58- Controles

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Cassandra

Cenamos temprano y bañamos juntos a Augusto. Los dos estamos tristes pero no hablamos de eso.
No es sólo el viaje, es no saber por cuanto tiempo será.

Mientras limpio el lío que hicimos, Fabro va a acostar al bebé y le dejo ese momento padre e hijo que no se repetirá por unos días o más tardar un mes... eso quiero creer. Y esa es mi fecha límite estimada, ya que cumplido ese plazo, aunque él no lo sepa, pienso volar a Colombia con nuestro hijo para acompañarlo.

Nos reunimos en el sillón y permanecemos un buen rato abrazados en silencio.

- En este lugar fue donde te conté todo...- Recuerda.
- Cómo olvidarme. Me sentaste en ese sillón de enfrente y me tiraste tanta información que no alcancé a digerirla... ese fue el primer día que confiaste en mi.
- Necesitaba hacerlo, no sé qué hubiera sido de mi sin vos.
- Y al principio me querías echar... "Desaparece de mi vista y agradece tu buena estrella. Probablemente no se repita."- Digo imitando su voz y eso lo hace reir. Me encanta cuando ríe.

- No podía creer tu audacia. Y tenía miedo de lo que pudiera hacer, no me hubiera perdonado lastimarte.
- Creo que en el fondo sentía que no me lastimarías.
- ¿No tenías miedo?
- Sí tenía. Mucho. Pero algo me impulsaba a acercarme.
- ¿Curiosidad? ¿Caridad?
- Tal vez. Pero me enamoré tanto y tan rápido...-

No puedo describir su expresión. Es algo así como sorpresa y fascinación.

- ¿Cuándo?
- Creo que el día que me golpearon, me curaste y me permitiste quedarme acá fue cuando me di cuenta de que me pasaban demasiadas cosas, aunque...
- ¿Aunque...?- Me da algo de pudor decirlo.
- El día que tomamos las primeras notas en la mesa del comedor... luego de que te encontré siguiendo a Luli bajo la lluvia...
- Si, "ese día".- Dice bajando la mirada recordando seguramente la locura que estuvo a punto de hacer.
- Ese día mientras tomábamos notas de tu historia clínica no podía dejar de pensar en lo lindo que eras.- Río por su expresión feliz.
- Y yo miraba tus labios y temía que me creyeras un baboso pero yo ya venía perdido por vos hacía rato.
- Me gusta como resultó todo.
- Todavía faltan algunos detalles pero vamos bastante bien.
- ¿Algunos detalles?
- Ya estás perfecta para usar un vestido de novia...- Tomo sus manos y lo beso feliz.
- Si. Yo creo que sí. Cuando vuelvas organizamos la boda.

Abre su boca y la vuelve a cerrar. Me doy cuenta que quiere decirme algo y no lo hace.

- ¿Sí...?- Lo invito a hablar y niega con la cabeza sonriendo nervioso.
- ¿Qué pasa?
- Benjamín... ¿Viene seguido?
- Cuando volvimos vino a saludarme y desde que nació Augusto pasa todos los días un ratito... ¿Te molesta?
- Me llama la atención que pase siempre cuando no estoy y que no me hayas contado la verdad también me parece raro.
- No le di importancia, además es tu amigo.
- No es mi amigo, somos conocidos.
- Pero él te iba a ayudar conmigo, nos iba a acercar...- Le recuerdo sorprendida por su reacción. Si bien no se ve enojado, está visiblemente incómodo con la situación.

- Más o menos. Él a último momento cambió algunos términos...
- ¿Cómo?

Fabro me cuenta acerca del cambio de actitud de Benja antes de su cumpleaños y no lo puedo creer.

- Fue así. Te lo juro.
- No necesitás jurarlo, te creo.
- ¿Notaste algo extraño?
- Ahora que lo decís... puede ser.
- ¿Qué cosa?
- En realidad nada específico sino actitudes, comentarios...
- ¿Comentarios?- Enseguida me arrepiento de haberlo dicho.
- No sé, como que es muy inmaduro...- Cambio de rumbo.
- Dijiste comentarios.
- En realidad quise decir que es como esos adolescentes que sólo buscan llamar la atención.- Tengo miedo de su reacción si le cuento que varias veces lo dejó mal parado encontrándole defectos a él y a nuestra relación. De verdad creí que como amigo quería ayudar pero al no tener idea real de lo que había pasado no comprendía, pero es obvio que no fue así.

Un pacto "Amor Y Sangre"  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora