20- Estocolmo

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Fabrizzio


Esta noche voy a ir por el senador Remmbrant.
Después de la información que pude obtener de Marcos Navarro estoy seguro de que es el siguiente en jerarquía y por lo tanto debe tener acceso a más información.
Tanto Navarro como Martoniuk son "inversores" y es casi nula la información de la que disponen. En la organización hay diferentes estratos o niveles y ellos a pesar de ser generadores de ingresos no tienen prácticamente incidencia en la logia, solo tienen un interés económico.
¿Cómo lo sé?
Los tuve secuestrados casi dos días.
Aún yo me sorprendo hasta donde me llevaron a actuar estos delincuentes. No tuve alternativa porque me acorralaron.
Ya no se trata solo de lo que experimentaron con mi cuerpo, llevándome al borde de la muerte, sino que ahora también soy buscado como un asesino y un secuestrador. Para esto último ahora sí califico.
Me conviertieron no sólo en vampiro sino en secuestrador.
De todas maneras tengo mis límites. No los lastimé. Al menos no físicamente. Un poco locos los volví...
Navarro fue el menos resistente y del que obtuve mayor información. Martoniuk no sé bien si es más duro de roer o no sabía mucho en realidad.
Por lo menos pude verificar puntos en común sobre los  que voy a ir basando el resto de la investigación.

Estoy tratando de dejar a Cass al margen de todo.
Me dejó pensando mucho lo que dijo su mamá en la televisión... tal vez no sea tarde para que al menos ella quede limpia de toda esta porquería y retome su vida normal.

Pero me cuesta mucho mantener la distancia.
Lo que más me ayuda a hacerlo es pensar que en realidad ella nunca me hubiese mirado en otras circunstancias. Me consta.
No es como si fuéramos el uno para el otro separados por la adversidad.
Al contrario, la adversidad nos unió de alguna manera y por eso pasaron algunas cosas entre nosotros.
No puedo ser tan perverso de hundirla conmigo.
Aunque me duela alejarla ya tengo un plan perfecto para despegarla de esta historia nefasta.
Primero tengo que lograr llegar hasta Jaime Remmbrant pero no va a ser fácil porque tiene siempre mucha gente a su alrededor.
Esta noche voy a ir al gimnasio donde entrena. Tengo que camuflarme en la zona de vestuarios y aprovechar cuando vaya a cambiarse.
Escribo mi estrategia de entrada para no dejar nada al azar.

Cass está cocinando y no puedo evitar mirarla cada vez que ella está distraída en sus cosas.
Pronto no compartiremos más estas pequeñas situaciones cotidianas y aunque me provoca cierta angustia sé que es lo mejor.
No sé hasta dónde es sentido común y hasta dónde es cobardía pero no puedo intentar nada con ella.
Mas allá de eso no me olvido que la besé. En realidad nos besamos. Quiero retener en mi memoria ese día en el que me creí invencible.
A medida que todo se fue complicando fui perdiendo reacción y llegué a la conclusión que es mejor así.
Me puse en el lugar de su madre y de verdad la entiendo.
Sus palabras desesperadas en un programa de televisión retumban en mi mente:

"Ese psicópata tiene a mi pobre hija bajo los efectos del Síndrome de Estocolmo"

Seguro debe ser así. Todo empezó contra su voluntad. Yo la presioné para que me ayudara y de alguna manera secuestré su voluntad.
La empatía, piedad o como sea que se llame el sentimiento es lo que motivó a Cass a caer en esta historia que no es justa para nadie pero menos para ella.
Vuelvo a mirarla y se queda mirándome. Trato de disimular y sigo en lo mío.
Sin embargo algo oprime mi pecho al pensar en mis siguientes pasos.
Vuelvo a anotar"Remmbrant"
y más abajo "Liberación de Cass".

Cassandra

Ya pasaron dos semanas desde la cirugía y no tengo prácticamente ningún dolor, aunque sé que la cicatrización total interna lleva hasta dos meses.
Fabro se ocupa de mi y de lo que pueda necesitar. A pesar de mis temores se aventuró hasta mi casa para dejarle una nota a mi mamá que yo misma escribí para ella, explicándole que las cosas no son como parecen y sobre todo que me encuentro bien.
Tratamos de no mirar las noticias porque durante casi toda la primer semana fue una tortura constante. No se hablaba de otra cosa y lo peor es que sólo se decían barbaridades.
La gota que rebalsó el vaso fue la imagen de mi mamá a los gritos pidiendo que atrapen al criminal que me tenía secuestrada y que le den cadena perpetua. Oírla decir que era un psicópata que me tenía bajo el síndrome de Estocolmo* fue muy chocante, sobre todo porque él estaba a mi lado viendo todo eso y la verdad es que en estas semanas se mantuvo tan distante que no sé cómo están las cosas entre nosotros. Creo que en realidad no están. Simplemente no hay nada.

Lo sorprendo pensando mucho y siempre está escribiendo notas en un tipo de diario que usa desde que estamos auto-exiliados y no dispone de su computadora personal.
Los primeros días creí que me protegía de más preocupaciones porque estaba convalesciente, pero ya estoy muy bien y no logro que me tenga al tanto de lo que hace.
El único momento en el que lo siento cerca mío es cuando cree que duermo y se pasa horas acariciando mi cabello. Trato de no dormirme para disfrutar aunque sea de ese momento robado en el que parezco importarle.
No quiero ser injusta. Él está siempre preocupado en lo que necesito y en cómo estoy pero no demuestra sus emociones, mantiene mucha distancia salvo en las ocasiones que mencioné.
No soy una mujer audaz. A decir verdad soy insegura en lo que respecta a los hombres. Más que insegura diría cautelosa, pero no es eso lo que me frena con Fabrizzio, es su actitud.
Pero no voy a tener más opción que ir de frente y encarar el tema. Yo creo que juntos podemos hacerle frente a lo que sea, pero juntos intelectual, emocional y físicamente, porque la tensión en el ambiente cuando estamos juntos es palpable y creo que sólo la podemos descontracturar con franqueza, siendo sinceros.
Por ejemplo ahora, estoy cocinando y el está en el comedor escribiendo.
Siento su mirada sobre mi y cuando giro a verlo continúa escribiendo. Parecemos chicos de cuarto grado.
Termino de picar cebolla y mis ojos lloran por la acidez que desprenden sus capas.

- Fabro ¿Me servís un poco de agua por favor? Dicen que si al picar cebolla te ponés un trago de agua en la boca no se irritan tanto los ojos.
- Enseguida te sirvo.- Se pone de pie y se acerca por detrás. La cocina es apenas un pasillo ancho que sobresale a un lado del comedor y para tomar un vaso de la alacena debe pasar un brazo por encima mío. Y ahí empezamos de nuevo... roce y tensión. Mucha tensión.
- Perdón...
- Está bien.-
Sirve agua fresca que saca de la heladera y me la alcanza.
- Mis manos están manchadas... acercame el vaso.-
Fabro acerca suavemente el vaso a mis labios y lo inclina para que beba. Lo miro a los ojos y esquiva mi mirada. Apenas se derraman unas gotas y sin pensar con un dedo las limpia del borde de mi labio inferior.

Eso fue sexy.

Suelto el cuchillo y limpio mis manos en el ridículo  delantal que llevo puesto.
Le hago señas con una mano para que espere un instante. Hago dos buches con el agua y la trago. Fabro me mira expectante porque no lo dejo ir.
- Una cosa más...-
Me observa pensando en qué cosa le pediré para la irritación de mis ojos,  cuando tiro de él y lo beso.
Es apenas un tierno y casto beso. Sólo un poco de fricción de labios para atrapar los suyos entre los míos.
Se queda mirándome con la boca aún entreabierta.
Suspira y vuelve a sentarse con sus notas.

Soy una idiota.

*Síndrome de Estocolmo:
Trastorno psicólogico temporal que aparece en la persona que ha sido secuestrada y que consiste en mostrarse comprensivo y benevolente con la conducta de los secuestradores e identificarse progresivamente con sus ideas, ya sea durante el secuestro o tras ser liberada.

Un pacto "Amor Y Sangre"  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora