19- Buscados

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Cassandra

Fabro corre hacia un costado el cuerpo desvanecido de Máximo y se acerca a mi cama quitando las sábanas que me cubren.

- Tenemos que irnos de aquí antes de que despierte.
- Mamá fue a casa a bañarse...- Le digo mientras deslizo con cuidado mis piernas desde la alta cama de hospital y me apoyo en sus hombros para bajar al suelo frío.
- Después te comunicás con ella. Estás en peligro Cass, no puedo dejarte acá.
- Lo sé.-
Con cuidado Fabro quita la vía que me une al suero,
busco mi ropa y con su ayuda me visto. Salimos al pasillo cuidando de no ser vistos y utilizando una puerta secundaria que lleva a la lavandería, llegamos hasta los ventanales que dan detrás del estacionamiento.
- ¿Te duele la herida?- Me pregunta preocupado.
- No mucho.
- Tenemos que saltar.-

Mi cara debe ser de puro horror. ¿Cómo voy a saltar? Apenas salí de la cirugía hace unas horas.

- Perfeccioné mis saltos y carreras... no te preocupes porque prácticamente me deslizo como una pluma.-
Me toma en sus brazos y en un instante está parado en el marco de la ventana.
Me abrazo fuertemente a su cuello y cierro mis ojos. Apenas siento el viento en mi cara y casi sin darme cuenta estamos en el suelo del estacionamiento.

- ¿Estás bien?
- Perfectamente...-

Aún no salgo de mi asombro. Fabro sonríe y noto cierta satisfacción en su expresión. El se da cuenta de lo que percibo.

- Algo bueno tiene que tener todo esto...- Se justifica.

Sigue corriendo y tengo la sensación de estar viajando en tren. Apenas una vibración me revela que no estamos en el aire sino deslizándonos en el suelo a una velocidad tal que sus pies apenas alcanzan a rozarlo...
Esta situación parece sacada de una película fantástica.
Siento su respiración y los rápidos latidos de su corazón que me envuelven en un rítmico ensueño.
En poco más de media hora estamos en la cabaña.
Me acuesta en la cama con cuidado y me cubre con la manta de manera protectora.
Después del vértigo y la excitación del momento vuelvo a caer en cuenta de la complicada situación en la que nos encontramos.

- ¿Qué vamos a hacer?
- Tenemos que pensar muy bien. No debemos dar un paso en falso...- Parece estar de repente recordando algo.
- ¿Sabes cómo se dio cuenta?
- ¿Máximo? Fue un descuido mío...- Saco la cadenita con el dije que tomé de la mesa de luz antes de huir y se la muestro.
- Se me cayó la noche que te rescaté en el laboratorio. Soy muy torpe...-

Me acaricia la mejilla negando con la cabeza.

- Sos muy valiente Cass, nuestras vidas dieron un giro de ciento ochenta grados y nos adaptamos a esta nueva situación como podemos.
- Gracias por salvarme Fabro... ¿Cómo supiste que estaba en peligro?
- No sabía, sólo sospechaba. No me podía arriesgar a perderte.-

Nos quedamos mirando un instante a los ojos. Era la primera vez que sugería lo que estaba pasando entre nosotros desde que volvimos a vernos luego de la despedida del lunes...

- ¿Querés llamar a tu mamá? Sé breve y no des detalles. Sólo dile que estás bien.-
Me doy cuenta de que no tengo ninguno de mis celulares.

- No traje ningún celular.
- Usá el mío.
- No sé el número...- No puedo creer mi negligencia. ¿Cómo no memoricé ningún número por si ocurría alguna emergencia? Aveces la tecnología nos oxida.
- Tienen teléfono fijo en tu casa. ¿Tampoco lo recordás?
- Si. Pero mamá no está en casa... ya debe haber ido al hospital.
Debe estar desesperada.
- ¿Qué habrá dicho Máximo?
- Encendé la tele.
- ¿Qué?
- Tal vez en los noticieros digan algo...

Después de dos bloques completos sin nada que nos involucre, quedamos como de piedra ante el siguiente titular....

"Secuestro y muerte en Hospital Central".

Un pacto "Amor Y Sangre"  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora