Capítulo 27 (Pt. 3)

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HECHICERA

Thor había observado como sus amigos habían desaparecido por el portal. Era algo poco común de observar, mas viniendo del guardián de su hermano parecía ser algo completamente normal.

Observó a la mujer, la cual aún seguía viendo hacia donde estaba la fuente. Aun había trabajo por hacer y no podía descuidarlo. Si su hermano quería proteger a esta mortal, él también la protegería con su vida. De eso no había ninguna duda.

— Sophia... — comenzó mientras posaba su mano sobre el hombro de la mujer.

— Loki está encerrado en una de las prisiones del palacio, en lo más profundo de este — soltó sin más, interrumpiendo al rubio. Su tono de voz había sido débil, pero sereno.

— ¿Cómo lo sabes? — preguntó con asombro. — Pensé que no se podía contactar con él.

— No sé a qué se deba, pero por un instante logré saber en dónde estaba Loki — respondió sin dejar de ver hacia el frente, parecía ausente y distante, algo extraño en ella.

— ¿Y cómo está? — se animó a preguntar, temiendo lo peor.

La mujer soltó una pequeña exhalación y, por primera vez en esos momentos, giró su rostro hacia el rubio y lo miró con algo de preocupación y dolor.

— Lo están torturando — dijo un tanto acongojada, mostrando emociones de nuevo. — Y está sufriendo mucho, lo sé porque yo viví sus dolores.

La sangre se le heló y el corazón comenzó a bombearle aceleradamente. Su hermano de nuevo estaba encerrado en aquel lugar. En verdad era el peor hermano de todo el mundo, puesto que había permitido algo que él mismo había jurado que nunca le pasaría de nuevo.

Su agarre sobre Mjölnir se acentuó y soltó a la mujer. Por más que desearía ir por su hermano, debía antes de asegurar el bien de Sophia, al menos eso podía ayudar en su deuda con Loki. Tragó saliva y dio un ligero suspiro. Había que dar prioridades a las cosas.

— Sophia, debo de ponerte a salvo — su voz era suave, pero demandante. — Te llevare hasta Midgard y yo mismo me asegurare de que estés a salvo.

Thor la sujetó de la muñeca suavemente, intentando guiarla por los pasillos. Más no pudo mover a la mujer, ya que esta se había plantado en el lugar.

— No pienso irme de aquí hasta saber que Loki está bien — soltó posando sus ojos sobre el dios, su mirada era desafiante y llena decisión.

— Pero Sophia, tu seguridad... — intentó persuadirla.

— ¡AL DIABLO MI SEGURIDAD! — gritó fuera de si tras haberse soltado del agarre del dios, sorprendiéndolo. — Estoy harta de que busquen persuadirme con eso. ¡No soy una damisela en peligro para que traten de ponerme a salvo! Puedo defenderme sola. Sé que no tengo grandes poderes, pero sé que si lo intento, puedo hacer algo para ayudarlo... No puedo dejar al hombre que amo a la deriva, sufriendo de esos tormentos tan... inhumanos.

Thor la observó expectante. Sus ojos reflejaban una preocupación por Loki que él nunca antes había visto en otra persona, más que en él. Por mucho tiempo, pensó que nadie sería capaz de amar a Loki en la forma en que lo hacia él. De hecho, debía de confesar que había momentos en los que sentía envida de su madre ya que esta se mostraba muy cariñosa con Loki. Sabía que su amor hacia el moreno era algo obsesivo y posesivo, pero creía que con ello era suficiente para tenerlo siempre a su lado y así poder protegerlo.

Más eso fue su más grande error. El creer que con solo amarlo y poseerlo de esa forma seria suficiente para él, cuando creía que lo acercaba más a él, lo único que hacía era apartarlo. No podía ver el daño que le estaba causando al dejarlo siempre de lado en sus logros. Estaba ciego por el poder, que nunca se dio cuenta que él mismo era el constructor de la desgracia de su propio hermano. Su grandeza se había hecho tan grande que había comenzado a asfixiarlo, encontrando refugio en las sombras, lo oscuro.

Aura©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora