Capítulo Diecinueve

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Capítulo diecinueve

Viterbo, Italia

04 de julio, 2003

—Necesitamos conversar sobre ello.

—No, no lo necesitamos, yo ya tengo mi opinión y no cederé.

Desde que había llegado, Agata había estado siguiendo a Biago de un lado a otro, tenían que conversar sobre el futuro matrimonio, Agata le había advertido que su padre lo propondría en la cena y como siempre los mayores no se opondrían. No había nada que pudiera hacer, negarse ni siquiera era una opción, pero Biago parecía tan cerrado en cuanto al asunto que realmente era un dolor de cabeza hacerlo entender que debían llegar al mejor acuerdo posible para que todo cursara en paz y beneficio entre familias.

—Si tan solo me escucharas te darías cuenta que no soy tu enemigo, Biago —exclamó como último recurso haciendo que Biago se detuviera de inmediato en medio del césped.

Aprovechó el momento para acercarse, entonces notó que no se había detenido por ella, en frente estaba la estúpida Red Lips junto al menor de los Felivene conversando y riendo a gusto, algo que parecía traer un gran malestar a su prometido puesto que Biago tenía una expresión nada amigable.

—Puedes estar con tu puta incluso si nos casamos, solo tienes que escucharme —insistió.

—No me casaré contigo, Agata —masculló sin despegar su mirada de la pareja que parecía caminar hacía el otro extremo de la casona, seguramente donde estaba la Señora Fiore.

—Pues lo tendrás que hacer, es un acuerdo entre nuestras familias desde incluso antes que naciéramos, no puedes romperlo.

Finalmente había conseguido que Biago la mirara, pero a la vez también había captado la atención de Red Lips y Franco. No eran importantes estos últimos, pero le gustaba la idea de que también comprendieran lo importante que era el vínculo que debía efectuarse.

—Piensa en todos los beneficios que puede traer el acuerdo, incluso tu vida estaría mucho más asegurada, el trabajo de mi padre es más estable que el de Don Basilio y nuestras vidas podrían ser lujos mayores. Biago, piénsalo.

—No está en cuestionamiento mi decisión y te lo repito, me importa una mierda si es que es un trato de antaño, mi decisión sigue siendo la misma.

Retomó su camino adentrándose a la casona ignorándola tanto a ella como a la pareja que los observaba con gran interés. Con una mueca de niña regañada se acercó a ellos, más que nada para hablar con Franco y sacarle en cara a Red Lips su posición en esa casona. Aún dudaba sobre la real llegada de esa mujer, se cuestionaba si es que realmente había olvidado su pasado y por sobre todo se preguntaba si era necesario que destapara todas las cosas que sabía de ella, comenzando por su verdadero nombre.

Se habían odiado años atrás y no era diferente por lo que estaba segura que su presencia no traería más que roces, pero a diferencia del pasado en la casona era ella, Agata, quien tenía más poder, esta vez estaba segura que la ganadora sería ella no la maldita perra de labios rojos.

—¿No estabas con mi madre? —cuestionó Franco al terminar de acercarse.

—Me salí cuando llegó Biago a buscar a Flavio. Después de todo, la Señora Fiore no es de mi total agrado.

—Será tu suegra.

—Lo es ya —objetó mirando de pies a cabezas a su contrincante. Como deseaba devolverle la mano de hace años.

—Iré con ella entonces —habló por fin la perra inclinándose como si realmente tuviera la nacionalidad china. —Permiso.

Pudo haberla detenido, pero a cambio solo dejó que se fuera mientras la miraba con altanería y los brazos cruzados, algún día se vengaría era lo que se llevaba diciendo hace mucho tiempo.

Rubí // Killer I: La Joya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora