REGLA 37: EL DON DEL PERDÓN.

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- ¿Qué pasa Yue? - Preguntó Ella apenas me vio entrar a la habitación. Al parecer, mi actitud refleja lo molesta que estoy.

- Nada. - Me saqué la camisa del uniforme y la tiré hacia la cesta de ropa sucia. Canasta perfecta. - Voy a ducharme. Díganle a Tephy que usaré su champú. - Sara me ignoró nuevamente, aún sigue molesta por mi noviazgo fugaz con Erick.

- Hey hey. ¿Por qué vas a usar mi champú? Terminaste el tuyo esta mañana ¿Qué tanto te lavas el cabello? - Tephy salió del baño con una toalla envolviendo su cabeza. Se ve rara cuando no lleva maquillaje puesto.

- Me lo ensucié. - Contesté de mala gana. Realmente quiero matar a alguien, y sería bueno si fuera rubio malvado y pervertido, o mejor, Aleksandr Field. - Me metí al baño pero mi amiga me siguió.

- ¿Que le pasa a tu voz? Estás ronca, creo que estás incubando una amigdalitis. - Tiré todo mi cabello en el lavamanos para luego abrir el grifo. No valía la pena darme una ducha si más tarde iré al gimnasio.

- No lo creo. Espero que pase pronto. - Tephy se acercó y me aplicó champú para luego ayudarme a frotar. Se que lo hace para que le cuente, pero realmente me viene bien una mano extra.

- Tephy. - Detuve mi charla mientras el agua resbalaba por mi rostro, pero luego que terminamos, continué. - ¿Cuántas clases de sexo hay? - Pregunté mientras buscaba el acondicionador.

- Muchas. - Sonrió enseñando todos los dientes. - Específicamente ¿Sobre cuál quieres saber? - Se ve aterradora.

- El que se puede hacer con la boca. - Me senté sobre la tapa del inodoro y comencé a desenredarme el cabello, probablemente este sonrojada pero esta es una conversación necesaria.

- Sexo oral. ¿Alek te lo pidió? Mira Yue, si no te agrada solo dile que no lo harás. - Ella colocó su mano en mi hombro y me arrebató el peine, lo cual agradezco, ya mi mano se estaba cansando. - Tienes que poner en tu boca su... - Dudó en decirme porque sabe que estos temas no son mis favoritos.

- Su pene. Y luego el lo empuja hasta mi garganta ¿cierto? - Tephy me miró sorprendida. Su boca formaba una O perfecta.

- No puedo creer esto. ¿Qué le han hecho a mi niña inocente? Mi pequeña Yume. - Me abrazó pero yo me deshice de ella y la miré esperando que me hablara. - Bueno. - Ella hizo una pausa para suspirar. - No se supone que lo haga él sino tu, la manera correcta es... - Empezó a narrar como toda una experta pero yo la interrumpí.

- No eso Tephy. Me refiero a lo que haces en el final, ya sabes, cuando se termina. - No sabía como explicar lo que había pasado, pero no fue necesario, afortunadamente ella lo entendió.

- ¿El semen? Pues te lo tragas o lo guardas en tu boca y luego lo escupes. - Espera. Eso es realmente asqueroso. No voy a aguantar esta conversación ni un minuto más.

- ¡Tephy no! ¡Que asco! - Preferí enjuagarme el cabello y salir rápido del baño. No quiero escuchar más.

- ¿Que tiene? En clases nos dijeron que tiene zinc y otros minerales. - Ella se estaba riendo y yo solo le lanzaba miradas de furia para que se quedara callada. - Creo que ya entiendo todo esto. Cayó en tu cabello y por eso estás molesta.

- Estoy así porque todo esto es muy raro y asqueroso. Yo nunca había visto de esa manera a Alek, ni siquiera el día de la fiesta. - Me envolví el cabello en una toalla y abrí la puerta para salir. Tephy la cerró nuevamente.

- ¿Así como? - Levantó una ceja y se colocó las manos en las caderas.

- Así... sonriendo y... raro. - Me senté de nuevo sobre la tapa del inodoro.

CÓMO ESTUDIAR MEDICINA Y NO MORIR EN EL INTENTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora