Capítulo Cincuenta y dos
Murcia, España
03 de agosto, 2006
Observó la ciudad a través de la ventana, abrazándose a sí misma mientras veía los coches avanzar con lentitud y a las personas ir y venir sumergidos en sus dilemas diarios. Se imaginó nuevamente una vida como la de ellos, común, con problemas comunes como el no saber qué comer durante el almuerzo o tal vez si es que llegaría tarde al trabajo en una oficina, se imaginó a si misma conociendo a Devan en una situación común... había estado pensando en él desde que había tocado Blood Eyes hacía tres días atrás. No podía evitar preguntarse cuantos habían muerto, cuantos habían podido salir, se acordó de Jester, él había mencionado a Devan en el encuentro que habían tenido en las Vegas, pero eso no le aseguraba nada. Volvió a temblar, pensando en lo peor y sintiéndose tan culpable, quizás aquello era lo que había querido olvidar, la culpa, la emoción, algo que había aprendido gracias a la llegada de Devan a Blood Eyes, algo que Mónica había querido erradicar de cualquier forma de su sistema, pero solo había logrado que se encaprichara más con aquel chico, lo que había provocado el final de todo.
—¿Cómo estás?
La voz de Biago detrás la hizo suspirar, era un alivio escucharlo a diario, le hacía recordar que ya no estaba en aquellos tiempos de guerra en las que tenía que matar para sobrevivir, le recordaba que no debía ser una salvaje para sobresalir y lo que más amaba recordar era que su vida había cambiado radicalmente. Quizás seguía siendo una asesina y la vida común nunca la tendría, pero al final de cuentas era la mejor vida que podría pedir.
Sintió los brazos de Biago rodeándola y con la mejor sensación se reacomodó afirmando su espalda contra el pecho de él. Sentir su aroma, su presencia y su calor eran su perdición, aquello que parecía embriagarla a diario y le ayudaba a olvidar todo lo que se acumulaba en su cabeza.
—Mejor —suspiró. —Siento haber estado tan callada estos días.
—No te preocupes, amor, con tu presencia me doy por satisfecho.
Sonrió aun observando la ventana, la verdad era que luego de haber dejado Portugal se había sumido en su mente llena de recuerdos que no quería revivir, pero de todas formas su cabeza no parecía obedecerle mostrándole todo su pasado una y otra vez. Solo lograba salir de esos momento cuando Biago le conversaba y ella simplemente lo podía observar y sonreír, no podía hablar, se sentía tan frustrada que cada vez que lo intentaba solo salían lágrimas de sus ojos. No entendía por qué se sentía tan angustiada, cuando ni siquiera se llevaba bien con los demás, todo empezó a mejorar cuando Devan llegó, pero aquello no había cambiado lo suficiente como para haber realmente amado el lugar, tal vez el hecho de que fuera lo único que conocía, su infancia, aunque llena de sangre y tortura finalmente era eso, de dónde provenía y ahora estaba todo en cenizas.
—¿Qué dices si salimos a dar un paseo? Dicen que hay lugares bastante buenos para ver aquí —propuso Biago luego de un corto silencio.
—La verdad... es que me gustaría quedarme aquí un poco más.
Rubí se giró lentamente envolviendo sus manos sobre los hombros de Biago, encontrar aquellos ojos azules era su perdición, si su cuerpo ya era una adicción, verse a través de sus ojos era como desvanecerse y entrar a otro mundo, nunca antes se había sentido tan atraída o perdida por alguien como lo estaba de Biago, ni siquiera Devan, ni siquiera Adolfo había podido hacerla sentir de un modo tan destructivo y peligroso, puesto que sabía que si se enamoraba perdidamente muchas cosas comenzaría a pasarlas por alto. De hecho ese había sido el mayor temor de Mónica al enterarse de su romance con Devan, sabía de antemano que el amor cegaba y podría provocar el mayor desastre antes visto. La verdad, se había reprimido en cuanto a Devan por esa misma razón, ¿pero con Biago? Con Biago no tenía por qué reprimirse ni contenerse, con Biago no le importaba nada más que él y ella juntos, incluso si eso afectara a todas sus conexiones en la mafia calabresa, siempre que lo tuviera a él nada más importaría.
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Rubí // Killer I: La Joya.
ActionEn un mundo en el que no se puede confiar en nadie, ella llega sin armas ni memoria para defender al sottocapo de una familia mafiosa en Italia. En un mundo en el que en realidad nadie la dejará participar, tendrá que demostrar con sangre y sudor, q...