Cassandra
Corro sin detenerme hacia mi edificio.
Iba a morderme.
Dios mío.
Mis pies salpican frenéticamente el agua por donde pasan. Ni siquiera intento esquivar los charcos. Lo único que quiero es alejarme.
Subo por las escaleras. No sé por qué lo hago y no subo por el ascensor.
Apenas me doy cuenta al llegar a mi piso.
Me apoyo contra la pared del pasillo y veo que el ascensor comienza a subir.
Es un ascensor antiguo, de esos con doble reja en los que puede verse el interior desde afuera.
No consigo moverme. Tengo que entrar antes de que llegue a mi piso... Él puede venir en ese ascensor.
Mi pecho sube y baja con velocidad.
Mi nerviosismo alcanza su punto máximo cuando comienza a verse en mi piso la caja del ascensor.
Él está dentro.
Primero veo su cabeza apoyada sobre el espejo. Todo su cuerpo completamente abatido. Desolado.
¿Qué fue lo que pasó en la plaza?
Me tomo un momento. Reflexiono.
Si hubiera querido atacarme lo hubiera hecho antes.Algo se me escapa...
Como una mariposa acercándose al fuego subo hacia el piso once. Mientras estoy en el piso ocho escucho como se detiene el ascensor. Escucho abrir y cerrar sus puertas.
Llego al piso diez. Y al once. Camino hasta la puerta que tiene la letra H... está apenas apoyada. Suerte. O no.
Decido arriesgarme y entrar.
Al fondo se observa una luz encendida por debajo de la puerta. Abro con cuidado y me encuentro en una sobria oficina donde un escritorio de roble ocupa el centro del espacio frente a la ventana.
Fabrizzio está sentado de espaldas a mi, me acerco sigilosamente.
Mis ojos se enfocan en un arma que se encuentra apoyada sobre el escritorio. Su mano muy cerca de ella... Temo por mi vida.
Si corro será demasiado tarde.
Sigo caminando mientras apenas respiro.
Lo veo tomar el arma y me arrepiento tanto de haber venido... Soy dramáticamente impulsiva. Torpemente impulsiva. Irracionalmente impulsiva.
Esa manía que hoy seguramente me lleve a la muerte.
Levanta la mano que empuña el arma y creo que voy a desmayar.
Pone el caño sobre su sien... ¿Qué? Va a disparar... ¡Va a suicidarse!─¡No!─mi grito es desgarrador hasta para mis oídos.
Tanto que gira sobre sí mismo y me mira asombrado por entre las lágrimas que cubren su rostro.
Corro hacia él y le quito el arma. Él no reacciona. Solamente me mira.
Y yo lo abrazo. Sí. Lo abrazo.
─Vamos a arreglar esto Fabrizzio... no te rindas antes de empezar.─Creo que no sabe dónde poner sus brazos... Rodea mi cuerpo sin tocarlo.
Finalmente me abraza.
Llora sobre mi hombro y comprendo que lo que a mi me pasa no es absolutamente nada comparado con lo que está viviendo este hombre.Luego de unos cuantos minutos toma aire y se separa de mi.
Al fin pregunta.─¿Qué haces acá? ¿Ni siquiera un poco miedo te doy?─
A pesar de la gravedad y tensión del momento esa pregunta me roba una sonrisa. Y mi sonrisa le roba una a él... a medias.
─¿Por qué complicás aún más las cosas? No me dejás ayudarte.
─Esto es una locura. No quiero involucrar a más personas en esto.─sacude la cabeza.─No debería haberte involucrado.
─Ya estoy en esto. Como verás es mi decisión... estoy acá.
─No entiendo.─tiembla... está más helado que antes si es posible.
─¿Te das un baño caliente y preparo café? Quiero que veamos juntos el informe del hospital.Me mira como si no se creyera lo que está sucediendo, yo tampoco lo creo.
Mientras espero que mi misterioso vecino termine con su baño, miro a mi alrededor para conocer un poco más de él.
Hay muchas fotos suyas con la niña de la plaza.
En el escritorio está todavía el arma. Me da escalofríos...
También hay una hoja con una lapicera cruzada sobre ella.
No sé si deba leer. ¿Será una carta de despedida? La curiosidad puede conmigo y la leo.
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Un pacto "Amor Y Sangre"
VampireUna mujer común. Un día normal. Un extraño encuentro que se repite y un hombre que pondrá su mundo de cabeza. Literalmente. ACLARACION: Esta historia transcurre principalmente en Argentina por lo que encontrarán modismos y distinta acentuación en al...