Capítulo 12 (Pt.1)

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Sage no podía entender como era que su amiga podía ser tan olvidadiza. Era muy común que siempre estuviera dejando sus cosas en cualquier parte. De ellas dos, Sophie era la más responsable y la más legal a la hora de trabajar, pero su único defecto era la terrible memoria que esta poseía para los pequeños detalles.

Ahora, por culpa de la olvidadiza de Sophie, tenía que hacer una desviación del camino a su casa hasta el departamento de su amiga. Claro que podía haberle llamado a su celular y haberse ahorrado esa molestia, pero la muy pendeja de su amiga traía el celular apagado. ¡Gracias! También podría haber guardado la camisa y habérsela dado el día de mañana, pero la curiosidad sobre lo ocurrido con Loki y Erick le carcomía por dentro. Es por eso que ahora se hallaba frente a la puerta del departamento de Sophie para conseguir matar dos pájaros de un tiro.

Toco a la puerta esperando no interrumpir una agradable reconciliación entre el pelinegro y su amiga. La puerta se abrió y dejo ver al hombre de la casa, con la toalla en la cabeza y una fruta en la mano.

— No entiendo cómo es que puedes olvidar las... — se detuvo cuando la vio en la puerta mientras ella le sonreía divertida—. ¿Qué quieres?

— Vaya forma de recibir — verdaderamente aquel tipo podía ser muy molesto cuando se lo proponía, pero también muy interesante y divertido de observar: todo un ser humano con problemas para controlarse —. Por cierto, me encantó el trancazo que le lanzaste a Erick, si algo te consuela, tu tenías todas las de ganar, tigre — le comento mientras ponía sus manos en los hombros de él, con ánimos de felicitarlo.

El hombre levanto la ceja completamente confundido, cosa que le pareció gracioso a Sage, la cual no pudo evitar soltar unas ligeras risas, después, simplemente, le agradeció, aun denotando confusión. Sage no pudo contener las risas y él solo pudo carraspear la garganta.

— ¿Qué quieres, Sage?

Ella le entrego la bolsa indicándole que necesitaba ver a Sophie para darle la blusa olvidada y poder hablar con ella.

Para la desgracia de la pelinegra, el hombre le dijo que se la entregara a ella en el centro de salud. ¿Acaso el hombre se la estaba ocultando?

— ¿Cómo se lo voy a dar en su consultorio, si ella está aquí? ¡Dah!

— No, ella no ha llegado.

Era completamente mentira, en recepción le habían indicado que había salido hace más de media hora, así que ella tenía que estar aquí, el auto lo delataba.

— Pero ella no ha llegado... — el ojiverde guardo silencio por unos instantes, para después abrir los ojos como plato y salir corriendo del lugar, dejando su toalla atrás.

— Hay no puede ser — se quejó Sage, este hombre le encantaba huir de todos lados, además era un completo idiota. Aventó la bolsa con la camisa dentro del departamento, para después cerrar la puerta de la entrada —. ¡Loki, espera!

Salió tras de él, pero en cuanto vio que tomo el camino de las escaleras, soltó un gruñido. Ella ni loca bajaría escaleras con botas de tacón alto, podía correr con ellas, pero no era muy buena subiendo y bajando escalones. Tomo el camino del ascensor para poder alcanzar al desaliñadoForrest que estaba corriendo como si no hubiera un mañana. Se sorprendió que cuando llego a la planta baja encontró a Loki parado frente al edificio observando el coche. ¿Cómo mierdas había llegado tan rápido? Trato de correr para acortar la distancia entre los dos, pero al estar a su lado no pudo aguantar más y comenzó a respirar agitadamente, necesitaba recuperar oxigeno lo antes posible, hizo una nota mental sobre que tenía que hacer ejercicio, verdaderamente su condición física era un asco.

Aura©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora