Capítulo cuatro
Viterbo, Italia.
18 de marzo 2003
Las cosas no podían ser tan simples como se veían, en realidad nada de lo que estaba sucediendo debería estar pasando, habían reglas, reglas que había pasado años siguiendo, reglas que le decían qué hacer y estaba casi seguro que había enseñado de esa misma forma a sus hijos.
Si tenía que confesárselo a alguien, Basilio habría dicho que estaba confundido, nunca antes había permitido que una mujer siquiera se le acercara sin su consentimiento, mucho menos había permitido que su propio hijo lo desafiara, pero había algo en aquella muchacha que le traía recuerdos de un pasado bastante distante que quería comprobar... y lo estaba haciendo.
Pelea tras pelea, aquella troia(puta) de labios rojos y rasgos asiáticos, estaba acabando con todos los contrincantes de la zona que se habían acercado, algunos podían salir respirando, otros no alcanzaban a escapar de sus manos. Ninguno de los espectadores podía creerlo realmente, los reclamos y los gritos no se hacían esperar de todas las bestias que frecuentaban el recinto, mientras los iguales a Basilio solo podían mantenerse alerta.
La llegada de esa mujer no podía acarrear nada bueno, mucho menos si era mostrada de tal forma en tal espectáculo y aquello era un desafío para todos, por ello que tras tres combates seguidos el silencio de los jefes de familia fue unánime, porque incluso con sus mejores hombre no habían podido ganarle a una aparición reciente y eso no solo significaba una derrota, eso significaba la baja de su reputación, la pérdida de un ejemplo de poder y lo que era mucho peor los crecientes deseos de venganza; Porque claramente nadie de ahí creería que aquello había sido un juego limpio y era probable que por ser Basilio el jefe de la familia él tendría que tomar la responsabilidad sobre el asunto.
Así que había llegado el momento de probar a aquella muchacha, había llegado el momento de comprender si es que su llegada era una debilidad para su familia la cual debería eliminar en seguida o tal vez podría darle un respiro antes de tomar su venganza por sus propias manos, porque algo era seguro, el actuar de aquella chica no se iba aquedar sin pagar.
—Llama a Rubén, es la hora que el juego termine —dictó a uno de sus subordinados.
Esa era la señal, la última opción para aquella muchacha, que estaba levantando los brazos vanagloriándose de su cuarta victoria sin recibir las alabanzas debidas de sus espectadores.
*
—No creo que su padre desista —susurró Roger junto a Biago.
Ambos vieron al hombre con sombrero en la primera fila hablando con uno de sus soldados, era claro que su padre cumpliría su amenaza y Rubí de por sí tendría que enfrentar a Rubén, de otra forma jamás podría ser aceptada dentro de la organización.
No era una ley real dentro de las normas para ingresar a la seguidilla de subordinados dentro de la familia Felivene, pero al ser un caso demasiado especial al parecer su padre había decidido tomar sus resguardos al respecto.
Elevó la mirada hacia aquel cuadrilátero enrejado viendo como aquella chica limpiaba su boca de sangre otra vez, comprendía porqué el color de sus labios, quizás también comprendía gran parte de las cicatrices, pero aún habían muchos cabos sueltos en la historia, no muchos, quizás demasiados, pero no tenía más opciones, seguía preguntándose por qué quería confiar en ella, seguía preguntándose por qué estaba rompiendo reglas por ella, pero lamentablemente el tiempo no daba para obtener repuestas, solo quedaba momento para actuar.
Se acercó a la reja llamando de inmediato la atención de Rubí, sus ojos parecían iluminados y una sonrisa surcaba sus labios con satisfacción, el hombre que había atacado recientemente aún respiraba, pero era posible que no volviera a actuar de la misma forma en que lo venía haciendo. No le daba miedo lo que podía llegar a hacer la muchacha, le sorprendía de sobremanera, pero por algún motivo se sentía mucho más confiado teniéndola a su lado.
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Rubí // Killer I: La Joya.
ActionEn un mundo en el que no se puede confiar en nadie, ella llega sin armas ni memoria para defender al sottocapo de una familia mafiosa en Italia. En un mundo en el que en realidad nadie la dejará participar, tendrá que demostrar con sangre y sudor, q...