[Finalizada / Corrigiendo] Ahora la quiero de vuelta - AU[MLB]

47. No todos pueden ser felices [Arco final]

El día que Félix accedió a hablar con su padre, Adrien lo atacó cuando se marchaba de la empresa; en el estacionamiento se golpearon y desahogaron toda la rabia que guardaron el uno al otro por años.

Alguien llamó a la policía Llevándose al rubio menor quien no dejó de gritar maldiciones a su hermano, mientras Félix permanecía sereno.

Perfecta oportunidad que el mayor no dudaría en usar a su favor.

Con Marinette incapacitada para cuidar a su hija, ya que debía permanecer sin levantarse de la cama por un mes y Adrien en la cárcel por quince días, no importaba que Sabine esté cuidando a su nieta temporalmente en el hogar de la joven pareja.

Félix ganó y le dieron la custodia a su padre biológico, ya no era un extraño, ya había compartido con su hija muchos momentos, con un poco de dinero, consiguió lo que quería, nadie, ni su padre, ni a Adrien, mucho menos a Bridgette y peor a Marinette quien no hizo caso a la prohibición de salir de estar en cama, fue hasta la casa donde se hospedaba a reclamar casi hasta implorar que no se lleve a su hija, todo fue en vano.

Félix, Bridgette y Emma partieron a Londres.

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A casi un mes de vivir en Londres, Emma dejó de ser la misma, todo el avance en las terapias se volvió nada, se volvió una niña malcriada, Félix no podía manejarla, y Bridgette ya no era su amiga, la pequeña se escondía en algún rincón de la gran casa.

—Emmita, hablemos — dijo Bridgette al verla sentada rayando una pared con un crayón negro hacia círculos sin parar.

La mujer se sentó a su lado mientras era ignorada por la niña —quieres ir a tu casa ¿Cierto?

—¡Sí! Y tú y Félix me separaron de mi mami y mi papi —Contestó con rabia sin mirar a la mujer y sin detener los rayones.

Bridgette con expresión preocupada peinó con sus dedos el cabello enredado de la niña.

—¿Por qué no me dejas peinarte? — habló intentando retomar la amistad de antes.

—¡No quiero! Mi abuelito siempre hacia que me hagan hermosos peinados para las fotos de las revistas — lagrimas silenciosas rodaban por sus mejillas las cuales eran atrapadas por la lengua de la pequeña.

—¿Y si convenzo a tu papá Félix para que vuelvas?

La niña dejó de hacer el desastre en la pared y sus ojos se iluminaron, miró fijamente a Bridgette para luego lanzarse a sus brazos en señal de alegría y gratitud.

Pero Bridgette no pudo hacer nada, su pareja estaba cada vez más enfurecido, perdió el respeto de su hija y sentía que su mujer no lo ayudaba a recuperar a la Emma de antes.

—¡Emma! ¡Basta! ¡No vas a volver a París! ¡Este es tu hogar ahora y debes acostumbrarte! — Padre e hija peleaban en la cena como era costumbre.

—¡No! ¡Nooo! ¡Nunca me voy a acostumbrar! —Gritó la niña con lágrimas en los ojos y golpeando a la mesa.

—¡Emma! No me hables en ese tono, soy tu padre y— su grito fue interrumpido.

—¡No! ¡Mi papá se llama A—d—r—i—e—n! —Gritó más fuerte pasándose en la silla del comedor —tu nunca serás mi papi — se bajó de la mesa aún sin terminar su cena y corrió hasta su cuarto.

Bridgette solo observaba la escena preocupada, todo estaba fuera de control —Félix, hasta cuando entenderás que le estás haciendo daño — le tomó la mano al furioso y dolido hombre.

—No te das cuenta, pero inconscientemente estas actuando como tu padre cuando eras niño... Los niños no tienen la culpa.

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