Capítulo 23 (Pt. 2)

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NEGATIVA

Su apetito había incrementado de una manera desmesurada en los últimos días, haciéndola creer que si no comía en el momento en que su estómago se quejaba, podría llegar a morir.

Sophie no era de las personas que adoraran la comida de la forma en que lo hacia Sage —en verdad, extrañaba a su mejor amiga—, pero si le gustaba comer. Era por eso que le parecía extraña la forma en la que su organismo había comenzado a actuar últimamente.

Y precisamente en esos momentos, le estaba exigiendo algo de comer. Era por eso que se había servido un enorme platón de fruta picada acompañada por algo de yogurt y granola.

Devoró su platillo una vez que estuvo sentada y tomó un gran vaso de agua al tiempo. Su organismo se sentía satisfecho al fin, cosa rara puesto que no tenía mucho que había comido un platón de macarrones con queso y carne.

Lavó los platos que había utilizado y decidió el ir a visitar al dios. Según Tony, ya había terminado de trabajar en su proyecto y el hombre al fin disponía de tiempo libre en las mañanas. Eso significaba que ella ya podía comenzar a visitarlo de nuevo, cosa que agradecía porque ya había pasado algunos días desde la plática que tuvieron por petición del guardián y no había sabido nada de él desde ese entonces.

Caminó a paso decidido por los extensos pasillos de la torre, buscando el elevador que la llevaría hasta el subterráneo de la torre, donde se encontraban las celdas.

Encontró el ascensor después de girar por los pasillos tres veces. Por desgracia tuvo que detener su andar cuando se encontró, frente a ella, al rubio soldado el cual había estado evitando todo este tiempo.

Sophia alzó la mano temerosa, en son de saludo, para luego tratar de desviar su camino hacia otro pasillo. Tal vez debería de utilizar las escaleras y olvidarse de los ascensores, al fin y al cabo, últimamente había estado comiendo de más y debía de quemar todo aquel exceso de comida en su organismo. Pero una fuerte mano la sujetó con fuerza de su brazo, haciéndola que girara y encarara al soldado.

— Te estaba buscando — dijo con voz potente el hombre.

— Pues aquí estoy...

— Has estado evitándome, — expuso el joven mientras la observaba con determinación, haciendo que la joven se encogiera en su lugar. — ¿Por qué?

— Steve — comenzó con debilidad la mujer, sintiendo como el soldado comenzaba a ejercer fuerza sobre el agarre. — Me estas lastimando.

El hombre la soltó pero no dejó de verla de aquella manera.

— ¿Por qué me has estado evitando, Sophia? — volvió a insistir el soldado.

— Tú ya sabes el porqué.

— Solo te dije lo que siento... — soltó temeroso el hombre mientras desviaba la mirada.

— Y debes de ser consciente que no puedo corresponderte, Steve — le afirmó ella mientras comenzaba a retroceder. — Y si no hay nada más que decir, creo que hemos terminado con esto...

— ¡No! — tomó la mano de la mujer intentándola retener en el lugar. — Tengo un mensaje de Fury para ti... A partir del próximo martes, te otorgaran tu libertad — los ojos de la mujer se abrieron grandemente y sus labios se curvaron en una radiante sonrisa.

Al fin podría salir de aquel abrumante lugar y podría disfrutar de su tan ansiada libertad.

— Como...

— Tony convenció a Fury de que ya no eras indispensable aquí y el hombre accedió a dejarte libre, con la condición de que no podías abandonar la ciudad.

Aura©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora