Capítulo Veinticuatro

384 49 10
                                    

Capítulo veinticuatro

Viterbo, Italia

18 de agosto, 2003

Por fin los asuntos de la casona se estaban regularizando. Biago había partido hacía menos de un mes a terminar sus negocios y el último informe que había enviado anunció el hecho de que se trasladaría de Europa a Latinoamérica en la posibilidad de conseguir las ganancias deseadas. Por parte de Flavio y Franco habían dado la orden a sus soldados de registrar cada casa de los antiguos caporegime en búsqueda de posibles fraudes contra la familia, ellos mismos habían supervisado el trabajo procurando descubrir hasta lo más sórdido de aquellos hombres que justificara con creces sus muertes, no fue como si necesitaran más justificación, pero había que ser precavido con cada paso que se diera, los hombres de Basilio habían acompañado en el proceso con tal de no dejar ni un cabo suelto después de tal traición e incluso revisando la casa de quien supone no había participado, por si acaso fuera falsa su versión.

Todo estaba en orden al parecer y Basilio comenzaba a encontrar un respiro por fin. En unas semanas le quitarían los puntos a su mujer y solo quedaría cuidar de sus cicatrices, los cuatro caporegime habían sido torturados por varias semanas hasta que fueron muriendo uno por uno según su resistencia, habían cavado tumbas en diferentes puntos de Lazio para que no fueran hallados y los hombres que habían apoyado a la causa habían conseguido un destino mucho más rápido y certero hecho por Rubí, le había dado ese trabajo en compensación de las muertes de los caporegime y por suerte la muchachita había aceptado sin reclamos.

—Entonces quedaría ajustar a los nuevos caporegime —comentó a Donato mientras trabajaban en los documentos.

—Sí, señor, ¿Quiere que llame a reunión?

—Tengo los nombres, solo hay que probarlos, llama a Rubí.

—¿A Rubí? —Basilio elevó su mirada ante el tono de incredulidad de su consingliere.

—¿Algún problema?

—¿No cree que es un poco extraño que llame a un numerale para probar a los caporegime? ¿Y más si ese numerale acaba de ingresar a la familia y es una mujer?

—Cuando firmamos el contrato con Rubí te dejé en claro que es un punto de inflexión entre los dos, ¿recuerdas? —elevó una de sus cejas prácticamente desafiándolo.

Había muy pocas cosas en las que nunca transaba con Donato y Rubí había entrado en esa lista en el momento en que anunció a la familia sobre la función que tendría dentro de ella. Había sido hace unas dos semanas atrás, Biago ya había partido por lo que sería el único que no estaba informado oficialmente. Dentro de los que si habían participado de la reunión, Donato y Flavio fueron los primeros en objetar en contra del nombramiento, incluso cuando les explicaron las razones y el renombre que tenía Rubí antes de perder la memoria, para ellos les parecía insensato tal nombramiento, el segundo en protestar fue Marchetti y estaba muy seguro que cuando escuchara los nombres de los nuevos caporegime protestaría nuevamente y finalmente, y de quien menos esperó protesta, fue de Rubén, quien al parecer seguía molesto con Rubí. Pero todas las protestas fueron acalladas con una sola orden del Don en donde especificaba que sería una cláusula familiar, lo que significaba que era irrevocable y además secreta.

—Iré a traerla, Señor —se levantó Donato sin replicar a las palabras del Don.

Cuando su consingliere cerró la puerta principal, la puerta a su izquierda se abrió mostrando a la muchachita de labios rojos mientras comía tranquilamente una manzana.

—¿Tú acaso escuchas tras las puertas? Nunca debí mostrarte los pasadizos de esta casa.

—Me los mostraras o no, los hubiera descubierto igual —respondió dando una nueva mascada a su manzana.

Rubí // Killer I: La Joya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora