14- Sueños

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Perdón! Por error omití este capítulo. Espero no se hayan perdido mucho en la historia.

Fabrizzio

Voy caminando por un camino lleno de piedras.
Algunas grandes, otras más pequeñas. Tienen forma redondeada y también diferentes colores.
Me inclino para levantar una de ellas y comienza a perder consistencia, escurriéndose entre mis dedos.
El suelo bajo mis pies tambien pierde firmeza. Las piedras son ahora candente arena movediza.
No siento su calor pero el vapor de humo sube hasta mi, nublando toda mi visión.
Logro llegar a tientas hasta  un muro que se eleva a gran altura. Tanto que no veo su final.
Hacia atrás no puedo regresar por lo que el único camino a seguir es la escalada por el oscuro muro.
Apenas algunas rocas sobresalen como para afirmar mis manos y mis pies. Voy lento pero firme y seguro mientras asciendo.
El vapor sigue entorpeciendo mi visión por un buen tramo, pero de pronto comienza a disiparse.
Dos rocas sobresalen del muro. No estoy seguro cuál es la más firme para afirmarme en la última escalada.
Una es afilada, la otra demasiado redonda.
Intento asirme de la piedra redondeada pero mis manos se resbalan.
Miro hacia arriba y Cintia está llamándome para que me anime a seguir por ahí. Veo a su alrededor por si Luli está con ella, pero no logro verla.
Al no poder continuar por ese lado, intento con la piedra que sobresale con varias puntas hacia afuera. Seguramente será más fácil afianzarme.
Pero el filo corta mis manos y no puedo avanzar.
Quién me alienta a escalar por ese lugar es Zaira.
Me quedo en el mismo sitio por un tiempo indefinido.
Veo alternadamente a Cintia y a Zaira.
Mi ex esposa me mira triste mientras Zaira lo hace desafiante.
Ni una ni otra pueden ayudarme, ni logran motivarme a enfrentar el riesgo.
Ahí me quedo.
Sin reacción.
Vuelvo a elevar mi mirada a un lado y a otro, sopesando mis opciones, cuando me detengo en algo que no había visto entre los bordes de la roca central.
Un musgo firme y entrelazado, muy verde, abriéndose paso hacia el borde superior del muro.
Parece frágil... pero al final, alentando mi subida, está Cass.

Me envuelve una gran calidez, siento los ojos aún pesados... quiero seguir durmiendo.
Abro los ojos y veo un techo de madera rústica.
Esto no es el laboratorio.
Estuve soñando tanto que ya no sé qué es real y qué es parte de un sueño.
Miro a mi alrededor y una cabellera rubia descansando en el hueco entre mi hombro y mi pecho me confunde.
Mi brazo está por debajo de su cuerpo y ella se abraza a mi por mi cintura.
Mis sentidos logran ajustarse un poco más mientras voy despertándome y me inclino hacia adelante para observar el rostro de mi compañera de sueños.
Con una sonrisa instantánea confirmo que efectivamente es Cass.
No se cómo lo logró, pero no sólo me encontró sino que también me sacó de ese lugar.
Creí que todo era parte de un sueño.
Esta chica es increíble.

Recuerdo lo que estaba soñando minutos antes de despertar.
En ese sueño estaba Zaira, mi peor pesadilla y la cara más visible de este macabro capítulo en la historia de mi vida.
También estaba Cintia, mi primer amor, la madre de mi hija. La mujer por la que más lágrimas derramé en mi vida, cuando descubrió que yo ya no era suficiente para ella, cuando mi amor no alcanzó y decidió que ya no seríamos "nosotros".
Ahora me pregunto si lloré tanto por ella o por los sueños perdidos, por el sentimiento de fracaso, por la familia partida.
Tal vez de todo un poco.
Pero la sal de esas lágrimas de alguna manera endureció mi coraza y seguí adelante.
Y de verdad consegui estar bien.
O eso creí estos últimos años.
Luego apareció Cass.
La vi varias veces y en diferentes ámbitos.
El edificio, la biblioteca, una reunión de consorcio, hasta en el supermercado.
Ella jamás me vio o simplemente no me prestó atención.
La última vez que nos cruzamos antes de toda esta locura fue en el supermercado.
Estábamos en la cola para pagar nuestras compras.
Ella me llevaba tres personas de ventaja.
Saludó a quien estaba detrás mío que casualmente también vivía en nuestro mismo edificio.
A él sí lo vio. Lo saludó y conversaron algo. Yo obtuve gracias a eso alguna información sobre ella.
Benjamín es joven y atractivo. Por supuesto que a él sí le prestó atención.
Nunca hasta ese momento me había dado cuenta el serio problema de autoestima que tenía encima.
Tal vez no haber sido suficiente para Cintia me condenaba a no ser suficiente para nadie.
Mucho no me importaba realmente,
hasta que empezó a interesarme Cass de una manera diferente.
No sólo es hermosa.
Ella tiene algo que me trae colgado como un tarado.
Creo que ni a los diecinueve años en mi primer etapa de enamoramiento con Cintia, estuve tan pendiente de alguien.
Conocerla más fue el golpe de gracia. No puede ser más perfecta.
Ella es diferente y me provoca cosas diferentes.
Aunque es obvio que no es recíproco.
Sólo fue conciente de mi presencia cuando ya todo era un desastre.
Y logró esa conciencia de la peor manera.
Primero miedo, finalmente lástima.
Odio los dos sentimientos.
No era lo que tenía en mente.

Cassandra


Me remuevo entre los brazos de Fabrizzio y reacciono no sólo ante el lugar donde estoy sino a la manera en la que nos encontramos.
Al principio me acomodé a su lado buscando calor y algo de descanso. A lo largo de la noche me fui enredando de manera imposible sin darme cuenta.
La situación es embarazosa y además el está muy lastimado. Puedo hacerle daño.
Cuando quiero soltarme afirma su abrazo inconcientemente.
Lo observo dormir y evidentemente está soñando. Si bien no se ve inquieto, el movimiento de sus párpados y el ritmo de su respiración lo confirman.
No deseo romper el abrazo pero moriría de vergüenza si despierta.
Es obvio que no le estoy haciendo daño, por tanto dejo la culpa a un lado y disfruto del momento.

Me gusta mirarlo.

Sé que todo esto es agobiante y su mente está enfocada en desenmarañar la red de intrigas y poder que rodean todo lo que le está pasando, pero me desespera no poder siquiera hacerme una idea de lo que pasa por su mente.
Es tan frío, tan cerrado y distante conmigo.
Cuando creo que nos estamos acercando me aleja sin siquiera disimular. Sé que lo incomodo y me preferiría lejos, pero por suerte me necesita.

Quito mi pierna de encima de su cuerpo y me separo un poco. Tiene su brazo bajo el mío y estoy apoyada sobre su pecho, pero de otra manera me caería. Es una cama de una plaza y media.
No sé donde poner el brazo que tengo suelto y casi sin darme cuenta me encuentro acariciándolo.
Es muy bello.
No encuentro otra manera de definirlo. Nunca utilicé la palabra bello para describir a un hombre, es que sin duda él lo es.
Comenzando por los ángulos de su rostro hasta el contorno de sus hombros, sus brazos sin músculos exagerados pero definidos y firmes, su pecho fuerte y su abdomen plano...
Dejo de mirarlo porque si se despierta mi actitud va ser por demás comprometedora.
Tengo que dejar de pensar en él y su belleza tan masculina.
Tenemos muchas cosas que sortear.
Hasta saber si aún sigue siendo un vampiro.
No me atacó en su peor momento, no temo que vaya a hacerlo ahora, pero el hecho que sea uno no es un tema menor.

De pronto noto un cambio en el ritmo de su respiración y siento sus latidos golpear más rápido bajo mi oído. Apenas lo miro, veo que abre sus ojos y mira el techo. Instantáneamente cierro mis ojos para simular que duermo.
Siento que se inclina y trato de respirar suavemente. Me mira y vuelve a dejar su cabeza sobre la almohada.
Por Dios que quisiera estar en su mente en este momento, ya que sigue sin moverse y seguramente está tratando de recordar cómo llegamos hasta aquí.
Estaba en un estado de semi-inconciencia tal, que dudo tenga muy claro lo que pasó.
Me sorprende al acariciar mi hombro con su pulgar, inconcientemente me muevo y deja de hacerlo.
¿Por qué me tenía que mover?
Durante unos segundos creo que ni respira, me quedo quieta y se relaja, pero no vuelve a acariciarme.

Un rato más tarde decido la manera de fingir que me despierto y con mucho pesar dejo sus brazos.

★★★

Un pacto "Amor Y Sangre"  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora