62- Pasado

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Fabrizzio

- Soledad...- Mi mejor amiga de la escuela secundaria me sorprende después de años sin saber de ella.
- ¡Fabro! ¡Tenía tantas ganas de verte! Este año pensé mucho en vos...

Aún algo confundido por la sorpresa la hago pasar.

- ¿Cuántos años pasaron? ¿Quince?
- Y un poco más. ¿Qué hacés por acá?
- Me mudé hace casi dos meses.

Sacudo mi cabeza y su risa cantarina me contagia como cuando teníamos diecisiete años.

- ¿Es tuyo? Oí que te habías divorciado...
- Es mío si, se llama Augusto.

Su expresión decae y es evidente su sorpresa. Eso me confunde mucho. Si bien hace demasiado que no la veo aún recuerdo el último tiempo que viví en Comodoro. Yo estuve a punto de confesar que la quería y ella me pidió ayuda para conquistar a mi hermano.

- Sentate. ¿Querés tomar algo? ¿Un jugo? ¿Mate?
- Mate está bien.

Mientras preparo mate todavía me pregunto qué hace en mi casa después de tanto tiempo y... ¿Cómo consiguió mi dirección?

- Todavía estoy sorprendido. ¿Vos fuiste al diario esta tarde?
- Si. Sos muy difícil de ubicar.- Bromea.- También estuve más temprano aquí y no había nadie.

Sonrío recordando el momento en el que con Cass decidimos ignorar su visita.

Alza una ceja y también sonríe. Tal vez confundió mi expresión. No pensaba en ella sino en Cass...

- Veo que te sorprendí gratamente.
- Eh... si, por supuesto. Es raro.
- Te mandé varios mensajes por facebook.
- No utilizo mucho esa red...
- Y por Instagram.
- Ninguna red en realidad.
- ¿Por qué?
- ¿Qué necesitás?- Ahora sí se pone seria. Creo que fui un poco brusco.
- Nada... verte. Sabía que vivías en Bahía y bueno... pensé que sería lindo recordar viejos tiempos.
¿Hice mal?
- No, para nada. Sólo estoy sorprendido.
- ¿Y cómo es eso que tenés un hijo tan pequeño? Creí que hacía rato te habías divorciado.- Insiste.
- Sí, hace bastante. ¿Y vos te casaste?
- También me divorcié hace casi un año.
- Lo siento...
- No lo sientas, fue mejor.- De repente me estoy sintiendo bastante incómodo.
- ¿Tenés hijos?
- No. No tuve hijos pero me encantan los niños. ¿Me lo dejás sostener?- Pide mientras intenta levantar a Augusto de su silla que comienza a gritar como chivo.
- Mejor vos cebá mate y yo lo calmo.- Se lo quito de sus brazos porque se está poniendo morado.

Un rato después sigo sin entender su presencia en nuestra casa. Es que no fue un encuentro casual sino vino directamente a buscarme, y varias veces. Debe ser por algo importante.
Que la razón sea para acercarse a Ulises esta vez es improbable. El está en Comodoro y si hubiese querido lo hubiera hecho mientras estaba viviendo allá... Sí, fuimos muy amigos, pero hace mil años.

Miro la hora. Ella sigue hablando y hablando, evocando y recordando.

- Contame algo tuyo. ¿Difícil ser padre soltero?
- No soy padre soltero.- Aclaro.- Estoy en pareja y en once días voy a casarme con la madre de Augusto.
- ¿La... madre de Augusto?
- Cass se llama. Es pediatra.
- ¡Qué bien! Te felicito.

Seguimos conversando acerca de antiguos compañeros y anécdotas divertidas, parece que el tiempo no hubiese pasado realmente y reímos de chistes malos como hace veinte años atrás.

Cass llega por fin y una vez más se sorprende encontrándome en casa con visitas inesperadas. Algo me dice que esta visita le hace menos gracia que la de mi madre porque su sonrisa es completamente fingida.

Aún con Augusto en uno de mis brazos la estrecho a mi con el que tengo libre y la beso suavemente pero me quedo sobre sus labios un buen rato con los ojos cerrados permaneciendo los tres unidos hasta que Cass toma a Augusto y mira a Soledad.

Un pacto "Amor Y Sangre"  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora