37- Misión cumplida

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Fabrizzio

Ya todo está enviado.
Siento como si hubiera quitado de mi espalda una mochila con dos toneladas de pura roca.
Una sonrisa y fuertes latidos en mi pecho son sólo algunos de los signos de satisfacción por el triunfo a las puertas.
Por fin una vez los malos van a pagar. Una vez las cosas tenían que salir bien.
Guardo el microchip en un sobrefondo del bolso de Cass y voy a buscarla a la fiesta.
Tenemos que festejar.
Si guardo la evidencia es sólo para asegurarme  porque en Buenos Aires ya recibieron todos los datos. La policía federal y también Interpol están al tanto de todo.
Ya está.

Busco a Cass por todo el salón sin éxito, recorro las galerías, los balcones y salgo hacia el patio de la piscina donde hay algunas personas disfrutando la noche.
Me acerco a las escaleras y busco en la playa.

Está con Valhousen.
El muy desgraciado acaricia su cabello... E intenta besarla.
Mientras bajo las escaleras casi corriendo veo cómo mi chica lista esquiva al guanaco tomando algo del suelo.
Llego en el momento justo, se le está complicando mantenerlo lejos.

- Navarro...-

Giro y me encuentro al tipo que conocía a Marcos, y no viene sólo.
En unos segundos me encuentro rodeado.

- Buenas noches. ¿Algún problema?
- No creo...- Alguien se acerca al grupo. Viene hablando por teléfono.

- Detalles que definir en el auditorio amigos.-

Todos se giran a verlo y yo vuelvo a mirar hacia la playa buscando a Cass pero ya no la veo.
Me desespero.

- Tengo algo que hacer antes. Enseguida los alcanzo.
- Lo que tengas de hacer tendrá que esperar.- Me escoltan de manera amenazante.-

Tengo que pensar rápido. Creo que es conveniente ver que quieren. Confío en que Cass sabrá ubicar al tipo.
Aunque me retuerza por separarla de él cuanto antes no puedo actuar impulsivamente o echaré todo a perder.

- Vamos entonces.-

Ver que el auditorio está a oscuras enciende mis alarmas.
Alguien me empuja al centro y enseguida siento que me encañonan por atrás.

- Mutti si querés que tu mujercita siga respirando quedate quieto.-

Mierda. Nos descubrieron.

- Ella no tiene nada que ver.
- ¿No? ¿Quién es?
- No es nadie. Es una acompañante que contraté.
- ¿Una putita?- Respiro profundo para no perder el control. No tienen que saber que es Cassandra Barón.

- Sólo una acompañante. No les conviene que sospeche. Déjenla ir.
- Va a sospechar de todas maneras cuando desaparezcas.
- No si la llamo y le digo que ya no necesito sus servicios.-

Parece pensarlo. Se aleja un poco y hace una llamada. Miro a mi alrededor y hay al menos diez tipos armados. Todos apuntándome.
Saben qué soy. Puedo notarlo en sus ojos.
Intriga, zozobra y ansiedad.
¿Tantos tipos por un hombre común?
No.
Son concientes del ser en el  que me convirtieron.

- Llámala.-
Saco mi celular y marco el número de Cass. Ruego que entienda lo que voy a intentar decirle. Seguro todavía está con Valhousen y se puede ir todo a la mierda si no somos cuidadosos.

- Hola ¿Milena?

Cassandra

Valhousen me lleva de nuevo al hotel. Entramos por detrás al almacén que está tras la cocina de uno de los restaurantes.
Me hace sentar mientras atiende una llamada y sus tipos de seguridad me rodean.
Corta la llamada y se acerca. Me observa con una medio sonrisa.
Cuando suena mi celular él lo toma y me lo extiende.
- Contesta. Ponlo en altavoz.
- Pero...- Me quejo y enseguida soy amenazada por uno de sus guardias con un arma en mi cabeza.
Hago lo que me dice.

Un pacto "Amor Y Sangre"  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora