Capítulo 21 (Pt. 1)

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HABILIDAD

Despertó tranquilamente mientras abría pesadamente los ojos. Sentía como si hubiera pasado una eternidad recostada sobre aquella cama, puesto que se sentía repuesta.

Giró sobre su cuerpo, quedando recostada boca arriba, por un momento tuvo la sensación de que podría caerse al suelo, pero al estirar la mano se percató de que aún había más espacio en la cama. Ante aquello, pestañeó unos momentos, tratando de enfocar, ya que aún veía difuso. Palmeó varias veces a sus lados y, cuando su vista logró ser clara, se dio cuenta que se encontraba sola en aquella amplia cama.

— ¿Loki? — preguntó en voz baja, mientras un vacío comenzó a inundarla.

Cuando no escuchó respuesta, tras varios segundos, se incorporó pesadamente en la cama, mientras cubría su desnudez con la fina sabana que había usado para dormir. Buscó con la mirada algún indicio del paradero de su amante, pero solo se encontró con aquel silencio y aquella sensación de soledad que le estaba taladrando el alma.

Loki se había ido y la había dejado en aquel lugar como si se tratara de nada. Al parecer solo le había importado el sexo y el satisfacer aquel deseo que tenía guardado en lo más bajo de su ser.

Se llevó una mano a la boca y, debido al dolor que comenzó a experimentar, empezó a llorar.

¿Cómo había sido tan tonta al creer que realmente le importaba a Loki, a ese dios que era ruin y perverso? Como siempre, se había dejado llevar por el momento y había creído algo que no era. Tal vez si, el dios se había mostrado tierno y muy dulce en todo momento y pareció ser que realmente le importaba todo lo que ella sintiera. Pero había olvidado algo muy importante en todo aquello: Loki era el dios de las mentiras.

Se sintió sucia y humillada, ¿Cómo había vuelto a caer otra vez? Confió ciegamente en el hombre, porque algo en su interior le aseguraba que todo era verdad y aun se lo seguía diciendo.

Se llevó una almohada a la cara y, apretándola contra esta, soltó un potente grito que, el cual le desgarró la garganta, fue ahogado por la almohada. Había sido tan tonta para creer que había bondad en aquel hombre, había sido tan estúpida que quiso negarse a creer que las palabras que le había dicho días atrás, durante su visita en la celda de él, se trataban de mentiras. Pero al parecer, el dios le había dicho la verdad aquel día: ella solo era una diversión, una herramienta que le ayudaría a recuperar su magia.

— Maldición — gruñó entre dientes mientras soltaba la almohada y se recostaba sobre la cama.

Cerró sus ojos y comenzó a llorar. Por un momento, todo aquello le pareció ajeno: el como Loki le había dicho las cosas y el como ahora se levantaba de aquella cama y este no estaba. Tal vez estaba malinterpretando las cosas, tal vez Loki no se había ido y pronto volvería. Pero también era posible que este se hubiera ido.

Cualquiera que haya sido la opción, lo mejor para ella era seguir adelante. Si algo aprendió durante su vida es que todo es cuesta adelante. Ya no quería seguir sufriendo más, y aquello le dolía como si se tratara de hiel recorriendo sus venas. El dolor era inevitable pero el cómo lo tomaba ella era lo que podía controlar.

— Ya no más — se dijo mientras se llevaba sus manos a la cara y comenzaba a limpiar sus húmedas mejillas.

Esa mañana se levantaría, se pondría algo de ropa cómoda, y trataría de evitar que todo aquel dolor se reflejara. Necesitaba saber a dónde se había ido Loki y sabia de alguien a quien podría recurrir.

¡Buenos días, Señorita Lerman! — escuchó una voz etérea, inundando toda aquella habitación, con una canción, que ella muy bien reconocía, de fondo.

Aura©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora