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—Ella está bien. Puedes ayudarme aquí, será bueno para ella ver un rostro conocido ahora. Escucha, esa mascarilla va en tu rostro, no en tus manos—me ordena —Ahora úsala y ve a hacerle preguntas para mantenerla despierta. No queremos que se duerma.

—Bien, sí. —acato, me doy vuelta en dirección a Keyra, pero no tengo la menor idea de qué preguntas debo hacer. —¡Espere! —llamo a la enfermera. Se voltea nuevamente. —¿Qué le pregunto?

—¡Lo que sea, hijo! Sólo mantenla despierta.

—Sí, sí —digo—. Claro.

Me acerco hasta la camilla. El ruido y el movimiento me tienen más nervioso de lo que debería estar. «Es sólo un desmayo», me recuerdo. Sin embargo me arrastro en mi propia piel cuando la veo cubierta por una máscara de oxigeno.

—Amor—susurro agitado aún. Me mira y puedo decir que está intentando sonreír, pero no lo hace realmente. —¿Te sientes bien?

Cierra los ojos y confirma con un movimiento leve de cabeza.

—Estoy cansada, pero dijeron que no duerma—dice, su voz amortiguada por la silicona. —Pero me estoy durmiendo sin quererlo. —Sus ojos siguen cerrándose como si estuviese en modo automático y su cabeza se relaja de a poco.

—Bebé, no te duermas. Dime, ah, dime tu nombre. Completo.

—Keyra. June. Johnson. —responde pausado. Pestañea muy lento.

—¡Muy bien! —la aliento con una sonrisa. —¿Sabes nadar, bebé?

—No.

—Ah... —chasqueo con los dedos. —Tu perfume. Qué aroma tiene tu perfume.

—Duraznos.

—¿Tu pasatiempo? ¿Cuál es?

Comienza a dormirse de nuevo.

—Keyra, amor, no te duermas—insisto acariciando su mejilla. —Dime cuál es tu pasatiempo.

—Dibuj-jar.

—¿Por qué?

—Porque... —toco su piel de nuevo para hacerle reaccionar y abre los ojos. Sé que está esforzándose mucho. —porque me ayud...

—Muy bien hecho, cariño —dice de pronto la enfermera que me dió la misión. —Ya está todo dispuesto, vamos a llevarla a la clínica y me encargaré de que no se duerma en el camino. Nos vemos ahí.

—Pero...—quiero decirle que necesito ir con ella en la ambulancia, pero se encarama sobre la plataforma y cierra las puertas de la camioneta antes de que pueda hacerlo, entonces el vehículo se aleja rápidamente hasta la salida.

No tengo tiempo para quejarme, por lo que me volteo y salgo de ahí para buscar a Toffee.

—¡Niall, rápido! —grita desde la minivan de Will. —¡Vamos, hombre!

Corro hasta allá y me subo sin pensarlo en los asientos traseros junto a mi amiga. Will conduce y Mike está en el asiento del copiloto. No creo que sea el momento de preguntar cómo están, sino qué diablos pasó, pero Mike se encarga de hacer la pregunta antes.

—¿Puedo saber qué infiernos le sucedió ahora?

—Fue de la nada. Literalmente —dice Toff. —Liam y yo estábamos con ella antes de que se desvaneciera y todo iba bien, estábamos sentados teniendo una conversación común y corriente, de pronto se levantó camino al baño y cayó al suelo. No se golpeó en la cabeza; antes de que lo pregunten.

—Dios, cuándo va a terminar ésto—Mike suspira. No quiero pensar que está apenas comenzando.

Al llegar a la clínica, nos espera un hombre que ronda los treinta años vestido de blanco al igual que todas las personas ahí. Le explica a Will en breves palabras que todo está bajo control y sólo necesitan dejar a Keyra en observación por algunas horas.

Keyra en las nubes (fanfic n.h)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora