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—Es terminal—digo cuando mamá abre la puerta. —Va a morir. Keyra va a morir.

—Dios mío, Niall— dice, quedándose sin aliento, y me abraza. Comienzo a llorar al primer contacto.

No puedo creer que esto esté pasando. Después de todas las veces en que he pensado sobre las posibilidades de que Keyra muera, me doy cuenta de que en realidad jamás le tomé el peso, porque nunca creí que en realidad pudiese suceder. En el fondo estuve convencido siempre de que iba a mejorarse a pesar de todo. ¿Y ahora, qué se supone que haga? ¿Sólo esperar a que suceda? ¡Joder, no puedo! No puedo siquiera imaginar cómo sería mi vida sin ella si apenas puedo pasar unos días sin verla ahora.

Yo no existo sin ella, ¿qué clase de jugarreta de mierda de la vida es esta? ¿Cómo Dios, o el destino, o lo que sea que esté manejando al mundo podría hacerme conocer a Keyra y enamorarme de ella y luego sólo dejar que muera?

—Tengo que buscar mis cosas—digo de pronto, separándome de mamá y obligándome a dejar de llorar. Camino a mi dormitorio y ella me sigue por las escaleras.

—¿Vas a volver a la clínica? —pregunta. Está medio llorando ahora.

—Sí, tengo que volver.

Dentro de mi cuarto busco la loción de afeitar y el after shave, los meto al azar dentro de mi mochila y camino al baño para sacar mi cepillo de dientes, mi desodorante y algunas otras cosas. Cosas que no saqué de mi habitación en el instituto, pensando que hoy sería un día normal, con tiempo suficiente para venir a casa y sacarlas de aquí con calma. Pero claro, últimamente mis planes siempre se joden. Hoy ha sido El Gran Día, sin embargo. El día más jodido en la historia.

—¿Van a decírselo ahora? —pregunta mamá. Por un segundo veo su reflejo en el espejo del baño. Está apoyada en el marco de la puerta, abrazándose a sí misma, preocupada, confundida y con los ojos vidriosos.

—No lo sé—digo. —No sé nada ahora mismo.

Sorbo por la nariz, sin dejar de moverme de un lado a otro. Camino de vuelta a mi habitación y abro el armario, pero luego me doy cuenta de que lo más probable es que ni siquiera me cambie de ropa hasta que esté de vuelta en casa por la mañana.

¿Qué tal si me quedo durante todo el día en la clínica? Eso puede suceder también. No quiero hacerlo, porque no quiero ver a Keyra y perder la cabeza imaginando cuando muera. Ni iquiera sé cuánto tiempo queda, no quiero saberlo.

La punzada en mi pecho sigue doliendo más y más por cada nuevo pensamiento que tengo. Joder, nada tiene sentido. Ni una sola mierda en mi vida.

Saco una camiseta y unos tejanos de todas formas, porque no sé qué va a suceder mañana. Me volteo a buscar mi mochila para meter la ropa dentro, pero no la veo gracias a la adrenalina que me mueve con demasiada rapidez y el agua en mis ojos no dejándome enfocar las cosas. Algo me impide simplemene detener mis ojos sobre los objetos, en vez de ver todo a la vez y sentir que giro en todas direcciones.

—¡Mi mochila, joder! Dónde la dejé— sollozo, enojado.

—Niall...

Al fin la encuentro y no se ha movido de la superficie de mi cama, donde la dejé hace un minuto. Tengo que volver a la clínica rápido y sigo perdiendo el tiempo en esto.

—Niall...

Supongo que estoy listo. De todos modos, ¿qué importa si olvido algo? Nada es importante. Nada de esto.

—¡Niall! —mamá exclama y me atrapa con sus brazos pequeños. —¡Necesitas calmarte, hijo!

—No necesito calmarme, necesito volver a la clínica. Will está diciéndole a Mimi y Mayra y yo tengo que ir porque no sé cuándo Keyra va a morir y no sé qué se supone que va a suceder ahora, pero Will está esperandome. Y Keyra está esperándome. —A medida que hablo, comienzo a botar la adrenalina de mi cuerpo y a tener conciencia del tiempo y del silencio que hay en mi casa, a excepción de mi voz. —Le dije que iba a volver en menos de una hora —musito. Cuando vuelvo a abrir la boca, estoy llorando de nuevo. —Y ni siquiera sé si ya ha pasado más de una hora, o menos.

Keyra en las nubes (fanfic n.h)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora