Capítulo Catorce

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Capítulo catorce.

Viterbo, Italia.

08 de mayo, 2003

—Por favor, toma asiento —dijo con una falsa calma el viejo de mierda.

Sabía, lamentablemente, que aunque lo amenazara de muerte y lo tuviera listo en sus manos para acabar con él, jamás podría llegar a completar el asunto. Primero por fidelidad a Biago, segundo porque al parecer el vejestorio era el único que podría conocer realmente su identidad y tercero porque de alguna forma podía presentir que tenerlo de aliado sería incluso más beneficioso que degollarlo ahí mismo.

Aflojó el agarre en el cuello del Don y depositó la cuchilla en la mesa justo en el centro como señal de paz fingida, a la espera de que comprendiera que en cualquier momento podría tomarla y volver a atacar. Rodeó la mesa y tomó asiento obedientemente frente al hombre que tenía su vida en sus manos, sus ojos se enfrentaron manteniendo un silencio desafiante que ninguno quiso alterar hasta que tras unos segundos, Basilio fue el primero en tomar la palabra.

Red Lips, Blood Eyes, 1993.

Basilio se inclinó hacia el suelo y volvió a reaparecer con una carpeta en sus manos, la dejó sobre la mesa junto a la cuchilla mostrando que no había ninguna identificación en ella, era tan impersonal como cualquier otra y aun así parecía contener su vida en ella.

—Tómala —invitó, permitiéndole a Rubí acercarla a su lado, con cuidado la abrió encontrando tan solo una hoja de identificación bastante vacía para su gusto.

—¿Esto es alguna clase de juego? —preguntó irónica repasando por las letras de algo que ya conocía.

Su seudónimo: Red Lips. Su procedencia: Desconocida. Institución: Blood Eyes, dirigida por Meyer. Y finalmente en un cuadro un poco más grande con la descripción bastante vaga de un trabajo que parecía estar completado.

—En 1993 Vitelo me pidió que me contactara con Blood Eyes, escuela que entrena asesinos desde pequeños, le pasé el dato, no sabía para qué necesitaba de sus servicios, desconocí todo el movimiento que ocurrió en ese tiempo, hasta que en una operación te encontré escapando.

Rubí elevó sus ojos de la hoja para escuchar con mayor atención las palabras de Basilio, había ciertas cosas que quería preguntar entremedio, pero prefirió seguir escuchando el dichoso relato antes de interrumpir.

—Eras tan solo una niña, tendrías tal vez 7 años u 8, no estoy seguro, creí que estabas espiando, que eras algún juguete de Riina o algo por el estilo, con mis hombres te arrastramos hasta un cuarto de tortura e intentamos sacarte información. Pasamos horas en que no hablabas hasta que entre golpes comenzaste a reír como desquiciada. Você está engañado, susurraste luego de que te calmaras, elevaste la mirada y lo siguiente que supe es que estaba bañado de la sangre de mis hombres.

Palermo, Italia.

14 de enero, 1993

Você está engañado (Te estás equivocando) —volvió a repetir la niña de tan solo 8 años. Se inclinó hasta el suelo donde Basilio parecía aterrado y lentamente se arrastraba para intentar alejarse, pero solo conseguía empaparse más de sangre. —O tempo acabou, você pode pedir misericordia. (Se acabó el tiempo, puedes pedir misericordia.)

—No... no entiendo —tartamudeó llegando hasta tocar la pared contra su espalda. Estaba muerto, estaba perdido, pero entonces la niña se alejó observando hacia la puerta que comenzaba a ser azotada. —¿Quién... Quién... eres? —se atrevió a preguntar.

Rubí // Killer I: La Joya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora