Capítulo Once
Tarquinia, Italia.
11 de abril, 2003
Su cuerpo se sentía cansado, cada uno de sus músculos parecía gritar cada vez que se movía, pero no era un dolor que le hiciera quejarse o querer llorar, a cambio la hacía sonreír como tonta sintiéndose gratamente agotada. Rubén había cumplido, la había llevado por diferentes lugares de luchas clandestinas dentro de Tarquinia y había golpeado hasta que su cuerpo se sintió demasiado pesado como para seguir, se habían detenido en una gasolinera a contabilizar sus ganancias y Rubén estaba riendo, casi llorando de felicidad.
—Eres una muy buena inversión —comentó con una diversión palpable. —¿Segura que estás bien?
—Sí, solo necesito descansar un poco —sonrió dejando caer su cabeza en el respaldo del auto mientras sonreía, tenía que aceptarlo haberle pedido aquello a Rubén había sido la mejor decisión de su vida, lo había disfrutado. —Tenemos que repetirlo algún día, ¿De acuerdo?
—¿Qué idioma estás hablando? No lo entiendo.
Elevó su cabeza buscando la mirada de su compañero, solo entonces se percató que estaba hablando en portugués, solía ocurrir de vez en cuando y mucho más cuando estaba cansada, su mente parecía reconocerlo como su lengua materna.
—Lo haces recurrentemente, a veces insultas en ese idioma, cualquiera pensaría que deberías hablar en chino, pero a cambio utilizas ese idioma... ¿Qué es?
—Portugués —respondió rebuscando en sus memorias si es que encontraba algo que le diera una explicación razonable.
—Pareces hablarlo fluido. ¿Quizás de dónde venías?
—No hay muchas opciones ¿cierto? —cuestionó analizándolo, había observado el mapamundi de la biblioteca de Biago, había leído libros y se había informado.
— Portugal, Brasil, Angola, Guinea-Bissau, Mozambique, Cabo Verde, Santo Tomé y Príncipe y Timor Oriental —Rubén se encogió de hombros. —Al menos la búsqueda se reduce y ya no tienes que centrarte en... ¿Todo el mundo?
—Cierto, debería hablar con Roger para que me ayude, quizás cooperar sería una forma rápida de encontrar mis memorias.
—No quieres hacerlo, ¿verdad? —se giró a verlo nuevamente estaba acomodado en el asiento de tal forma que podía verla directamente. —¿Estás preocupada por eso? Desde que salimos de la casona has estado extraña.
—No tenía que ver con mis memorias, fue esa chica —confesó pensando nuevamente en aquella mujer, bajó su mirada a sus manos otra vez. —Agata Vitelo.
—Es la prometida del Sottocapo —una mueca inmediata apareció en su rostro, lo había deducido por sus aspectos, ella era la que aparentaba más edad, pero a la vez más amenazante, quizás esa era la mayor parte que le molestaba, saber que el único hombre que parecía atraerle de todos los que había visto en el lugar estaba tomado por una mujer con... ¿estatus?
Pero por más que lo pensaba no era realmente lo que le preocupaba, sí, podía estar interesada en Biago en más de una forma, pero sabía que no era eso lo que le molestaba, había algo en aquella mujer que golpeaba en parte su cabeza provocándole jaqueca.
—Mis memorias —susurró finalmente. —Ella parece estar perdida en mis memorias.
—¿Crees que la conoces de antes?
—No estoy segura, es como cuando ataqué a aquellos bastardos en Di Cassia, mi instinto me decía que eran mis iguales. Con ella es algo parecido, pero a la vez mucho más fuerte, además de pensar que también es como yo... ella, parece ser algo que pica en mi cabeza.
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Rubí // Killer I: La Joya.
ActionEn un mundo en el que no se puede confiar en nadie, ella llega sin armas ni memoria para defender al sottocapo de una familia mafiosa en Italia. En un mundo en el que en realidad nadie la dejará participar, tendrá que demostrar con sangre y sudor, q...