REGLA 43: TU VIDA SE BASARÁ EN EL CAMINO QUE RECORRES DEL HOSPITAL A TU CASA.

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- Y entonces me dijo que estaba confundido y que debía darle tiempo para pensar, porque a él siempre le han gustado las mujeres y todo esto es nuevo y bla bla bla. – Dijo Jakal antes de soltar un suspiro.

- ¿Pensar? – Contesté cruzándome de brazos y el sonrió con ironía.

- Es un idiota. – Recostó la cabeza de mi hombro mientras yo acariciaba su cabello.

- Lo es, sino, no me explico como pudo acostarse contigo y decirte tantas palabras bonitas, para luego hacer algo así. – Zack es un chico de la clase C, del cual mi amigo se enamoró perdidamente luego de la ruptura con Matías, cuando este abandonó el colegio junto a su hermano, para estudiar derecho. Entiendo el dolor de mi pequeño ratón.

- Si no estaba seguro sobre su sexualidad, entonces ¿Por qué no me lo dijo antes? – Abrazó sus piernas como si con ese gesto pudiera evitar todo el dolor, pero eso no es posible, yo ya lo he intentado y puedo asegurar que no funciona.

- Ya está. – Lo abracé para darle apoyo pero este me soltó enseguida.

- Tan triste que tu estás y yo vengo a deprimirte aún más. ¿Qué clase de mejor amigo soy? – Se levantó rápidamente del suelo para sacudir su pantalón azul.

- Pues eres la clase de amigo que me recuerda que hay cosas más importantes en esta vida que llorar por un idiota. – Le guiñé un ojo y también me levanté para caminar junto a él por el pasillo vacío que nos conduciría al gimnasio.

      Al llegar a nuestro destino, el intenso, y cotidiano olor a sudor, invadió mis fosas nasales, aunque de cierto modo, ya me había acostumbrado a ello.

- Hola doctores. – Saludé a mis compañeros y todos contestaron, menos Daniel, ya que después de que rechacé su confesión, el pobre chico me ignora descaradamente.

- ¿Ya lo decidiste? – Preguntó June luego de soltar las pesas para caminar hacia donde yo me encontraba desamarrando mis zapatos.

- Ya lo pensé, y sigo convencida de lo mismo. – Le pasé una de las toallas que estaban a mi lado y este la aceptó con una sonrisa.

- Mañana es sábado, así que puedo llevarte sin problema. – Dijo antes de volver a su entrenamiento, por lo que yo solo asentí y continué con lo que hacía.

- Está bien, me mandas un mensaje.

      Y así fue, al día siguiente el moreno me escribió para decirme que Tephy y Samantha estaban en el estacionamiento esperándome, por lo que bajé apresurada y busqué por todo el lugar hasta encontrármelos apoyados del carro de la rusa.

- Ya estoy aquí. – Dije luego de saludar con un beso en la mejilla a las chicas y con un abrazo a June.

- ¿No tienes miedo? – Preguntó Sam al mismo tiempo que abría la puerta de los asientos traseros.

- La verdad es que no, más bien estoy emocionada. – Me senté a su lado porque el moreno iba de copiloto para indicarle el camino a Tephy, ya que, obviamente, ella no dejaría que nadie maneje su auto.

      Rodamos por un largo rato mientras la rara música de mi amiga inundaba el ambiente, pero no había más remedio que resignarse y escuchar, ya que si nos quejábamos, estoy segura que sería capaz de sacarnos con el carro aún en movimiento.

      Luego de un no muy largo paseo, logré divisar a lo lejos, una pequeña casa con techo de madera y paredes verdes, lo cual, la hacía destacar entre todas las demás.

CÓMO ESTUDIAR MEDICINA Y NO MORIR EN EL INTENTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora