Fabrizzio
Cass no me habla. No me mira. No entiende que la amo tanto que no puedo condenarla a vivir al lado mío.
La última palabra que me dirigió fue "Cobarde"... ¿Cobarde? Dos minutos antes me dijo "creí que eras un hombre" y esas palabras también retumban en mi cabeza.
¿Qué clase de hombre sería si no pienso primero en la mujer que amo?
Falta sólo una hora para la cena de bienvenida y el aire puede cortarse con tijera.Bajamos tomados de la mano como una pareja feliz.
En la recepción conversamos con distintas personas y casi ni nos miramos. Cada tanto intercambiamos algunas frases sólo para disimular.En un momento de la noche, la pierdo de vista.
La angustia en mi pecho es tangible y camino con la copa en la mano sin saber dónde buscarla.
Al pasar cerca de uno de los muchos ventanales que se encuentran rodeando el gran salón la veo apoyada en uno de los balcones. Su mirada es triste y siento el impulso egoísta de no querer perderla a pesar de todo. ¿Por qué no puedo simplemente tomar lo que la vida me ofrece y disfrutar sin culpa? Bastante perdí ya.
Mientras me encuentro en estas luchas internas entre lo que debo y quiero hacer, un hombre se acerca a ella.
Le sonríe y le entrega una copa llena.
Casi no respiro.
Ella la acepta con una sonrisa.
En ese momento pienso... ¿Es él mejor que yo? ¿Ella sería más feliz con alguien normal?
Enseguida borro ese pensamiento asegurándome que ese debe ser uno de los desgraciados que llevan este proyecto infame adelante.
No. No es mejor que yo.Me acerco a mi esposa y la abrazo por la cintura sorprendiéndola con un beso en la mejilla.
¿Dije mi esposa?
Qué bien compré mi papel.Ella deja de conversar con el apuesto imbécil que tiene al lado y me mira.
Su sonrisa es ironía pura, cree que sólo finjo el papel de esposo cariñoso. Al instante ella comienza a interpretar ese mismo papel y sólo quiero llevármela de ahí para aclarar las cosas.- Tiene una bella esposa.- El tipo extiende su mano hasta mi y la estrecho por compromiso.
- Marcos Navarro. Un gusto.
- Bruno Volhousen.-
¿El director?
Cass lo mira también sorprendida.
- Espero sigan disfrutando su estadia.- Se acerca a Cass y susurra algo en su oído. Cierro mis puños por no golpearlo y estropear todo el plan.Cuando se aleja lo suficiente inquiero. - ¿Qué te dijo?
- No me dijo nada.
- Vi que algo te dijo.
- ¿Sabés que en realidad no sos mi esposo no?
- Te lo pregunto como Fabro a Cass... -Alza sus cejas y sonríe de costado.
- Estamos haciendo una investigación...- Aclaro.
- No tiene que ver con eso. - Finaliza bebiendo el contenido de su copa.
¿No tiene que ver con eso? ¿Y con qué tiene que ver?
Me siento descompuesto.Al terminar la reunión nos despedimos de nuestros anfitriones y subimos a nuestra habitación.
Cassandra
El silencio en el ascensor es doloroso.
Miro a través del espejo y veo a Fabro con las manos en los bolsillos. La cabeza gacha. Está abatido.
No es mi culpa. El siempre se rinde conmigo.
Y yo estoy cansada de sus cambios constantes.Cuando entramos a la habitación nos encontramos con una caja blanca sobre la cama. Tiene un lazo azul con un moño y una tarjeta.
Fabro se acerca primero y la toma. La lee y su expresión se endurece.
La deja otra vez sobre la caja y dándome la espalda entra al baño.Tomo la tarjeta y leo:
"Te dije que sería un placer verte luciéndolo en la fiesta... Bruno"
Es un descarado.
Pero menos mal que no lo mandé al diablo en la tienda porque se hubiera ido el plan a pique.
Desato la cinta y abro la tapa de la caja. Es el vestido azul que me probé esta mañana.
Estos tipos con dinero y poder son de lo peor. Sabe que estoy con mi marido (O eso cree) y eso no lo detiene.Escucho la ducha y entro al antebaño para quitar mi maquillaje y cepillar mis dientes.
Suelto y peino mi cabello.
Me quito la ropa y uso uno de los hermosos y diminutos camisones que compré para la ocasión. Sonrío tristemente.
Dejo la caja con el vestido sobre una suntuosa silla ubicada en una esquina y me acuesto en un extremo de la cama cubriéndome con las hermosas sábanas de seda.
No voy a derramar una sóla lágrima más. Aunque mi garganta duela por la presión y mi pecho parezca estar a punto de estallar.Fabro se demora demasiado.
No quiero pensar más por hoy. Sólo quiero dormir.
A punto de quedarme dormida, casi al límite de la vigilia, escucho a Fabro acostarse al lado mío.
Me observa en silencio. Se que intenta descubrir si duermo.
Escucho su respiración, no puedo verlo pero imagino que estará mirando el techo como cada vez que no puede conciliar el sueño.
Siento un movimiento en la cama. Se gira hacia mi lado y se acerca sólo un poco.
Está acariciando mi cabello... Yo finjo dormir.
No puedo calcular el tiempo que pasa pero es mucho, tal vez una hora. Yo fingiendo dormir y el acariciando mi cabello y dejando uno que otro beso e mi cabeza.
¿Por qué me hace esto? ¿Por qué es tan inconsistente? Me había prometido que lucharíamos juntos.
No pude cumplir con la determinación de no llorar, y mis lágrimas silenciosas humedecen mi almohada.Lo que Cass no sabía era que a menos de un metro de ella la almohada de Fabro también estaba húmeda.
La luz del sol filtrándose por la ventana me despierta.
Descubro con sorpresa que estoy en los brazos de Fabro. Con mi cabeza sobre su pecho y una pierna entre las suyas. El me tiene rodeada entre sus brazos y aunque sea masoquista no me muevo de esa posición.
Al final vuelvo a quedarme dormida.Un movimiento en la cama me despierta.
Fabro está levantándose. Lo observo mientras camina hacia el baño sólo con unos boxers oscuros.¿Qué voy a hacer?
¿Puedo seguir luchando por él sin salir más lastimada?
¿Y en cuánto tiempo después volveremos a estar en este mismo punto?
No. Fabro y su inseguridad me están matando.¿Cómo sería si fuera al revés? De sólo pensarlo me siento enferma... No sé si soportaría eso sin venirme abajo. No niego que debe ser muy duro para él.
Si pudiera siquiera sospechar la magnitud de mi amor sería más seguro. ¿Pero qué más puedo hacer?
Me siento impotente.
Suspiro y me levanto de la cama. Mientras camino hacia el armario en busca de mi ropa Fabro sale del baño y se queda mirándome con una extraña expresión.- Creí que dormías...
- Ya no.-
Cuando toma la camisa que usó anoche y la sostiene nervioso hecha un bollo delante de su cuerpo, comprendo lo que está sucediendo y ocultando una sonrisa entro al baño con mi ropa.Fabro
Fue una noche difícil pero productiva. Dejaron tantos cabos sueltos que con solo mover un poco el tablero se termina el juego.
Mientras nosotros recabamos pruebas, Marcos está trabajando con gente de la Policía Federal y de la Side. Resulta que hace rato estaban detrás de la organización y lo del laboratorio sólo es una de las actividades ilegales que promueven. No les falta nada. Drogas, trata de personas, estafas millonarias...
Sin Marcos y sus contactos no hubiese llegado ni por casualidad a acercarme tanto a hacerlos caer.
Estamos cerca. Pero falta.
Y en el medio tengo terror de que Cass esté acá.
Ella puede creer que son celos porque también es cierto, pero ahora mis temores son mayores. El nivel mafioso que hay en toda esta mugre toca todas las miserias humanas y las explota.
Quisiera que esté fuera de todo esto lo antes posible.Al salir del baño me encuemtro a Cass de espaldas buscando ropa en el placard.
Usa una minúscula y transparente prenda que no pude apreciar anoche entre las sábanas.
Cuando gira comprendo que un buen amigo está ansioso por saludar y con lo que tengo a mano intento ocultarlo.- Creí que dormías...
- Ya no.- Sigue hasta el baño con su ropa en la mano.Dejo mi camisa abollada como mi cerebro.
Esta tenía que ser una semana memorable y una vez más echo todo a perder por inseguro y por cobarde.
Cass tiene razón.
Soy un cobarde.
ESTÁS LEYENDO
Un pacto "Amor Y Sangre"
VampireUna mujer común. Un día normal. Un extraño encuentro que se repite y un hombre que pondrá su mundo de cabeza. Literalmente. ACLARACION: Esta historia transcurre principalmente en Argentina por lo que encontrarán modismos y distinta acentuación en al...