Capítulo Cuarenta.
Viterbo, Italia.
25 de agosto, 2004
Fiore Felivene bajó lentamente su teléfono hasta dejarlo sobre la mesita de noche, caminó hasta su cama y con cuidado levantó las sábanas para recostarse con una perdida tranquilidad, mientras esperaba a que Basilio terminara sus asuntos para que se acostara junto a ella. Solo luego de contar hasta diez logró soltar una respiración para luego cerrar los ojos y terminar por aceptar lo que acababa de oír.
Rubí se había casado. Su niña, su hija, aquella mujer perdida que una vez encontró en la casona llena de heridas en su cuerpo y con muchas cosas por aprender de ella misma... se había casado.
Estaba completamente confundida entre el hecho de que se había casado tan apresuradamente con un hombre que no conocía hace más de unos días. Se había excusado diciendo que era realmente necesario, que no se preocupara, pero es que no había forma de no preocuparse cuando ella, entre todas las personas, había realmente deseado que su Rubí se casara con su Biago, sabía que era algo que no podría efectuarse pronto, pero había tenido un poco de esperanzas luego de que Rubí volviera.
Con aquella noticia, no había forma alguna de que ellos se volvieran a reunir como los amantes que eran. Ambos casados, ambos con vidas en lados opuestos de país. ¡Oh, que decepción!
Suspiró finalmente aceptando la noticia, lamentablemente no tenía con quien comentar aquello, había seguido en contacto con Rubí porque la había prácticamente obligado a prometerle que lo haría, y lo estaba cumpliendo, le contaba cada uno de sus pasos, pero jamás pensó que realmente efectuaría aquel tan grande que le había mencionado días atrás.
Aquel día, durante la tarde Rubí había contraído matrimonio con Adolfo Rossi, lo que la convertía inmediatamente en hija política del Líder Local de La 'Ndrangheta en San Luca, claro que después de eso su poder subiría como espuma y era algo que Rubí había estado buscando desde el momento en que se había dado cuenta que en Italia tendría que crearse una nueva vida y olvidar su pasado. Sabía que su niña estaba cumpliendo paso a paso lo que se había propuesto, pero incluso con aquel conocimiento no pudo sentirse menos decepcionada de que sus propios planes se vieran frustrados.
Tuvo que dejar aquellos pensamientos en el momento en que Basilio se adentró a la habitación con una bata que cubría su cuerpo. Se veía cansado y agotado, sabía que esos días no estaban siendo para nada buenos en el negocio y que las cosas se iban complicando cada día más por lo que cuando su esposo llegó a recostarse finamente a su lado lo alcanzó inmediatamente para envolverlo con un brazo mientras este recargaba su cabeza en su pecho.
—¿Día agitado? —preguntó suavemente mientras acariciaba su pelo.
—Bastante, hemos estado trabajando con el contador para encontrar la maldita fuga de dinero, pero no ha habido ningún avance. Con la falta de caporegime en Tarquinia he tenido que enviar a Franco frecuentemente y ha decidido quedarse allá.
—Esa es una buena noticia, ¿no?
—No, porque Vita ha estado haciendo berrinches y reclamos constantes diciendo que él solo está buscando excusas para verse con su amante, al parecer Vita no sabe que Idara se fue con Rubí —pasó su mano por su rostro y continuó. —Eso ha provocado que junto a Agata creen una clase de frente contra mí. Es frustrante y me dan ganas de ahorcarlas. Pero Vitelo me dijo que mantuviera a sus hijas aquí si es que quería su puta ayuda.
—Ay, amor, están jugando con tu paciencia.
—Lo hacen, lo único bueno es que Dante ha estado tratando de cubrir la fuga de dinero trabajando bastante en Orbieto, ha asegurado las cosas por allá. También ha estado enviándome informes en apoyo por otras áreas, de hecho, ha sido mucho más preocupado que Biago, aunque ha estado haciendo competencia con Flavio.
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Rubí // Killer I: La Joya.
ActionEn un mundo en el que no se puede confiar en nadie, ella llega sin armas ni memoria para defender al sottocapo de una familia mafiosa en Italia. En un mundo en el que en realidad nadie la dejará participar, tendrá que demostrar con sangre y sudor, q...