50- Historias de vampiros

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Bruno Valhousen

Las paredes frías y lisas de la cárcel me crispan. Me hacen pasar a una sala con  una vieja y gastada mesa cuyas patas desparejas no le permiten estar del todo firme y dos duras sillas enfrentadas que nada tienen que ver con el lujo que siempre nos rodeó.
No puedo concebir siquiera la idea del fin de un imperio que creía indefinidamente perpetuado en mi familia.
Ver los hombros caídos del anciano que tanto admiré  más que apenarme me  enfurece.
No soporto verlo rendido.

- Te prometo que los voy a encontrar abuelo.
- Intenté por todos los medios mantenerte limpio Bruno, olvídate.
- No van a seguir felices por la vida después de lo que hicieron. Nos engañaron y van a pagar.
- No me queda tanto tiempo y no he lograda nada... Todo por lo que trabajé estos últimos años se destruyó en unos pocos meses. La organización ya no existe.
- Sólo debemos reorganizarnos...
- Hazle caso a este viejo y sal del barro, tienes con qué empezar.-

Me río por no llorar. Con que empezar... ¿A trabajar? Era multimillonario sin mover un dedo y por esos desgraciados tenemos todas nuestras cuentas bloqueadas, menos mal que nos queda la de Suiza sino sería indigente.

- No lo voy a dejar así.
- Ya no hay por qué luchar... No te ciegues. Cuando comienzas a hacerlo pierdes los límites. Lo sé. Me pasó y mira dónde estoy.-

Mi abuelo está muy equivocado. No lo abatió la cárcel tanto como la muerte de mi madre, pero yo soy diferente, no soy tan débil. A mi madre ni la recuerdo despierta y lo que en verdad perdimos para mi no fue un proyecto sino una fortuna.
Y mi ego también está sentido. Julia, Milena o como diablos se llame no se va a reír de mi.

Salgo de ver a mi abuelo sintiendo que fue una pérdida de tiempo. El viejo está derrotado y no reacciona por lo que no va a ser de gran ayuda.

- Vargas.- Contesto una llamada que estoy esperando hace mucho.
- Tengo novedades señor.
- Lo escucho.
- En realidad no existe ni Milena ni Julia. Se llama Cassandra Barón y está con Mutti.
- ¿En este momento?
- Estuvieron viviendo en Bogotá hasta hace unos días.
- ¿Dónde están ahora?
- Salieron del pais.
- Mierda.- Golpeo la pared con el puño cerrado provocándome una herida sangrante.
- Hace dos días cruzaron el puente internacional Rumichaca.- Sacudo la mano intentando aplacar el dolor.
- Podrían estar en cualquier lado. ¿En que viajaron?
- En una camioneta Renault Alaskan negra.
- Ubícala. Cuanto más  tiempo pasa más se agranda el radio para buscar.
- Estamos en eso señor.
- Háganlo. Encuéntrenlos hoy.-

Son unos inútiles. Saco un pañuelo del bolsillo de mi saco y cubro mi herida.

- Prepara el auto más rápido que tengas.- Le pido a uno de mis hombres.- Me voy en una hora a Ecuador. Dile a Jaime que me alcance un bolso con ropa y mi pasaporte chimbo.
- Sí señor, enseguida.

Cassandra

Trato de mantenerme tranquila pero la tensión constante que observo en el rostro de Fabro no permite relajarme.
A pesar de que intenta disimular lo escucho en la noche levantarse varias veces y durante el día no hay minuto en que no esté alerta.
Marcos no tiene novedades y sé que está planeando el próximo movimiento.

Mientras desayunamos está pensativo y finalmente toma mis manos.

- Como ya logramos salir de Colombia sin problemas creo que podemos arriesgarnos a volver a Argentina cuanto antes.
- ¿No crees que a la larga estaríamos otra vez como al principio?
- ¿Cómo al principio?
- Escondiéndonos.
- No. Si mantengo un bajo perfil se van a dar cuenta que no voy a dar problemas. Según Marcos  no tienen sustento legal para retenerme.
- ¿Estás seguro?
- Como mucho me seguirán los pasos para asegurarse pero a esa altura ya veremos como sigue el tema con Valhousen y tendremos más tierra de por medio.
- Ojalá sea como decís, pero me parece raro que sea tan sencillo... Por lo que nos dijo el doctor Quiroga no se van a quedar tan tranquilos.

Un pacto "Amor Y Sangre"  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora