Cassandra
Salimos a recorrer un poco la zona y a hacer algunas compras.
La mañana pasa volando y después de cocinar juntos almorzamos temprano para estar a las dos de la tarde en el hospital militar.Cuando llegamos el doctor Quiroga nos está esperando y se lo ve tranquilo y optimista.
- Es un excelente paciente, diría sin exagerar que es el mejor que he tenido.- Se dirige a mi sonriendo y apoyando su enorme mano sobre el hombro de Fabro.
- Sólo hago lo que me piden porque quiero recuperarme lo antes posible.
- Exactamente eso. Pero aunque suena simple, muchos pacientes no lo entienden como tú.-Fabro se va con el doctor a realizar algunas pruebas de esfuerzo y unos análisis de sangre.
Mientras espero pacientemente, reflexiono en lo sucedido el último año.A pesar de mis dudas iniciales, debidas en gran manera a la cantidad de gente inescrupulosa con quien nos tuvimos que enfrentar, el doctor Quiroga es un claro ejemplo de que aún hay gente en la que se puede confiar... Como Marcos y Julia... Tuvimos suerte de encontrarnos con ellos. También en este último tiempo Ulises fue un gran compañero.
Quiero resaltar todo lo bueno para poder volver a tener el espíritu confiado y luminoso que solía tener.
Aunque también pude aprender a ser más cautelosa no quiero perder mi escencia.Salimos del hospital con buenas noticias porque Fabro ya no está anémico.
Por recomendación del cajero del supermercado, vamos al parque Metropolitano del lago también conocido como el parque de los novios.Es casi irreal ir de la mano con este hombre que me hace latir desenfrenadamente el corazón con sólo nombrarlo o pensar en él y más aún hacerlo a la luz del sol y sin mirar de reojo por si alguien nos sigue.
Cada par de pasos me mira, sonríe y planta algún beso tierno en mis labios, él también se ve ilusionado y feliz.- ¿Dónde estás atendiéndote?- Pregunta mientras besa el dorso de mi mano.
- En una clínica especializada en ginecología y obstetricia... Los Almos se llama.
- Va a ser colombiano.- Dice divertido.
- Asi parece.
- ¿Qué necesitás... o necesita?- Sacude la cabeza.- ¿Qué necesitan?
- Ya está todo bien planificado. La semana que viene entro en la semana treinta.
- ¿Adónde?- Río con ganas ante su cara de desconcierto.
- Quiero decir que cumplimos siete meses de embarazo.
- Ah... - Sonríe rascándose la cabeza.- Y eso... ¿Cómo lo llevás? ¿Estás tranquila?
- No.- Confieso.
- ¿No?
- Estoy ansiosa. Casi no duermo, salvo anoche que cuando caí me rendí como un angelito.- Lo miro con una sonrisa cómplice.
- Tendremos que repetir la terapia.- Propone.
- Mientras se pueda...
- Cuando no sea posible alternaremos con terapias menos invasivas...- Se ríe mientras revolea los ojos como imaginando posibilidades.
Me encanta verlo tan distendido, tan relajado. Es una faceta que no le conocía y que me enamora cada vez más.
Increíble.
De verdad no creía que fuera capaz de enamorarme asi.
Al final no era tan fría ni poco romántica como me decían, simplemente aún no lo había conocido a él. O mejor dicho no era el momento. Cada vez que pienso que jamás le presté atención hasta la madrugada previa a aparecerse en mi habitación no puedo entenderlo. Definitivamente tenía graves problemas de percepción.- ¿Qué?
- ¿Qué que?- Le contesto alzando ambas cejas.
- Estás demasiado pensativa.
- ¿De verdad?
- Si. ¿En que pensás?
- En vos...
- ¿Es algo malo?
- ¿Por qué algo malo?
- No sé, parecía.
- Me preguntaba hacia dónde estaba mirando que no te vi antes...- Sonríe y sus ojos tienen un brillo especial.
- Creo que hacia adentro.
- Tal vez.- Me cuelgo de su cuello y me pongo en puntas de pie.- Tengo que recuperar el tiempo perdido.- Sentencio seriamente y asalto su boca sorprendiéndolo. En dos breves segundos reacciona y toma el mando. Es algo avasallante pero me gusta. Apenas me suelta unos segundos para reiniciar con aire renovado. No hay rincón de mi boca que no explore y su lengua acaricia con una tormentosa cadencia que va nublando mis sentidos.
Me tiemblan las piernas.
Cuando al fin me separa un poco apenas logro sostenerme, pero de todas maneras él me tiene aún en sus brazos.
- Guau... eso estuvo...
- ¿Bien?- Su frente descansa en la mía y su pecho sube y baja como el mío.
- Muy bien.- Sacudo mi cabeza unos segundos. ¿Qué me pasa?
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Un pacto "Amor Y Sangre"
VampireUna mujer común. Un día normal. Un extraño encuentro que se repite y un hombre que pondrá su mundo de cabeza. Literalmente. ACLARACION: Esta historia transcurre principalmente en Argentina por lo que encontrarán modismos y distinta acentuación en al...