Capítulo Trece

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Capítulo trece.

Londres, Inglaterra.

20 de abril, 2003

Habían pasado exactamente cinco días desde que habían llegado a Londres, estaban acomodados en una habitación matrimonial de un hotel cercano al río Támesis, una vista que comenzaba a fascinarle cada día más. El primer día había sido un caos entre la idea de hacer pensar a todos que no procedían de Italia, de parte de Rubén, y la nula comprensión del uno y del otro en idiomas diferentes, pero luego de varios días habían comenzado a entenderse. Rubí había pasado los días restantes en una organización poco vista, pero que parecía innata en ella. Se había instalado en la mesa central de la habitación y no se había movido más que para ir al baño o dormir, pero por fin su esfuerzo estaba valiendo frutos y los cálculos estaban jugando a su favor.

—¿No crees que Londres es algo fascinante, amor? —cuestionó Rubí con gracia cuando escuchó a Rubén entrar.

La sola mención de aquel apelativo cariñoso hizo gruñir a Rubén haciendo reír a Rubí como era su intención, habían fingido ser matrimonio solo porque los certificados falsos que había enviado Basilio lo dictaban, un castigo había pensado Rubén, pero para Rubí solo era un detalle por menor que le serviría de tapadera en algún futuro lejano.

Rubén se acercó a la mesa luego de haber tomado una larga ducha, a comparación de Rubí él sí había salido de la habitación con recurrencia, pero no por los motivos que le hubieran encantado presumir, a cambio había sido por orden explícita de su supuesta esposa, gracias a ella había tenido que estar en medio de los barrios más bajos de Londres consiguiendo información hasta localizar al hombre que correspondía asesinar. Jamás había tenido tantos problemas en localizar a alguien, pero al parecer Calvi ya se había escondido incluso antes de que pudieran comenzar a buscarlo.

—¿Cuándo es nuestro viaje a Milán? —preguntó Rubí mientras Rubén se sentaba a su lado.

—Está para el 29 de este mes.

—¿Lograste encontrar su paradero?

—Encontré a alguien que me dio una dirección, pero nada certero.

—Bien, es mi turno entonces —sonrió, llevaba mucho tiempo haciendo eso y de alguna forma comenzaba a molestarle a Rubén como le hacía sentir. —¿Quieres ir a dar un paseo, esposo? —propuso Rubí divertida.

—¿Por fin saldrás de la habitación? —contrapuso intentando bromear para evitar pensar en cómo lo habían afectado las palabras de su compañera.

—Hay que disfrutar de nuestra luna de miel de una vez por todas, cariño.

Se levantó de su lugar tomándolo de la mano para guiarlo fuera de la habitación. Era un día estupendo para salir a pasear con un vestido holgado como toda una recién casada, pero sabía perfectamente que ese no era el verdadero cometido de su esposa falsa, a pesar de ello prefirió fingir que estaba de vacaciones antes de indagar más en la verdadera situación en la que se encontraban.

*

Londres, Inglaterra

24 de abril, 2003

—Creo que me gustó más London Eyes —comentó mientras comía de un helado y era abrazada por Rubén.

—Tan quisquillosa —se burló Rubén asegurando mejor su brazo sobre la cintura de Rubí mientras la miraba de costado.

Sabía que él no le quitaba la mirada de encima de hacía días, no estaba segura si por vigilancia o algo más, pero comenzaba a acostumbrarse a su forma tan detallada de observarla como si en algún momento pudiera llegar a descifrar lo que estaba pensando. Iban camino al puente Blackfriars quizás la última atracción que verían en el día para volver al hotel y luego descansar. Habían pasado días recorriendo Londres como turistas recién casados, demostrando amor que no tenían, entre conversaciones y risas que solían salir verdaderas de vez en cuando, pero aunque realmente se estuvieran divirtiendo el límite de tiempo estaba comenzando a palmear sus espaldas.

Rubí // Killer I: La Joya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora