[Finalizada / Corrigiendo] Ahora la quiero de vuelta - AU[MLB]

49. Las palabras también matan [Arco Final]

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Bridgette y Félix abordaban el avión con destino a París junto a una pequeña niña impaciente y emocionada, para ella 1 hora 15 minutos era una eternidad. La insistencia en preguntar si ya llegaban hacía que los mayores rieran, nunca la habían visto tan feliz.

Mientras la alegría se hacía presente en el avión, la angustia invade a Marinette, con dificultad llegó hasta una pequeña mesa donde se encontraba su celular, pero el temblor de sus manos no le permitían llamar de inmediato a Adrien.

El dolor no paraba haciéndola gritar, sintiendo que pronto sus piernas se doblarían, pero aún no era tiempo de que Louis nazca, sin embargo, el parto se estaba adelantando.

Cuando sintió que la intensidad del dolor estaba decayendo, logró marcar a Adrien, pero este no contestó.

Su respiración era fuerte y rápida, sudaba frío, el piso estába hecho un desastre, no paraba de sangrar, intentó llamando otra vez al rubio.

— ¡Adrien! —Grito cuando al fin alguien contestó.

—Disculpe Marinette, está en una reunión con su padre — era Nathalie.

—Nathalie, por favor... ¡Aah! —Un grito de dolor salió de su boca — el bebé... dile a Adrien.

—¡Si! —Respondió la asistente quien sin pensarlo irrumpió en la oficina de su jefe informando que el menor de los Agreste estaba a punto de nacer.

Cuando colgó el teléfono la azabache no resistió más, apoyándose de la pared más cercana se deslizó hasta el suelo, llamó a la clínica solicitando una ambulancia, parecía que en esos instantes daría a luz.

Estaba desesperada, la angustia de seguir allí sola, la fuente se había roto y ahora estaba desangrándose, las contracciones eran cada vez más seguidas y duraderas.

Llamó a Alya pero de seguro iba manejando y por ello no contestaba, solo le tocó confiar en que pronto la ambulancia llegaría o el padre de su hijo entraría por esa puerta.

Así fue, a los quince minutos los paramédicos llegaron, se maldijo por no haber intentado quitar la seguridad de la puerta para que puedan entrar, pero por suerte Adrien llegó junto a su suegro al mismo tiempo.

Los hombres encontraron a la futura madre arrimada a la pared, sentada en un charco de sangre y líquido. Estaba aún consciente y se quejaba de dolor.

Una vez en el hospital Marinette pujaba con todas sus fuerzas mientras Adrien sostenía su mano, en esta ocasión no estaría sola mientras daba a luz a su hijo, tenía a su amado futuro esposo a su lado apoyándola, dándole fuerzas para seguir.

—Adrien — le llamó Marina llevándolo a una distancia prudente para que la azabache no escuche — lo que me temía Marinette está en su semana 36, el bebé nacerá prematuro... pero hay algo más, ella no ha dilatado por completo, si sigue pujando solo se cansará en vano. Decidimos hacerle una cesárea.

—Lo que sea, solo salve a mi hijo y a my lady — le rogó tomando ambas manos de la doctora en señal de súplica.

—Claro que si —la mujer le dio una sonrisa llena de confianza —ahora debes irte ya no puedes estar aquí.

El rubio asintió y fue a despedirse de su lady, le dijo que el bebé nacerá por medio de cesárea, sin embargo, la joven madre le rogó que no la deje sola.

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Félix, Bridgette y Emma llegaron de incógnito a París, no querían provocar escándalos por parte de la prensa, cuando llegaron a la antigua casa de la niña nadie salió a recibirlos.