Especial #2

534 57 12
                                    

[Especial: Comisión en Palermo]

Palermo, Italia.

12 de abril, 2003

Basilio tenía la convicción de que una comisión nunca podría traer algo bueno. Había aprendido de mala gana que la mejor forma de protegerse y proteger a su familia era no confiar en ninguna de aquellas formas que lo unían a las otras familias más de lo necesario. Ofrecía lo que le exigían, pero procuraba vivir alejado sin comprometerse demasiado con Sicilia. En un pasado habría dado lo que fuera por obtener el título más alto en la organización, pero hoy solo quería limitarse a su trabajo en su casona.

Aún recordaba el momento en que todas las cosas comenzaron a salir mal dentro de la organización, comenzando con el estallido de la guerra entre clanes en 1963 y siguiendo en 1979 con la etapa más sanguinaria de Cosa Nostra al mando de Salvatore Riina. Las cosas habían ido de mal en peor en ese período y no podía estar más a favor de Provenzano cuando tomó el cargo en 1993 sobre convertir a la mafia en algo alejado de los medios de comunicación. Tuvieron que pasar varios años para que poco a poco las familias volvieran a un bajo perfil, pero aún se consideraba a la organización como un peligro inminente para el país.

Habían ocurrido tantas cosas en aquel período que solo recordarlo le daba dolor de cabeza, recordaba como su padre apelaba contra los ancianos en el negocio para no comenzar una guerra, pero lamentablemente nada pudo cambiar, a sus 15 años Basilio tuvo que aprender la cruda verdad: "Incluso entre aliados, la muerte es inminente, hijo", había dicho su padre. Comprendía el trasfondo incluso mejor que su contenido literal, su padre, sabía mejor que nadie que la organización, por más que se auto-denominara como fraternal, las cosas no serían así por mucho tiempo, aquella guerra lo demostró, en Palermo, prácticamente las muertes se multiplicaron entre familias, atentados, asesinatos y entre otras cosas que fueron masificados, hasta la llegada de Riina al poder de Cosa Nostra en 1979 entonces las muertes se trasladaron a la nación y los asuntos se complicaron aún más.

Riina trasladó la guerra hacia el Estado, comenzando con el asesinato del General Dalla Chiesa en la capital de Sicilia en 1983, siguiendo con la muerte del juez Giovani Falcone en 1992 y culminando todo dos meses después con la muerte del Magistrado Paolo Borsellino, las cosas hubieran sido completamente diferentes si es que las muertes hubiesen sido silenciosas y a un nivel mucho más inteligente o estratégico, pero a Riina le gustaba derramar sangre por lo que los estallidos parecían ser su mejor opción, por esta razón en los años de su mandato como Capo de tutti capi las muertes ascendieron de tal forma que fue imposible para los políticos afines a la mafia seguir apoyándolos. Entonces tenía que ocurrir las reformas y las traiciones.

Basilio suspiró, conocía la verdad de lo que había ocurrido en 1993 no porque realmente quisiera, no porque hubiera sido participe, simplemente las casualidades de la vida lo llevaron a encontrarse con una pequeña rata de labios rojos, aquella noche en que todos estaban a punto de rendirse ante la muerte las cosas cambiaron con esa niña frente a sus ojos.

—Señor, estamos llegando —anunció Donato desde su lugar de conductor.

Se preguntaba si es que, así como Riina había sido traicionado en 1993 por su mano derecha, él también podría sufrir aquella condena, pero sería inaudito, confiaba en Donato y ser mano derecha era algo completamente diferente a ser un Consejero, o por lo menos eso quería creer. Recordaba mejor que nadie los sucesos que llevaron a hacer de Cosa Nostra lo que era a la fecha.

Luego del arresto de Riina, suceso al que solo fue apuntado a su chófer de traición, Provenzano, mano derecha de Riina, tomó el mando comenzando una nueva etapa de inmersión, apoyaba sus ideales, pero no podía compartir por completo sus acciones.

Rubí // Killer I: La Joya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora