21- Pacto y resistencia

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Fabrizzio

Tengo que recurrir a mi fuerza de voluntad para no reaccionar.
No sé cómo lo logro pero acá me encuentro otra vez con mis notas como si el mundo no se me hubiera dado vuelta con ese simple contacto.
Mi corazón golpea tan fuerte que si estuviera un poco más cerca podría notarlo.
Pero sigue cocinando. Me ignora y no la culpo. Ella cree que siente algo por mi y que yo la rechazo, cuando en realidad la protejo de un sentimiento que no es real. Ya lo comprenderá cuando pase un poco de tiempo.

Cenamos en silencio y mientras lavo la vajilla Cass se va a dar un baño.
Ni bien termino y antes de que pueda salir de la ducha, salgo. Voy por mi objetivo de la noche con un adicional.
Acorralar al senador Remmbrant y alejarme de Cass. Sé mis límites y hace rato los pasé. No sé todavía cómo lo hago, tal vez sólo pensarla en peligro me ayuda a mantenerme frío. O casi. Al menos la mente fría para dominar el resto de mi persona.

En la semana me anoté en el gimnasio con un nombre falso.
Mi aspecto es muy diferente al de siempre. Sin barba, diferente color de cabello y no sé por que un poco más delgado, tal vez sea algo de anorexia nerviosa o falta de adaptación a mi nueva alimentación. El caso es que me veo diferente a la foto que circula por ahí.
Hasta ahora no he tenido inconvenientes porque no me muevo en los lugares por los que acostumbraba frecuentar.
Tengo una buena vista desde el banco donde estoy haciendo mis abdominales.
Debo regular mi fuerza para no llamar la atención. Es increíble la facilidad con la que logro hacer cosas que antes requerían tanto esfuerzo.
Remmbrant está entrando  al gimnasio en este momento. Viene sólo.
Su seguridad aguarda en el auto.

Después de poco más de una hora se retira a la zona de duchas.
En unos minutos hago lo mismo.
Escucho el sonido del agua caer. No hay nadie más.
Por suerte a esta hora la concurrencia al gimnasio es mínima. Me quedo entre las dos columnas del siguiente cubículo.
Cuando pasa en frente mío me abalanzo sobre él y clavando mis colmillos en su cuello logro inmovilizarlo con el efecto anestésico que descubrí hace unos días.
La confusión dura unos segundos que son suficientes para cargarlo y sacarlo de allí a una velocidad tal que la retina humana no alcanza a vernos.

Mientras corro hacia el galpón que estoy utilizando como guarida, recupera la conciencia pero sigue tan aturdido por la velocudad que llevamos que creo que se desmaya.
Llegamos y procedo a atarlo con fuertes cuerdas en una silla. Lo amordazo y me siento frente a él esperando que despierte.
Cuando lo hace sus ojos parecen salirse de sus órbitas. Eso que aún no le mostré mis colmillos.

- Vas a escucharme bien. Después tendrás tu turno de hablar.
Sé acerca de la organización. Sé lo que hicieron conmigo y también que el doctor Costa era solo una pieza en un tablero muy grande.
Si algo aprecias tu vida vas a completarme el cuadro.-
Le quito la mordaza.
- No sé de qué estás hablando...
- No me hagas tener que graficártelo de una manera dolorosa.- Dejo asomar mis colmillos de manera amenazante. No se sorprende demasiado pero sus manos presionan los bordes de los apoyabrazos de la silla donde está atado.
- Si me lastimas vas a empeorar tu situación. Te están buscando.-
Sonrío sarcásticamente.
- ¿De verdad crees que podría complicarse aún más?- Me alzo de hombros.
- Si me acusan de asesinar a Costa injustamente ¿Qué más da asesinar a un senador? No tengo nada que perder...
- Pero tampoco ganarías nada.
- ¿Quién sabe?- Comienzo a caminar a su alrededor.- Quizá saciar un poco mi sed de venganza.
- Sólo te puedo dar algunos nombres.- Percibo el miedo en el timbre de su voz.
- Todo el cuadro no lo tengo, pero lo que sé puedo decírtelo.
- Te escucho.
- ¿Si te lo digo me vas a dejar ir?- Me hace reír. Odio que me subestimen.
- Por supuesto. Sólo después de verificar que tus datos sean reales.
- Máximo Costa era quién dirigía el laboratorio del Sur. Ya enviaron a otro en su reemplazo pero aún no sé su nombre.
-¿Quién lo mató?
- No lo sé. Seguramente ellos.
-¿Quiénes son ellos?
- De verdad no lo sé. Yo estaba subordinado a Costa. Ahora estoy esperando que el nuevo al mando se contacte conmigo.
- ¿Cómo es el contacto? ¿Te llaman?
- Generalmente se comunican por mail.-

Un pacto "Amor Y Sangre"  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora