15. Las tres arpías ✔️

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— Marinette recuérdame las reglas— replicó Sabine con los brazos cruzados en frente de su hija.

Sabine y Marinette tenían una larga charla en la sala las dos solas mientras su padre ignoraba aquello pues él se encargaba de cerrar la panadería.

—Volver inmediatamente finalicen las clases— contestó resignada.

—¿Qué más? — animó sebera la mayor.

—No hacer que mis padres cuiden a mi hija — contestó con la mirada en el piso—. Atender con responsabilidad la panadería cuando esté en mi turno.

—Bien, continua.

—Si salgo siempre me llevaré a Emma, pues es mi hija y no debe ser una carga para mis padres — recitó como un niño al cual le estaban tomando una lección oral en la escuela.

—¿Y la última y más importante? — respondió impaciente la mayor.

—No amigos en casa y mucho menos si son hombres.

—Y acabas de irrespetar dos —Sabine puso sus brazos a los costados de su cadera.

—¡Pero mamá no podía echarlos! Además ¿Dónde queda la regla si salgo me llevo a Emma? ¡Pude llevarla conmigo! — frustrada intentó hacer entrar en razón a su madre.

—¡Basta! ¿Apenas conoces a esos chicos y quieres exponer a tu hija? ¿Qué clase de madre eres? — espetó colérica la de cabellera corta.

—¿Qué sucede? — Tom apareció irrumpiendo en la estancia. Suspiró profundo—. ¿Por qué los gritos? — ya se imaginaba lo que sucedía.

Las peleas entre madre e hija empezaban a ser constantes y aquello le frustraba. Sabía que la situación era difícil y que no podían volver a ser una familia sin problemas de un momento a otro, pero no podía evitar el sentimiento de desaliento cuando ninguna de las féminas intentaba poner de su parte, sobretodo Sabine.

—Nada papá— respondió su hija procurando que su tono de voz no fuera grosero.

El matrimonio Dupain-Cheng ya estaba en bastante en crisis como para dar un motivo más para que se desencadene una fuerte discusión entre los adultos, así que Marinette no vio mejor opción que subir con su hija a su cuarto.

—¡Espera hija!, deja a Emma aquí, deja que este un rato con su abuelo— Tom sentía un gran mal sabor de boca, pues estaba consiente que la peor parte de toda la situación se la estaba llevando Marinette.

—Sí papá, tenla— Marinette regresó sus pasos para entregarle a la pequeña para luego volver a su camino rumbo a la azotea.

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—Marinette es rara ¿no lo creen? — ni muy bien Nino llegó a sentarse en su puesto habitual junto con el par de amigos inició la conversación tocando el tema que no podía pasar desapercibido por los jóvenes.

—Más bien, creo que está pasando por alguna situación complicada— agregó Adrien tomando su barbilla en modo pensativo.

—No lo creo, las mujeres somos misteriosas, así que dejen sus conclusiones apresuradas —defendió Alya de aquello que para ella eran conclusiones apresuradas.

—No lo sé, siempre llega tarde, es la primera en salir corriendo ni muy bien finalizan las clases y desaparece en el almuerzo, es como que tuviera otra vida o esconde algo — Nino daba su informe como si fuera un detective de serie policial—. Tampoco habla con nadie más que nosotros y hasta parece que no nos quiere cerca, aunque a veces suele hablar con Juleka y Rose, pero cuando llega Nathaniel se va inmediatamente, es como si les temiera a los hombres.

[Finalizada / Corrigiendo] Ahora la quiero de vuelta - AU[MLB]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora