Capítulo 12 (Pt. 2)

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AYUDA


 Sophie buscaba distraerse de mil y un formas, pero su mente siempre terminaba divagando en lo mismo: ¿Que habrá ocurrido ayer y por qué se sentía así?

Sus manos nerviosas y ansiosas ya habían acabado con la existencia de varios lápices. Pero no podía dejar de sentirse así, todo la abrumaba. Pensó que, tal vez, no había sido una buena idea haber ido a trabajar.

El sonido de su teléfono del consultorio la saco abruptamente de su mente, aplasto el botón de contestar y atendió.

— ¿Que sucede Jenna?

"— El señor Gray ya está aquí, ¿lo hago pasar? — sonó la voz estática de Jenna a través de los altavoces."

— Hágalo pasar, por favor.

La mujer asintió con un sonido y después corto la comunicación. Sophie comenzó a masajearse las sienes y a darse palmaditas en el rostro, debía quitarse aquel terrible semblante, todo en su rostro reflejaba fatiga y enfado, tenía que sacarlo y cambiarlo por alegría, eso era ella.

Arreglo todo en su escritorio, ya que esta se había vuelto un desastre mientras ella estaba moviendo todo en busca de distraerse. Cuando termino de acomodar todo, hasta su aspecto, alguien llamo a la puerta. "Justo a tiempo" se dijo a sí misma. Sophie lo invito a pasar y la figura de un hombre joven entro, nervioso. Al fin, algo que reamente podría distraerla, no había mejor distracción que su amado trabajo.

— Buenas tardes doctora — saludo el hombre —. Espero no haber llegado tarde.

— En absoluto — sonrió ella mientras le indicaba en donde sentarse.

El hombre entro completamente al consultorio, este traía un estuche pequeño el cual coloco a un lado del asiento de él. Se sentó y observo jovialmente a Sophie. Ella solo intento corresponderle, ya que la sensación de invasión de espacio comenzó a hacerse presente. Al parecer no solo era con Loki, si no con cualquier hombre.

La castaña suspiro, intentando relajarse, quería evitar alguna escena en el consultorio. Se enfocó en su expediente: joven de 31 años con problemas de coordinación al caminar y mala percepción de las cosas, deterioro en el control de los reflejos, entre otras cosas. Su mente, rápidamente, formulo la idea de degeneración espino cerebral, pero antes de premeditarse con una idea tan fatalista aun necesitaría hacer unos estudios de medula, necesitaría sacarle algo de líquido espinal. Cerró el documento y observo al hombre, el cual seguía sonriéndole.

— Bueno, antes que nada, Señor Gary — estiro la mano en son de saludo —, soy la Dr. Lerman y estaré al pendiente de su caso.

El hombre acerco su mano y, simple roce con la suya, le causo un malestar terrible que le provoco soltar, rápidamente la mano.

— El placer es mío y puede llamarme Adrián — dijo algo serio.

— Ammm... Si — soltó nerviosa ella mientras acariciaba su propia mano, en busca de poder borrar el tacto de aquel hombre. Se puso de pie, con la carpeta en manos y comenzó a rodear su escritorio, dirigiéndose a su estante —. Bueno, por lo que veo aquí, tiene problemas con sus movimientos. ¿Practica algún deporte, Adrián?

— Pues — ella saco una jeringa de punta gruesa con un contenedor y tomo la túnica de internos, miro al hombre y vio que este observaba su estuche mientras duda al hablar —, no practico ningún deporte, pero... — tomo el estuche y lo atrajo hacia él —. Toco el violín — saco el violín de aquel estuche y lo mostro a ella —. He notado, últimamente, problemas para coordinarme al momento de tocar. No quisiera que un problema así, arruine mi carrera de violinista — trago saliva —. Tengo un concierto la próxima semana y... Quisiera poder tener resuelto esto...

Aura©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora