43- Largo y difícil

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Cassandra

Mientras camino hacia la salida escucho corridas y sonidos extraños. Fabro nunca había llegado al extremo de perder el control, a lo sumo había  caído en una extrema debilidad.
La abstinencia total de sangre evidentemente lo lleva a un límite que no habíamos conocido y preferiría que no revirtiera antes de que sufra de esta manera.

¿Y si no lo resiste?

A pesar de haberme alejado bastante en un momento escucho gritos que de verdad no se oyen como gritos humanos, sino como gruñidos y quejidos de algún animal herido.
Cruzo corriendo todos los pasillos que separan el área restringida del resto del hospital y bajo por un ascensor para pacientes.

Llego a la planta baja mareada y con náuseas.
Mamá y Julia se acercan preocupadas y entre las dos me llevan hasta las sillas de la sala de espera.
Julia saca pañuelos descartables y seca las lágrimas que no sabía que había derramado.

- ¿Qué pasó? ¿Fabro no despierta?
- Sí...- Sueno mi nariz y tomo aire.
- Cuando llegué estaba despierto y hablamos un rato.
- ¿Entonces?- Pregunta Julia impaciente.
- No se por qué el período de abstinencia ahora es más breve, pero aunque no pasó ni un día ya estaba casi sin fuerzas y finalmente tuvo un episodio horrible.

- ¿Un episodio de qué?-

Mamá no entiende de qué estoy hablando y recién caigo en cuenta que no conoce la historia completa.
Julia sale en mi rescate.

- Es que... convulsiona. Están tratando de encontrar la medicación justa.-

La miro agradecida. Lo último que necesito ahora es a mamá horrorizada al enterarse de la condición real de Fabrizzio, lo único que hará será intentar alejarme de él.

Mientras mamá va a la cafetería del hospital, Julia intenta entender la situación.

- ¿Entonces está peor que antes?
- No es que esté peor... Antes no habíamos intentado que sobreviva sin sangre, simplemente la conseguía.
- ¿Pero no es muy pronto para que reaccione así solo con unas horas de abstinencia? Llegó a estar más de dos días y nunca perdió el control.
- La diferencia la hicieron estas tres semanas internado aquí. Ya venía de un período largo de abstinencia y si bien la que le dieron ayer no fue mucha cantidad, fue suficiente para sanar las heridas pero no para fortalecerlo muchas horas más.
- Entonces habrá que seguir teniendo paciencia.-

Pienso que si resistió tres semanas con todas esas heridas, seguro ahora va a poder sobrellevarlo también.
Decido que voy a ser optimista.

Una voz desconocida me llama.

- ¿Cass?- Al voltear para ver quién me nombra reconozco a Luli, la hija de Fabro.

- Si, yo soy Cass. ¿Luli?
- Hola.- Sus grandes ojos me miran ansiosos.- ¿Viste a mi papá? ¿Sé despertó?
- Sí, se despertó. Ahora no se sentía muy bien pero seguro en un rato podremos verlo.-

En realidad no sé si será bueno que Luli entre a verlo todavía. Ya tengo miedo de lo que pueda pasar a medida que se extienda el tiempo de Fabro sin tomar sangre.

- ¿Nos van a avisar?
- Si. Seguramente nos van a avisar. ¿Estás sóla?
- Estoy con mamá.
- Ah...- Busco con la mirada pero no la veo.
- Ella está en la cafetería, nos encontramos con Paula y se quedaron conversando.-

Me imagino la escena de mi mamá y la ex de Fabro compartiendo un café y me parece de lo más raro.

Julia toma mi hombro.

- Voy con ellas. ¿Querés que te traiga algo?- Mi amiga se pone de pie para irse por el pasillo.
- No Julia, gracias.

Luli se sienta a mi lado.
Me parece mentira que esta jovencita sea hija de Fabro. ¿Sabrá que estamos juntos?

Un pacto "Amor Y Sangre"  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora