REGLA 48: DILE NO A LOS ESTEREOTIPOS.

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- Vamos al comedor, necesito ingerir alimentos pronto, o me desmayaré por hipoglicemia. - Dije mientras me abría paso entre mis dos mejores amigos, Alek y June.

- Yo también, pero no tengo ganas de ver a Sammy besando al primer imbécil que se le atraviese. - Desde que esos dos terminaron, de lo único que este hombre habla es exclusivamente sobre Samantha Grenger. Es realmente estresante.

- Creo que me acabas de insultar. - Alek agregó con su voz ronca de costumbre, obligándome a levantar la cabeza para mirarlo. ¿Por qué tiene que ser hetero? El chico ha madurado, a tal punto de que ahora me atrae bastante, y no precisamente como un amigo. - Pero en mi defensa, yo no la besé, tu novia no me gusta.

- Claro, digamos que te creo. Pero eso ya no me importa. - El rubio y yo soltamos una carcajada ante el comentario absurdo.

- Jakal. ¿Ya no saludas? - Hera se acercó y yo le di un beso en la mejilla por cortesía, pero la realidad es que esta chica es bastante intensa, a veces me dan ganas de decirle que soy gay.

- Hola. - Tomé mi bandeja y cubiertos. Ella hizo lo mismo.

- Sabes... - No. Ni se, ni quiero saberlo. - En estos días me he interesado en tu amigo, el moreno. - Vaya sorpresa, le gusta June, aunque es bueno saber que se acerca a mí solo para conseguir información.

- ¿Y? - Me serví la ensalada para moverme a la estación de carnes. Se lo que este tipo de chicas busca, y no estoy dispuesto a dárselo.

- Pues que pensé... - No lo hagas. Ese es un trabajo muy duro para ti. - Podrías contarme algo sobre él. Por ejemplo, si tiene novia.

- Pregúntaselo tu misma. – Está tan deprimido que tal vez termines en su cama.

- Oye no seas así, solo te pedía un favor. - Levantó la voz, ganándose la mirada de casi todos los presentes.

- June. - Suspiré y tomé mi fruta. - ¿Tienes novia? - Pregunté casualmente mientras caminábamos a la mesa. Hera nos seguía de cerca.

- Por favor, no le pongas más peróxido de hidrógeno a la herida. – Contestó molesto y yo no pude evitar reírme. – Esa pregunta es para Alek.

- Intuyo que lo que quieres saber es si me acosté con el tigre. - Después de sentarnos, levantó la mirada hacia la mesa de Yue y sus amigas.

- ¿Por qué lo hiciste? Era mi amiga, estúpido. - June lo golpeó en la cabeza con la botella de agua mineral.

- Y la mía. - Como estaba frente a él, no pude agredirlo. - Ahora el odio que te tendrá, también recaerá sobre nosotros.

- ¿Qué odio? La enana no me odia. - Intentó esconder una sonrisa al llevarse un bocado de arroz a la boca.

- Ahora no, pero cuando te consigas a otra, herirás sus sentimientos y el ciclo se repetirá. Es lo mismo de siempre. - El moreno me quitó las palabras de la boca.

- ¿Y por qué tendría que buscarme otra? - Ambos lo miramos estupefactos, hasta que el otro rubio se sentó a nuestro lado.

- Erick, creo que te cambiaron al hermano. - Dije y este rió.

- Ya había sospechado eso. - Terminó de tragar su ensalada para hablar mejor. - Pero no creo que alguien sea capaz de soportar al verdadero, me lo devolverán pronto.

      Todos soltamos una carcajada, menos Alek, el cual solo se cruzó de brazos. Él es como un niño pequeño, cuando se molesta, es muy evidente.

CÓMO ESTUDIAR MEDICINA Y NO MORIR EN EL INTENTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora