaba lleno de pasto maleza extremadamente largo y descuidado. 

Pensé en Keyra al instante y la imaginé de día, conociendo este lugar y asombrándose demasiado, mirandolo todo, sentándose sobre el respaldo de la banca y suspirando ante tanta belleza. Y decidí que iba a mostrárselo un día de éstos, porque sólo ella disfrutaría de él en vez de decir algo como "¿Y bien? ¿Qué es esto?" 

Cuando vuelvo a mi habitación, sólo la luz de lectura de Harry está encendida y el yace de espaldas sobre su cama, sus pies en la pared la pared y lanza una pelota de tenis al lado de ellos. La recoge en la cama y vuelve a lanzarla.

—¿Te pasa algo, Harold?

—Creo que no le gusto a Brandy. 

Abro mi paraguas y lo dejo estirado fuera de la habitación, junto a la puerta. Luego la cierro detrás de mí. Me quito el abrigo y lo lanzo a la cama, y después a mí mismo. —Hombre, ¿Qué te hace pensar en eso? ¡Se mensajean todo el día! —Me río, pensando que se está convirtiendo en una nena. 

—Porque Megan coqueteó conmigo hoy. Y ella es su amiga. Digo —, se incopora sobre la cama y me mira abatido —¿Si yo le gustara a Brandy, no lo sabría ella?

No puedo evitar mofarme un poco al escuchar lo que dice. No porque sea absurdo, de hecho tiene sentido. Pero ¿Qué diablos tiene Megan entre manos? 

—Niall, estoy hablando en serio aquí. 

—Lo sé, —digo, tratando de reprimir mi sonrisa burlezca —lo siento. ¿Qué hizo Megan? ¿Cómo coqueteó contigo?

—Qué importa eso. 

—No, no —Insisto, —Claro que importa, Harry. 

Suspira. —Bueno, no lo sé. Uh... Se acercó después de historia, tú sabes, como hacen las chicas para llamar la atención, tocándose el cabello y sonriendo más de la cuenta. No fue nada en concreto, pero no es algo común que ella y yo hablemos, ¿entiendes? Quería pedir mis apuntes prestados, nada más. 

—Sí, sí —Asiento, enérgico. Ella está buscando algo, no está coqueteando con Harry. —Seguro Brandy no sabe nada de eso, Harold. Es que Megan también habló conmigo hace unos días, ¿recuerdas cuando estuvimos en la cafetería con Lou y Keyra? Ella está haciendo, como, alguna cosa rara. No está coqueteando contigo porque le gustes. —Digo. Intento bromear un poco con él, para cambiar esa cara de derrota —No te creas tan apuesto. 

—Oh, gracias, hermano. —Responde irónico, pero su cuerpo se relaja de todos modos, y sonríe un poco también. 

—Relájate, hombre. Brandy sigue en el camino. 

Keyra en las nubes (fanfic n.h)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora