Capítulo 11 (Pt. 2)

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Salió del baño envuelto solo en una toalla. El calor del agua lo había relajado y había ayudado a superar su estrés y ansiedad, cosa que agradeció infinitamente. Había soltado y destensado el cuerpo, dio un largo suspiro mientras se dirigía a su cuarto por algo que ponerse.

No sabía porque se había puesto así ni porque aquella sensación lo había abrumado. Había pasado por un largo tiempo viviendo experiencias nada agradables en su asquerosa celda, que todo lo que le recordara a aquello lo tensaba de manera sobrehumana. Volvían a su mente como le desgarraban parte de si cada vez que entraban en el con una estocada sin si quiera él desearlo. Recordaba como golpeaban y rasgaban su cuerpo con sus dagas, vino a él un recuerdo de las tantas veces que se negó y forcejeo para que no lo tocaran que uno de aquellos guardias lo atravesó con una daga por el abdomen, sintió de nuevo como la sangre recorría por su piel y, por el golpe, por su esófago hasta salir por su boca.

Decidió dejar de pensar en ello, no quería perder la serenidad que había recuperado gracias a la ducha. Tomo algo de ropa abrigadora y comenzó a cambiarse. Sabía que en cualquier momento le tendría que dar una explicación a Sophie sobre del por qué había huido, así que comenzó a idear algo creíble, no quería poner en evidencia nada sobre su verdadero pasado, sabía que podía lastimarla. "Y a ti, ¿qué te importa si la lastimas o no? Deberías pensar en matarla y quedarte con su fortuna" dijo una voz sombría dentro de su mente, la cual ya tenía tiempo sin escuchar y mejor decidió ignorar.

Salió del cuarto ya vestido con toalla puesta sobre la cabeza, aun tenia húmedo el cabello, cuando su estómago comenzó a rugir. Se llevó una mano al abdomen y recordó que, gracias a todo ese embrollo de la pelea, no había comido. Fue a la cocina a buscar algo que comer, buceo en el refrigerador y encontró algo de fruta, la tomo, la lavo en el grifo y se fue al sillón a comerla, mientras esperaba que a que Sophie llegara.

Todavía no daba el primer bocado a la pera que había tomado cuando la puerta se escuchó sonar. Gruño molesto, esa tonta mujer había olvidado sus llaves, de nuevo él tenía que abrirle la puerta para que pudiera entrar. Se puso de pie, fue hacia la puerta y la abrió.

— No entiendo cómo es que puedes olvidar las... — se detuvo al ver quien estaba la puerta, enarco una ceja curioso —. ¿Qué quieres?

— Vaya forma de recibir — se quejó Sage mientras le sonreía. Traía aun su bata de consulta y cargaba una bolsa de plástico con un nudo en la mano derecha —. Por cierto — puso sus manos en los hombros de él, sin soltar la bolsa —, me encanto el trancazo que le lanzaste a Erick, si algo te consuela, tu tenías todas las de ganar, tigre.

Loki levanto más la ceja, pero en esta ocasión, confundido. ¿Sage le apremiaba algo, en vez de reclamárselo, al igual de Sophie? Al parecer estas dos mujeres eran totalmente opuestas.

— Ohm, ¿Gracias? — sonó nervioso, Sage soltó unas risas, para luego él carraspear la garganta y volver a preguntar —. ¿Qué quieres, Sage?

— ¡Oh! Cierto — exclamo mientras dirigía su mirada a la bolsa que cargaba en la mano derecha, después se la extendió a él —. ¿Podrías llamar a Sophie?, es que olvido su blusa en su consultorio.

El Jötun la miro confundido.

— Dáselo tú, sería más fácil dárselo a ella en su consultorio, que venir hasta acá, ¿Qué no?

— ¿Cómo se lo voy a dar en su consultorio, si ella está aquí? ¡Dah! — se burló ella.

— No, ella no ha llegado — le dio otra mordida a la pera, mientras le volvía la ansiedad.

— ¿Qué? — sonó sorprendida, algo aquí no estaba empezando a sonar bien —. Ella salió hace rato, hasta su carro esta haya afuera.

— Pero ella no ha llegado...

Aura©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora