Capítulo 29 (Pt. 1)

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WATCH OVER YOU/HUMANO

I. Libertad

Aquella mirada tan penetrante seguía sobre él. Esos ojos verdes lo observaban con pena y lo torturaban.

Desvió su mirada, tratando de perder de vista aquellos ojos, más lo que siguió fue igual de terrible: el cuerpo de ella se encontraba destrozado, ensangrentado. No pudo evitar el retroceder unos pasos por el asombro, se llevó una mano al cabello para acomodarlo, un hábito que había adquirido con el tiempo, mas algo húmedo lo hizo detenerse. Bajó su mano y observó como esta se encontraba llena de sangre. Observó su otra mano y se encontró con una cuchilla larga y brillante, chorreando de sangre. Soltó el arma, sintiéndose aterrado. Él no podría, era imposible que él lo hubiera hecho, mas su mente le lanzaba cada imagen donde indicaba lo contrario. Él la había masacrado, él era el único culpable... Él era un monstruo.

El rostro de la mujer mostraba una mueca desagradable que no hacía más que provocarle aquel temblor que tanto odiaba. Se lo merecía, ¿cierto? Ella mismo se lo había buscado, ¿no es así? La figura de la mujer poco a poco se fue transformando, dejando atrás sus verdes ojos para volverse en unos de color chocolate, su rubia y ondulada cabellera se transformó en una castaña y lacia. El terror lo inundó cuando se percató de que realmente no era Amora la mujer atada en aquella pared, sino más bien que se trataba de Sophia, la mujer que había masacrado y torturado hasta dejarla en aquel estado, para luego extirparle la creatura que apenas se formaba en su vientre, la cual había devorado minutos antes.

Cayó de rodillas y, mirando al cielo rojizo sobre de él, soltó un potente grito de dolor. Había matado a la mujer que más amaba. ¿Qué otra prueba quería para darse cuenta de que realmente él era un monstruo?

Loki...

Aquella potente voz, junto a los pequeños golpes en el cristal lo despertaron de aquella pesadilla que lo había estado torturando por toda la noche.

Se alzó sobresaltado y fijó rápidamente su vista hacia su costado, en donde se encontró con el otro dios, el cual le sonreía de manera ridícula. Se restregó la cara con la mano, en un intento por espabilarse, y aprovechó para maldecir entre dientes. Había dormido, de nuevo se había quedado dormido. Después de haberlo estado postergando durante varios meses, al fin había cedido ante el cansancio, perdiendo todo aquel esfuerzo que había hecho para no hacerlo.

Había estado evitando el dormir para no encontrarse con aquellas imágenes tan aterradoras que su mente se empecinaba en mostrarle. No podía culpar a su guardián, puesto que él no se dedicaba a sus sueños, más si podía hacerlos a sus miedos, lo cual no lo dejaban vivir en paz dentro de aquella prisión a la que ahora llamaba hogar.

Aquellas imágenes se le habían estado presentando desde la noche aquella, después de la batalla con la hechicera, en la que intentó dormir, pues el cansancio era demasiado, mas no logró descansar, puesto que las pesadillas se habían enfocado en torturarlo. Y lo mismo había sido cada vez que intentaba dormir; y ya estaba harto de todo aquello.

Se estiró, intentado aparentar normalidad, mientras soltaba un bostezo falso. Analizó todo a su alrededor. Su almohada estaba húmeda, al igual que sus ropas y su cabello, se encontraban empapados en sudor, algo más que agradecerle a la maldita pesadilla. Se giró para dejar de ver a Thor, luego, arrugando el ceño, se tronó el cuello en un intento por liberar tensión de su cuerpo.

— ¿A que debo la visita de mi querido príncipe a mis aposentos? — preguntó mientras bajaba los pies de su cama y fijaba sus ojos al suelo. No tenía el humor suficiente para tratar con Thor, ni mucho menos de querer verlo.

Aura©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora