Capítulo 29 (Pt. 2)

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WATCH OVER YOU/HUMANO

VIII. Pesadilla.

La sangre seguía ahí, en sus manos, chorreando, manchando todo a su paso. Y la imagen del cadáver destrozado de Sophia —o lo que quedaba de el— no dejaba de perseguirlo. A donde sea que volteara, aquella imagen lo perseguía, atormentándolo y haciéndolo vivir un maldito infierno.

La voces lo atormentaban, lo acusaban; aquellas manos a su alrededor, danzantes y encostradas, también lo señalaban, uniéndose a las voces las cual no dejaban de murmurar su nombre.

Un temblor le sobrevino, sintiéndose completamente perdido, desahuciado. Primero fue violento, para luego volverse poco a poco suave, hasta que el dulce aroma a lirios lo embriagó, junto al susurró de su nombre, lo hizo despertar sobresaltado.

Frente a él el rostro llenó de miedo de Sophie lo recibió. Su propia respiración era agitada, su cuerpo estaba completamente sudado y podía sentir como su nariz comenzaba a sentirse caliente.

— Loki — susurró con dulzura la mujer, sentándose sobre sus piernas y comenzando a limpiar el sudor con el lado de su sabana. Había vuelto a tener pesadillas. — Ya pasó, estoy aquí...

Los latidos del hombre eran potentes y agitados. Enfocó su vista en los castaños ojos de Sophie, tratando de secar aquella imagen tan aterradora de la mujer. No podía entender cómo es que podía amar tanto a una mujer en la realidad y matarla en sueños mientras duerme a su lado. Llevó sus manos a las mejillas de la castaña, buscando sentir su calor, que aquello era la realidad y que lo otro solo eran imágenes falsas, simples pesadillas. Acercó su frente a la de la mujer, buscando sus cercanía y su sustento. Ahora lo necesitaba más que nunca.

— Perdóname... — le susurró, impulsado por el deseo de redención por haberse atrevido a matar a su mujer, de nuevo, en sueños. — Lamento... no haber estado aquí antes...

Ella le sonrió, negando con su cabeza, para luego llevar una de sus manos a la mejilla del dios y la otra al pecho desnudo del mismo, sintiendo su corazón, el cual parecía relajarse, muy lentamente.

Loki se sintió seguro por unos instantes, protegido. Deseó con todo su ser permanecer de esa forma, evitando el volver a dormir. Pero todo se vino abajo cuando un potente grito llegó desde el pasillo.

Sophia se puso de pie con rapidez con Loki detrás de ella. Salieron en busca de dónde provenía el grito, recalando en la habitación del menor de la casa. La mujer encendió la luz de la habitación, iluminado todo el lugar y a Alberick sentado en su cama, aferrado a sus sabanas con mucho esmero, mientras su pequeño rostro se veía empapado por el llanto.

La castaña no reparó en acercarse y sentarse a su lado, limpiando su carita con sus pulgares. El niño se apresuró a lanzarse a los brazos de su madre, buscando refugio, igual que él unos minutos atrás.

— Ya mi niño...

— Loki... — lo llamó con su voz quebrada, haciendo que el corazón del aludido se encogiera. — Tengo miedo. Mami, dile a Loki que no me deje solo...

Sophia posó sus ojos sobre el dios y le dedicó una sonrisa, pidiéndole que se acercara. El moreno obedeció para luego situarse al otro lado de la cama. Aun no terminaba el hombre de sentarse, cuando los cortos brazos del niño ya lo habían rodeado en un abrazo, mientras rompía en llanto, dejando al dios completamente aturdido.

— No quiero que te vayas... — comenzó a susurrar mientras lloriqueaba. — No quiero que te pase nada...

Loki acercó sus brazos al pequeño cuerpo, dándole pequeñas palmaditas en la espalda.

Aura©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora