REGLA 54: ¿ALCOHOL ETÍLICO O ISOPROPÍLICO?

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Sábado. 38 días restantes para el examen de pediatría.

- ¿Golpeaste a Aleksandr Field? – Realmente no entiendo el mal hábito que tiene Stephany de hablar tan alto.

- Es un milagro que sigas con vida, Yue. – Dijo Samantha mientras finalizaba su maquillaje. La miré atentamente, y al notar que abrió la boca para continuar hablando, intuí que mi expresión refleja que no entiendo a lo que ella se refiere. – Lo que quiero decir es que no se lo que haces para manejar la energía de ese hombre, con ese diminuto cuerpo tuyo. ¿Cómo sobrevives? – Yo podría preguntarte lo mismo...

- ¡Ese imbécil! – Espeté tras levantarme de la cama, para terminar de subirme el blue jeans, el cual es tan ajustado que siempre me da trabajo. – Él se ha acostado con medio colegio, pero le molesta que Hamlet y yo hayamos tenido algo. Además, me prometió que no lo haríamos en la escuela, pero la verdad es que nunca puede aguantarse hasta el fin de semana.

- Pues lo último es fácil de resolver. – Agregó Tephy. – Solo tienes que negarte. Tú tienes el control, pequeña.

- No es tan sencillo... no sabes lo duro que es negarse al verlo tan desesperado. – Me coloqué la chaqueta blanca sobre la camiseta negra de tirantes. – De verdad me gustaría que me dejara respirar cuando nos besamos, y si me quiere morder, que sea donde no se vea. – Suspiré. – Esta vez lo dejé hacerlo como quiso porque se veía realmente necesitado, pero realmente me molesta que luego me duelan los músculos por la mala posición. ¿Quién tiene sexo en un probador de ropa? Desearía que cada vez que lo hacemos no lamiera mí...

- ¡BASTA! – Grito Samantha, tomándome totalmente por sorpresa. - Finges contarnos tus problemas cuando la verdad es que estás alardeando. – En todo el tiempo que llevo conociéndola, jamás la había visto tan alterada. – Seguro lo dices porque estoy soltera ¿Cierto?

- No te quejes tanto, Yume. – Ahora era la rusa la que me regañaba. –Yo tardé muchos años antes de conseguir un chico al que le gustara ofrecerme sexo oral. – Dijo molesta para luego levantarse y caminar hacia la puerta, tras alisar su vestido azul ceñido al cuerpo.

      Al ver que la rubia la siguió, yo terminé de amarrar las trenzas de mis botas estilo militar para caminar tras ellas, no sin antes tomar mis lentes de sol, aunque la verdad es que anochecerá pronto.

- Nos vemos allá. – Les dije a ambas al llegar al estacionamiento, ignorando completamente la conversación anterior.

- ¿Por qué no vienes en mi auto? – Preguntó Tephy bastante extrañada. Que rápido se le pasó el enojo.

- Es viernes, iremos a un lugar lleno de alcohol, y eso solo significa que te emborracharás hasta no recordar tu nombre, así que prefiero llevar un transporte seguro. – Dije para luego colocarme el casco. Ahora que lo noto, la vestimenta con la que van mis dos amigas me hace sentir un poco fuera de lugar, sin embargo, luego pienso que a ellas les dolerán los pies al tener que soportar semejantes tacones, y se me pasa.

- Buen punto. – Sammy me apoyó antes de abrir la puerta del auto naranja de mi amiga. – Mejor yo manejo al regreso.

      Encendí mi moto y arranqué después de que ambas chicas se fueran. Debo admitir que aún no me atrevo a conducir con mucha velocidad, pero por lo menos, me satisface saber que aprendí bastante rápido a hacerlo.

      Disfruto como nunca sentir el aire golpear mi rostro mientras ruedo por esta ciudad congestionada, hasta que, como siempre, un semáforo como este, me interrumpe y debo detenerme.

CÓMO ESTUDIAR MEDICINA Y NO MORIR EN EL INTENTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora