Viernes. 17 días restantes para el examen de pediatría.
¡Al fin es viernes! Ha pasado bastante tiempo desde la última vez que salí de fiesta con mis amigos, y aunque no fue de las mejores, por lo menos me alejé de los libros por un momento, cosa que no he podido hacer recientemente.
Desde el principio sabía que esta era una carrera exigente, pero nunca imaginé que llegaría a tal punto de olvidarme lo que se siente el olor a tierra húmeda y lo bonito que se ve el cielo estrellado tras la lluvia.
Pronto se acerca el trimestral de pediatría, por lo que estas últimas semanas han sido realmente duras. Despierto a las 5 de la mañana todos los días, o antes, si lo logro, todo con el objetivo de escribir en las historias clínicas de los pacientes que me corresponden, mas tarde, voy a la clase, y luego de esto, a la rotación en el hospital. Si no me toca guardia nocturna, puedo volver al dormitorio y estudiar un poco, de lo contrario, debo quedarme hasta el día siguiente, haciendo rondas cama por cama, lo cual me permite descansar un par de horas entre cada visita médica, pero si la emergencia está muy concurrida, no me da tiempo ni de sentarme y es necesario ayudar. Nadie me dijo que este es el precio de ser llamada "doctora", aunque la realidad, es que apenas soy una estudiante en su cuarto año.
No he tenido tiempo ni para hablar con alguien que no sean las enfermeras, puesto que ninguna de mis amigas coincide conmigo en las guardias, y cuando llego al dormitorio, o están dormidas, o no están. Ni siquiera quiero recordar hace cuantos días no recibo un beso de Alek, pues aún no hemos tenido tiempo para aclarar nuestro conflicto.
Entre pensamientos, decido estacionar la moto frente a la enorme fuente de la plaza más concurrida de la ciudad donde vivo, la cual, por lo general, se encuentra abarrotada de personas, desbordando colores y alegría, pero que ahora, quizás por la previa lluvia o por la alta hora de la noche, no había nadie más que yo.
Me apoyé de uno de los banquillos, pues no quise sentarme luego de ver el gran pozo de agua estancada sobre el, pero luego decidí caminar alrededor del lugar, a sabiendas de lo que encontraría. Nada. Sin embargo, me tranquiliza y despeja sentir el aire frío golpearme el rostro después de tantos fines de semana estudiando en la habitación del colegio.
Me detuve al notar que estaba tan metida en mis pensamientos que había llegado hasta el otro extremo de la plaza, desde la cual, ahora podía ver los altos edificios ejecutivos y escasos autos por la carretera. Decidí girarme para volver al lugar donde dejé la moto y pasar por casa a saludar a mamá antes de meterme de lleno nuevamente en los libros, pero todos mis planes se vinieron abajo cuando sentí un objeto frío acariciar mi zona lumbar. Alguien estaba detrás de mí.
- No te muevas. – La voz era masculina y sonaba seria y amenazante, provocando que todos mis músculos se tensaran, obedeciendo su orden. – Dame el teléfono. – Lo escuché pronunciar nuevamente, por lo que inmediatamente mi mano se movió al bolsillo trasero de mi jean. – ¡Rápido! – Completó, ahora abandonando ese tono altivo para exclamar con prisa.
- Aquí. – Saqué lo que pedía y este lo tomó tras bufar. Supongo que no es lo que él esperaba, pero conservo el mismo celular desde hace ya 5 años.
- ¡Maldita perra! – Escuché su ofensa antes de sentir como un intenso dolor se instalaba en mi espalda, justo en la escápula, el cual me hizo caer de inmediato al suelo, llevándome un fuerte golpe en la mejilla.
Asustada por lo que podría pasarme, intenté girar la vista en dirección al sujeto que me había tirado al piso, esperando pacientemente que me hiriera nuevamente, pero eso no sucedió, lo único que encontré fue a un niño de aparentemente 15 años huyendo del lugar, mientras la que parecía ser una mujer, salía de un auto negro.
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CÓMO ESTUDIAR MEDICINA Y NO MORIR EN EL INTENTO
Teen FictionLa vida del egocéntrico y apuesto obstetra Jeremy Presley nunca fue fácil, ni lo será de ahora en adelante, ya que por diversos motivos se ve obligado a enseñar a unos vanidosos estudiantes de medicina, los cuales esconden historias sorprendentes. C...