Capítulo Uno.
Puerto de Civitavecchia, Italia.
16 de marzo del 2003.
El sonido de algunos barcos alejándose o tal vez acercándose la lograron despertar, el frío suelo contra sus pies descalzos y lastimados parecían traerla a la consciencia, pero nada la lograba estabilizar, iba y venía entre el aturdimiento y la lógica, en su cabeza algo estaba fallando.
Podía sentir dos manos grandes a cada lado de sus brazos apresándola, sus manos atrapadas en unas esposas tras su espalda y su cuerpo temblando de frío por su poca ropa, podía sentir un poco de sangre en su labio el cual saboreaba como si fuera una clase de alimento, mientras que su cuerpo crujía por todos lados con un dolor indeterminado.
¿Dónde estaba? ¿Qué estaba haciendo? O ¿A dónde la dirigían? Serían preguntas para después, para cuando su mente se pudiera aclarar, por el momento solo se limitaría a continuar o quizás volver a la inconciencia.
Para su suerte el camino no duró mucho e incluso disfrutó cuando logró tocar suelo de golpe al entrar a un contenedor de un tamaño exagerado, la botaron obligándola a bajar la cabeza, pero incluso con el pequeño lapsus de luz logró divisar a tres hombres más frente a ella, ni siquiera necesitaba recordar su nombre para presentir cuál de ellos era el más importante.
—¿Qué es esto? —preguntó la voz frente a ella, intentó levantar el rostro para ver su expresión, pero fue obligada por una mano contra su nuca a bajarla otra vez. —Te pedí alguien que cuidara mi espalda, no a una puta que puedo conseguir en una esquina.
Por extraño que pareciera aquello solo podía forjarle una sonrisa ladina, había algo de ello que le hacía gracia, pero cuando una segunda voz se escuchó cualquier diversión en su cuerpo se esfumó, se tensó considerablemente con un solo pensamiento en su cabeza nublada.
—Es la mejor en su categoría, Señor, es traída de uno de los entrenamientos mejor comprobados por todo el mundo, solo permítame mostrarle —la formalidad de su tono solo le daba nauseas, podía reconocer aquella voz, no de un tiempo remoto, sino más bien uno muy cercano, quizás el único que podría recordar realmente.
—Veamos que puede hacer —respondió el hombre de en medio acomodándose en su asiento.
Con tan solo esa frase los hombres que aún la mantenían apresada desde los brazos comenzaron a moverse, un solo afloje de sus esposas y ya estaba en movimiento, ni siquiera estaba pensando, no había recibido tampoco una orden, su cuerpo había reaccionado sin siquiera pensar, pero de todas formas lo disfrutó.
Automáticamente su codo izquierdo fue de lleno a parar en el rostro del hombre del mismo lado, mientras que de forma fluida continuó con una patada hacia el hombre de la derecha, no perdió tiempo y volvió con el de la izquierda en varios golpes certeros en el estómago y el rostro. Cuando sintió que su segundo oponente lograba alcanzarla y levantarla en vilo no perdió tiempo en arrastrarse como serpiente por su cuerpo hasta acabar con sus manos enredadas en su cuello mientras sus piernas rodeaban sus caderas, solo necesito diez presiones en su tráquea para que esta se rompiera y entonces el hombre dejara de respirar.
El que aún quedaba vivo estaba perplejo mirando a la chica que parecía satisfecha al completar su primer asesinato, tranquilamente como quien realiza un trabajo manual de casa, se levantó y sacudió sus manos, se volteó buscando a su segundo oponente y solo en ese momento él logró arremeter contra ella sacando una cuchilla de entre sus ropas. Sin ningún miedo en sus ojos la chica dio algunos pasos apresurados y al minuto en que su oponente lanzó su primer ataque ella ya tenía la mano aprisionada contra su cuerpo enviándolo de inmediato al suelo, lo siguiente que siguió fue la cuchilla en su mano y la sangre del cuello de aquel hombre saltando en su rostro como si fuera una salpicadura de agua por las mañanas.
ESTÁS LEYENDO
Rubí // Killer I: La Joya.
ActionEn un mundo en el que no se puede confiar en nadie, ella llega sin armas ni memoria para defender al sottocapo de una familia mafiosa en Italia. En un mundo en el que en realidad nadie la dejará participar, tendrá que demostrar con sangre y sudor, q...