Domingo. 37 días restantes para el examen de pediatría.
- No llores Erick, solo tienes que decirle a papá que yo lo hice. ¿Está bien?
- Pero... - Dijo luego de absorber sus mocos. – Tú no hiciste nada. Te castigarán por esto.
- No te preocupes por tonterías. – Le sonreí para ayudarlo a levantarse del suelo. Su rodilla sangraba, por lo que lo animé a que entráramos a la casa antes de que Martha nos viera.
- Shura. – Mi hermano seguía llorando a pesar de que ya le había dicho que todo estaría bien.
- ¿Qué pasa? – Lo traje conmigo hasta el baño, y tras subirme al lavamanos, logré abrir la vitrina donde solíamos guardar las medicinas.
- Tengo miedo. – Tomé lo que necesitaría para luego volver hacia donde él estaba sentado.
- No pasa nada. – Limpié la pequeña herida y este reprimió un grito. – Yo rompí el florero de la abuela ¿Entiendes?
- Está bien.
Desperté sobresaltado por quinta vez consecutiva. Últimamente he tenido estos repetitivos recuerdos de mi infancia mientras duermo.
Abro los ojos lentamente para acostumbrarme de a poco a la luz, sin embargo, me llama la atención no encontrar el televisor frente a mi. ¿Qué le pasó a mi consola?
Intento levantarme, pero abandono la idea de inmediato ante la sensación de vértigo que me obliga a tumbarme nuevamente, observando en el proceso la mesa al lado de la cama , repleta de antialérgicos y el conocido spray de salbutamol, para luego notar la vitrina llena de juguetes, o como a mi hermano le gusta decirle, "figuras de acción". Me pregunto qué hago en la habitación de Erick.
Al final, y luego de un buen rato de meditación, opto por entrar al baño, sorprendiéndome con la persona que veo reflejada en el espejo. Supongo que tiene bastante lógica que me vea tan mal como me siento.
- ¿Oso? – Escuché la voz de June, por lo que salí sin siquiera poder orinar. - ¿Qué haces aquí? Te estaba buscando.
- Créeme. No tengo ni puta idea. – Sacudí mi cabello para apartarlo de mi cara.
- ¿Y eso? – Miró la ropa que yo tenía puesta, antes de lanzarse sobre la cama. – No recuerdo cuándo fue la última vez que te vi amanecer con un pantalón puesto.
- Amigo. – Me senté también. – No recuerdo absolutamente nada de lo que hice anoche, el pantalón es lo de menos, por favor, dime que no me acosté con ninguna prostituta.
- ¿Quieres que te mienta? – Contestó y yo lo miré estupefacto. - Es broma. Solo bebiste demasiado, bailaste toda la noche, y al final, te trajimos a casa.
- Es decir... que tú tampoco sabes por qué no estoy en mi habitación. – June asintió y yo solo me recosté. Necesito recordar.
- ¿Por lo menos recuerdas que hoy me tienes que ayudar? – Preguntó y yo suspiré.
- Si Winnie Pooh. Te ayudaré a recuperar tu miel, aunque la cefalea y las nauseas me estén destrozando. – Agregué y este rió.
- Me haces parecer un mal amigo. – Se levantó y yo lo hice tras él. – Vamos a bajar, tu ex novia preparó comida.
- Para empezar, ella nunca fue mi novia. – Me defendí mientras saltaba las escaleras.
- Claro, como tú digas. – Dijo con sarcasmo y yo puse los ojos en blanco.
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CÓMO ESTUDIAR MEDICINA Y NO MORIR EN EL INTENTO
Novela JuvenilLa vida del egocéntrico y apuesto obstetra Jeremy Presley nunca fue fácil, ni lo será de ahora en adelante, ya que por diversos motivos se ve obligado a enseñar a unos vanidosos estudiantes de medicina, los cuales esconden historias sorprendentes. C...