17. La pequeña adoración de Adrien ✔️

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Las semanas transcurrían y los cuatro adolescentes estaba incitando una amistad bastante fuerte. Poco a poco eran aceptados en la casa de la azabache, las primeras veces iban a pedirle permiso a la madre de Marinette para que la dejara salir, por supuesto Emma era su fiel e inseparable compañera; a tal punto de tener la iniciativa para organizarle una pequeña fiesta en la casa de Alya por el cumple mes número 7 de la pequeña.

Esa bebé era la adoración del grupo de Amigos, sobretodo de Adrien. Las atenciones que Emma recibía por parte de él hacían que se cuestione desde cuándo había sido amante de los niños.

Pero es que Emma sabía ganarse el corazón de todo el que la viera, y el Adrien no pudo resistirse a sus encantos. Con esa sonrisa pícara que le regalaba al mundo, no podía evitar darle pequeños obsequios de vez en cuando.

Fue así que por su cumple mes Adrien le obsequio un pequeño vestido rojo y una diadema en forma de flor del mismo color que hacían juego.

Sin embargo, aquellas atenciones no le terminaban de agradar Marinette. A decir verdad, le incomodaba bastante que Adrien continuamente le diera regalos a su hija, que a pesar de ser sencillos seguían siendo caros.

Ella no quería deberle favores a ese rubio de ojos hipnóticos del cual su hija estaba enamorada. O eso decía Alya, pues cuando la pequeña azabache veía a Adrien, inmediatamente exigía que el modelo la cargue.

Sin embargo, a Adrien lo ponía bastante feliz. El amor era tan notorio que incluso Marinette llegaba a sentir celos de que su hija prefiera otros brazos en lugar de los de ella.

—Yo creo que Emma quiere a Adrien más que al señor Dupain —bromeó Alya entre risas.

Pero ese comentario no le hizo ni la más mínima gracia a Marinette. Se sentía confundida y a la vez un poco enojada de las palabras de Alya que a pesar de no ser mal intencionadas para la azabache fue el detonante para levantarse del sofá y quitarle a Emma de los brazos de Adrien.

—¡Emma ama mucho a mi padre! — Dijo con el ceño fruncido y con una bebé estirando los brazos hacía el modelo.

Esa extraña manera de reaccionar de Marinette dejó sorprendidos a todos.

Alya se disculpó con su amiga, pues no pensó que lo tomaría a mal y tampoco querían que la celebración se arruine.

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Cuando la pequeña fiesta terminó, Nino y Alya empezaron a barrer la sala limpiando las partículas de papel picado que fueron esparcidas cuando Emma sopló una vela, con ayuda de Marinette y Adrien, sobre un pequeño cupcake rosa.

Marinette estaba sentada con Emma en sus piernas en el columpio de las hermanas de la dueña de casa que se encontraba en el pequeño jardín, pensado en la exagerada reacción que tuvo. Si lo pensaba con sus cinco sentidos, Adrien no tenía la culpa de sus miedos. Ella había sido demasiado grosero con él, con el chico que adoraba a su pequeña. Si analizaba su comportamiento, siempre solía ser grosero con el modelo. Y ella no estaba haciendo nada para dejar de actuar como una mal agradecida.

—¿Puedo sentarme a tu lado? —la voz de aquel chico la sacó de su reflexión.

—Claro que sí— intentó darle una sonrisa forzada, pues en realidad la tristeza y la vergüenza la invadía.

—Sabes Marinette, quisiera volver a ver esa sonrisa despreocupada que me disté la primera vez que te conocí, cuando Emma se adueñó de mi anillo— y allí estaba él, siendo tan amable como siempre, como si lo que ella le demostraba no le afectase.

¿Qué podía responder la azabache ante esa declaración?

¿Que su vida no estaba en su mejor momento?

[Finalizada / Corrigiendo] Ahora la quiero de vuelta - AU[MLB]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora