Capítulo Veintiuno

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Capítulo Veintiuno

Viterbo, Italia

11 de julio, 2003

No había tiempo que perder. Una vez la orden fue dada corrió hasta el cuarto de armamentos, seleccionó todas las pistolas que cupieron en su cinturón, las cuchillas que podía esconder en sus zapatos y no olvidó los cargadores llenos de balas. Por último antes de salir sacó una maleta con uno de los tesoros más preciados de Roger, luego daría las explicaciones en vez de pedir permiso.

Caminó a pasos firmes hacia la salida de la casona al mismo tiempo que vio a Rubén a punto de subir las escalinatas. Sonrió, no se había dado cuenta que lo había extrañado, pero lamentablemente eso no era el momento de reencuentros.

—Envié a mis hombres para que siguieran a los caporegime, nos darán sus ubicaciones —informó al tiempo que caminaban hacia el auto.

No hubo saludos ni nada efusivo, Rubí caminó en silencio hasta el maletero para dejar el rifle acomodado a la espera de su uso. Cerró el portamaletas y finalmente adentrarse como copiloto al mismo tiempo que Rubén encendió el auto.

—Confirma la posición de Serra, será el primer desgraciado al que haré hablar —demandó Rubí sacando una gorra de la guantera y una cinta para el cabello.

—Donato me informó lo que escuchaste. ¿Alguien te vio? —preguntó mientras adentraba el auto en la carretera.

—No, o por lo menos eso espero —masculló mientras tomaba su pelo y formaba una coleta hasta esconderlo en la gorra. —Me dijeron que estuviste en Napoli.

—El Don me envió creyendo que las amenazas venían de allá.

—Supiste antes de las amenazas y no me lo comentaste.

—No creí que fueran a terminar en esto.

El radio portátil sonó anunciando que uno de los soldados quería comunicarse, luego del código de presentación lo que se escuchó fue la confirmación de la locación de cada uno de los caporegime, al parecer luego de haber enviado mensajes a sus propios soldados los cinco hombres habían tomado caminos separados fingiendo buscar a la Señora Fiore por todos los pueblos aledaños.

—Testa tomó la ruta hacia Santa Bárbara, Serra fue a Boun Respiro, Marchetti a Le Faire, Catalano se reunió con Fontana y ahora juntos fueron hacia Bagno del Bussete.

—¿Por qué esos dos se juntaron? —cuestionó Rubén.

—Da igual, vamos a Boun Respiro, ese cabrón de Serra me dirá todo lo que sabe incluso si tengo que dejarlo inconsciente.

Rubén aceleró el auto dirigiéndose al centro de Viterbo, rió por el comentario de Rubí incluso sabiendo que no era la ocasión después de todo ninguno de ellos estaban en posición de jugar bromas en ese momento.

Rubí terminó de ajustar su pelo para luego tomar su celular y comenzar a marcar el número de Franco, sabía que el menor de los Felivene había estado más alterado que todos en la mansión por la pérdida de su madre, pero lo necesitaba y en ese momento era el único en el que podría confiar que pudiera cumplir al pie de la letra sin preguntas.

—Aprendiste a utilizar tus aparatos mágicos —comentó Rubén, pero fue acallado con la señal universal de silencio.

—Franco —dijo Rubí escuchando la voz del joven al otro lado del celular. —Necesito que envíes a tus hombres a tres lugares diferentes.

—Dime y lo haré —respondió el muchacho sin siquiera titubear.

—Santa Bárbara, Le Faire y Bagno del Bussete.

Rubí // Killer I: La Joya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora