REGLA 44: EL COMPROMISO ES EL VALOR MÁS IMPORTANTE.

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- Odio los exámenes finales, hay que estudiar demasiado. – Dijo Tephy, la cual desfilaba a mi derecha.

- Yo odio cuando lo único que hacemos en el consultorio es medir tensión arterial. – Contestó Ella a mi izquierda, que por la brisa fría que invadía el corredor, su cabello, ahora bastante largo, me golpeaba en la nariz. – Muero de ganas por que empecemos el 4to año pronto.

- Yo odio al imbécil de June Willinger. – Esa fue Samantha, la cual caminaba al lado de Stephany mientras arreglaba el estetoscopio alrededor de su cuello.

- Lo amas. – Reí y mis amigas lo hicieron también. – No se por qué se pelearon si fue una tontería. – La rubia me miró molesta y yo solo me encogí de hombros.

- No es la primera vez que saluda tan efusivamente a sus "amiguitas". Ya me tiene harta. – Respondió bajando el tono de voz cuando entramos a la sala de espera del área de atención primaria.

- ¿Esta vez si terminaron? – Preguntó Ella luego de que saludáramos a los pacientes.

- Si. Y no pienso volver con él hasta que me pida perdón. – Contestó convencida pero fingiendo una sonrisa ante todas las personas que nos veían caminar.

- Por este lado los que se van a medirse la tensión. – Dije luego de colocar los ojos en blanco. Desde hace unos meses, Samantha nos tiene bastante cansadas con su extraña relación. Un día están bien y al otro se odian.

- Yue, si quieres déjame tu estetoscopio para que tú vayas al laboratorio. Se que te gusta extraer muestras de sangre. – La pequeña morena que ahora había crecido unos centímetros, me ofreció su ayuda, pero yo me negué mientras sacaba de mi bolsillo aquel aparato color blanco. Me niego a dejar que otra persona lo toque.

- A ti te gusta ayudar en las citologías. – Le guiñé un ojo haciéndole entender que yo me quedaría para que se fuera feliz a acompañar a la Dra. Doris.

- Te quiero. – Me regaló un beso en la mejilla para luego perderse entre la multitud.

      Los días como hoy son bastante ocupados, ya que como se acerca la navidad, hace bastante frío, y el lugar se llena de pacientes con afecciones pulmonares y algunos ancianos con dolores en las articulaciones, además de los hipertensos regulares que siempre vienen a chequearse.

- Buen día señora Amanda. – Saludé a la mujer con un beso en la mejilla, la cual, a sus 93 años, luce estupenda.

- Hola niña, buenos días. – Contestó y yo sonreí mientras llenaba de aire el brazalete.

- Está perfecta como siempre. – Dije luego de constatar el valor y ella se despidió contenta.

- Oye Yume. – Tephy se acercó mientras intentaba destapar un paquete de guantes estériles. - ¿Vas a la fiesta? – Suspiré para luego quitarle lo que sostenía.

- No lo se. Creo que le tengo un poco de temor a las fiestas de navidad, me traen malos recuerdos. – Destapé la bolsa y se la entregué nuevamente.

- Gracias. – Su sonrisa tenebrosa no ha cambiado para nada. – Esta vez será en casa de Matt, aún tienes tiempo para pensar. – Asentí y continué con mi trabajo.

      Como lo suponía, el día fue agotador, por lo que al llegar al colegio, me fui directo al gimnasio para desahogarme un rato con el saco de boxeo. En el lugar no había nadie, por lo que aproveché para quitarme el uniforme, ya que debajo de este, tenía el top blanco deportivo que me había comprado recientemente. Saqué unos shorts cortos de licra que guardaba en el casillero y las vendas que más temprano le pedí a la enfermera Sassy, para luego salir mientras me las colocaba.

CÓMO ESTUDIAR MEDICINA Y NO MORIR EN EL INTENTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora