25- A la luz del sol

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Fabrizzio

Un poco más animado por el leve cambio de actitud de Cass, decido que es hora de contarle las novedades. Que vuelva a sentir que confío en ella y no voy a intentar apartarla nunca más es mi primer objetivo.

- En un rato voy a salir... conseguí un trabajo.- Suelto de repente. Cass se reacomoda en mi abrazo para mirarme.
- ¿Trabajo?
- Casi no me queda dinero y no puedo retirar de mi cuenta... la deben haber suspendido. Fui hasta Necochea para usar un cajero y evitar que ubiquen donde estoy ahora pero denegaron la operación.
- ¿Cuál es el trabajo?
- Encargado en un estacionamiento. El turno de la noche.
- Qué bien... ¿No te pidieron alguna referencia?
- Conseguí el empleo por medio del propietario del departamento. Navarro dio referencias falsas.
- Te está ayudando mucho...
- Si.
- Parece que ya no me necesitás a mi Fabro. Es bueno, de verdad... Entiendo que tenés que enfocarte en salir de esto y la ayuda de Navarro es mejor a la que yo puedo ofrecerte.-

Si supiera lo equivocada que está... Ella me da fuerzas.

- Te recuerdo que me salvaste en situaciones increíbles.
- Vos ya lo superás en número...
- El problema es que no podés seguir defendiéndome ante la justicia Cass. Tenés que declarar lo que ellos esperan para que te dejen tranquila... Es la única manera de seguir tu vida.
- ¿Querés que me vaya entonces?
- No... Después de lo que pasó no estaría tranquilo, pero sos vos la que te querés ir ¿Querés que te secuestre de verdad?- Sonrío.
- No estaría mal.-

Me entusiasma un poco su respuesta.

- ¿Entonces?
- No lo sé.-

Suspira profundamente.
Nos quedamos un rato más en la terraza y después bajamos. Quise tomarla de la mano pero la sacó enseguida para sostener la manta.
Tal vez fue sólo eso pero me dio la sensación que volvía a tomar distancia.
Dejo mi frustración de lado para prepararle algo de comer.
Va a hacerlo aunque tenga que darle cucharada por cucharada como a un bebé.
Al principio de verdad tengo que prácticamente obligarla pero de a poco terminó todo lo que había en el plato.
Ya me siento un poco débil y lo nota. Generalmemte puedo aguantar varios días pero cuando me desplazo grandes distancias como hoy tengo que reponer fuerzas.
Será mejor que me vaya un rato antes para solucionarlo.

- Ya me voy.- Hace un gesto de contrariedad.
- ¿Y si hay una emergencia? Estoy desnuda...
- ¿Me tenías que recordar que no tenés nada bajo ese camisón?- Bromeo. Cass da vuelta los ojos.
- Mi ropa te va a quedar gigante. Te dejo algo por las dudas pero no la vas a necesitar. Acostate y cuando despiertes ya voy a estar acá.-

Casi son las seis de la mañana y sólo quiero volver a casa para ver como está.
Cuando entro todo está oscuro y en silencio.
No enciendo la luz porque no lo necesito y me acerco a la cama donde Cass duerme plácidamente.
Me siento en el suelo y acaricio su hombro y espalda por sobre el cubrecamas. Se mueve y quito mi mano, pero ella la toma antes de que alcance a retirarla completamente.
Se hace a un lado descubriendo un espacio de la cama para dejarme lugar y gira hacia la pared.
Quedo unos segundos en suspenso.
Finalmente quito mis zapatillas y mi remera que dejo sobre una silla y me acuesto a su lado mirando hacia el techo y con los brazos cruzados sobre mi pecho.
Me cuesta un poco conciliar el sueño pero finalmente lo hago.

Cassandra

Una tenue luz en la ventana me advierte que ya amaneció.
Quito mi brazo que siempre termina aferrándose a Fabro. Parece que tiene voluntad propia.
El duerme tranquilamente con sus brazos cruzados en el pecho.
Me resulta algo tétrico. Abre los ojos en ese instante y me descubre en ese gesto algo pavoroso.

Un pacto "Amor Y Sangre"  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora