REGLA 50: DOCTORA MODERNA.

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      Aún no puedo creer que amanecí en la cama y no en la alfombra.

      Hace casi un mes desde que estuve en esta habitación, y claramente recuerdo que ese día lloré hasta quedarme dormida, imaginando que despertaría y lo vería a mi lado, pero no fue así.

      Giré la cabeza para encontrarme con una despeinada melena rubia cubriendo todo su cuello y un mar de pecas corriendo por su espalda hasta desembocar en la sabana que cubría el resto de su cuerpo. Alek es sexy hasta cuando duerme.

      Jugué con su cabello por un largo rato, hasta que me decidí a levantarme. Las rodillas me duelen un poco, y la razón es, que aunque la cama estaba frente a nosotros, lo hicimos en el suelo, y luego en el baño, pero esa es otra historia.

      Vestida con una camiseta de Alek, bajé al primer piso para encontrarme con el conocido sofá blanco de la sala de estar. Al verlo, fue inevitable recordar la escena de ayer, cuando la anestesióloga cuyo nombre no recuerdo, disfrutaba de la calidez del pecho desnudo de Tomas Field, que, cabe mencionar, está bastante tonificado, haciéndolo parecer un poco más joven. Suspiré al darme cuenta de que es probable que la promiscuidad sea una enfermedad hereditaria, y el gen lo haya obtenido Aleksandr.

      Preferí dejar de lado el tema, ya que si hago memoria, Faith no solo lo engañó primero, sino que hasta salió embarazada, y además, estoy segura de que así como Erick se dio cuenta, Tomas también debe saberlo, o como mínimo, sospecharlo.

      Me dirigí hasta la cocina, donde me detuve al entrar y ver a Martha bastante concentrada barriendo un polvo inexistente.

- Yue. - Sonrió al levantar la mirada para luego darme un abrazo. - Buenos días.

- Hola Martha, buen día. - Dije tras soltarla, para luego acercarme al enorme mesón blanco en el centro del lugar. - Yo cocinaré hoy. - Iba a tomar una manzana, pero me di cuenta que la cesta de frutas estaba vacía.

- Primero tengo que hacer las compras, me fui solo unos días, y apenas vuelvo me doy cuenta de que toda la comida está en mal estado. - Rió mientras continuaba limpiando.

- Eso es porque en esta casa todos son unos malcriados. Ninguno es capaz de servirse un vaso de agua sin derramar la mitad. - Ahora reímos ambas. Creo que está demás decir que nos llevamos muy bien, a pesar de nuestra diferencia de edad, la considero una amiga. - No te preocupes por la compra, yo iré. - Iba a salir de la cocina pero recordé a mi pequeña hada y decidí preguntar por ella. Si Martha había vuelto, entonces la niña también debería estar aquí. - ¿Y Tiana?

- Faith la dejó dormida antes de irse a la peluquería. - Asentí y me acerqué a la cafetera. No es nada raro que Faith esté en el club deportivo o en algún spa, eso es lo único que hace, ya que Martha cuida de su hija, Tomas le da dinero y Sebastian sexo. Lleva la vida a la ligera y eso que tan solo es 3 años mayor que yo.

      Subí con la taza de café en mi mano para entrar nuevamente a mi habitación, donde el rubio seguía durmiendo, con la única diferencia de que la sabana azul marino que lo cubría, ahora estaba tirada en el suelo, junto a algunas almohadas.

      Me acerqué a él sin apartar la vista ni un segundo. Sus piernas innecesariamente largas estaban descubiertas, por lo que podía apreciar su piel pálida invitándome a tocarla, pero no lo hice, ya que algo mucho más llamativo hizo que desviara la mirada automáticamente hacia arriba. Su trasero, que siendo sincera, no es tan voluminoso como el de Erick, pero que sigue siendo perfecto. Si tan solo no tuviera que ir al súper mercado, lo mordería, aunque me arresten por canibalismo.

CÓMO ESTUDIAR MEDICINA Y NO MORIR EN EL INTENTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora